Pregunta
¿Qué significa el Salmo 137:9 cuando dice: "Bienaventurado será el que tome y estrelle tus pequeños contra la peña"?
Respuesta
El Salmo 137:9 se encuentra en uno de los salmos imprecatorios (o salmos precatorios) que hablan de la violencia contra los enemigos de Dios. Ese versículo dice: "Bienaventurado será el que tome y estrelle tus pequeños contra la peña". "Imprecar" significa "desear el mal", y las oraciones imprecatorias de la Biblia nos parecen extrañas o incorrectas hoy en día. Es importante comprender el contexto de este versículo y otros similares. El trasfondo es el pueblo judío invocando a Dios para que se vengue de sus enemigos militares.
El Salmo 137 se encuentra en el contexto del exilio judío en Babilonia (Salmo 137:1), donde fueron llevados como esclavos después de que los babilonios incendiaran la ciudad de Jerusalén. A los judíos en el exilio se les dijo entonces: "Cántennos alguno de los cánticos de Sión" (Salmo 137:3), lo que añadió más humillación y frustración a un pueblo derrotado.
El salmista recuerda tanto las desgracias de los edomitas (que saquearon Jerusalén) como las de los babilonios que destruyeron su capital. Llega a dos conclusiones para terminar el salmo. En primer lugar, dice: "Bienaventurado el que te devuelva el pago con que nos pagaste" (Salmo 137:8). Este grito de venganza deseaba la destrucción de sus enemigos.
Luego, en el versículo 9, el salmista añade más detalles a este grito de venganza, afirmando: "Bienaventurado será el que" mata a los niños de sus enemigos. El deseo se expresa de forma gráfica, pero es simplemente un llamamiento a la destrucción de toda la nación, la nación que había esclavizado a los judíos, matado a sus bebés y destruido su ciudad. La destrucción de Babilonia fue expresamente predicha en Isaías 13:16, y al hacer referencia a esa predicción, el salmista puede querer decir que los hombres que fueron instrumentos de Dios para cumplir esa profecía serían felices al hacer Su voluntad.
Si tenemos en cuenta que los salmos son cánticos que expresan emociones intensas, una afirmación como "Bienaventurado será el que tome y estrelle tus pequeños contra la peña" no debería escandalizarnos. El autor no pretendía salir a matar bebés, sino que deseaba justicia, lo que requería la muerte de sus enemigos. Incluso hoy en día, quienes han perdido a seres queridos a manos de otros desean comprensiblemente la muerte de quienes cometieron el crimen.
Debemos tener cuidado de interpretar el Salmo 137 en su contexto histórico y aplicarlo adecuadamente en relación con el consejo completo de las Escrituras. Es un deseo humano normal ver que se haga justicia y que los enemigos sean derrotados. Sin embargo, Romanos 12:17-19 nos manda: "Nunca paguen a nadie mal por mal. Respeten lo bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto de ustedes dependa, estén en paz con todos los hombres. Amados, nunca tomen venganza ustedes mismos, sino den lugar a la ira de Dios, porque escrito está: Mía es la venganza, Yo pagaré, dice el Señor". El Salmo 137 no es una oración egoísta para pedir venganza personal. Es una súplica para que Dios intervenga en los asuntos de los hombres para mantener Su pacto y corregir todos los males.
El Salmo 137 se encuentra en el contexto del exilio judío en Babilonia (Salmo 137:1), donde fueron llevados como esclavos después de que los babilonios incendiaran la ciudad de Jerusalén. A los judíos en el exilio se les dijo entonces: "Cántennos alguno de los cánticos de Sión" (Salmo 137:3), lo que añadió más humillación y frustración a un pueblo derrotado.
El salmista recuerda tanto las desgracias de los edomitas (que saquearon Jerusalén) como las de los babilonios que destruyeron su capital. Llega a dos conclusiones para terminar el salmo. En primer lugar, dice: "Bienaventurado el que te devuelva el pago con que nos pagaste" (Salmo 137:8). Este grito de venganza deseaba la destrucción de sus enemigos.
Luego, en el versículo 9, el salmista añade más detalles a este grito de venganza, afirmando: "Bienaventurado será el que" mata a los niños de sus enemigos. El deseo se expresa de forma gráfica, pero es simplemente un llamamiento a la destrucción de toda la nación, la nación que había esclavizado a los judíos, matado a sus bebés y destruido su ciudad. La destrucción de Babilonia fue expresamente predicha en Isaías 13:16, y al hacer referencia a esa predicción, el salmista puede querer decir que los hombres que fueron instrumentos de Dios para cumplir esa profecía serían felices al hacer Su voluntad.
Si tenemos en cuenta que los salmos son cánticos que expresan emociones intensas, una afirmación como "Bienaventurado será el que tome y estrelle tus pequeños contra la peña" no debería escandalizarnos. El autor no pretendía salir a matar bebés, sino que deseaba justicia, lo que requería la muerte de sus enemigos. Incluso hoy en día, quienes han perdido a seres queridos a manos de otros desean comprensiblemente la muerte de quienes cometieron el crimen.
Debemos tener cuidado de interpretar el Salmo 137 en su contexto histórico y aplicarlo adecuadamente en relación con el consejo completo de las Escrituras. Es un deseo humano normal ver que se haga justicia y que los enemigos sean derrotados. Sin embargo, Romanos 12:17-19 nos manda: "Nunca paguen a nadie mal por mal. Respeten lo bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto de ustedes dependa, estén en paz con todos los hombres. Amados, nunca tomen venganza ustedes mismos, sino den lugar a la ira de Dios, porque escrito está: Mía es la venganza, Yo pagaré, dice el Señor". El Salmo 137 no es una oración egoísta para pedir venganza personal. Es una súplica para que Dios intervenga en los asuntos de los hombres para mantener Su pacto y corregir todos los males.