Pregunta

¿Qué significa Efata en la Biblia?

Respuesta
Efata es una palabra aramea (o siríaca) que aparece una sola vez en el Nuevo Testamento, en Marcos 7:34. El mismo Marcos nos da el significado de la palabra: "sé abierto". Jesús pronunció esta palabra cuando sanó a un hombre sordo que además tenía dificultad para hablar. Marcos, más que los otros evangelistas, se preocupó por registrar las palabras exactas que Jesús dijo. El hecho de conservar expresiones literales de Jesús muestra la influencia de Pedro, testigo presencial, en la redacción del evangelio de Marcos.

Jesús estaba viajando por la región de Decápolis cuando algunas personas le llevaron a un hombre "sordo y tartamudo" (Marcos 7:32). Jesús tomó al hombre aparte, "lejos de la gente", y puso Sus dedos en los oídos del hombre (versículo 33). Luego escupió y tocó la lengua del hombre con la humedad. Jesús no necesitaba realizar tales acciones físicas—en otros milagros simplemente pronunciaba una palabra (por ejemplo, Mateo 8:8, 13)—, pero en este caso eligió hacerlo de esta manera.

Después de tocar los oídos y la lengua del hombre, Jesús "levantando los ojos al cielo, gimió, y le dijo: Efata" (Marcos 7:34). Al levantar la vista, Jesús mostraba Su conexión con el Padre, en cuyo nombre actuaba. El gemido de Jesús reflejaba Su profunda compasión por la situación del hombre y Su dolor por el pecado en el mundo y sus tristes consecuencias.

Cuando Jesús dijo: "Efata", el resultado fue inmediato: "Al momento fueron abiertos sus oídos, y se desató la ligadura de su lengua, y hablaba bien" (Marcos 7:35). Jesús ordenó entonces al hombre que no contara a nadie acerca de la sanidad (versículo 36). Sin embargo, el hombre utilizó su recién recuperada capacidad de hablar para difundir la noticia. La gente quedó "completamente asombrada" (versículo 37, NTV) y alababan a Dios diciendo: "Todo lo que él hace es maravilloso. Hasta hace oír a los sordos y da la capacidad de hablar al que no puede hacerlo" (versículo 37, NTV).

Es interesante notar que Jesús rara vez sanaba a las personas de la misma manera. A veces simplemente hablaba (Mateo 12:13). Otras veces ponía las manos sobre ellas y las sanaba (Lucas 13:10–13). En una ocasión escupió en el suelo, hizo lodo y lo aplicó en los ojos de un ciego (Juan 9:6–7), y en otra sanó a un leproso tocándolo y hablándole (Marcos 1:41–42). Los detalles de cada milagro varían ligeramente. La variedad de métodos que Jesús usó elimina la idea de confiar en una técnica o procedimiento específico. La sanidad no es el resultado de un talismán, hechizo o ritual. La sanidad proviene del poder de Dios.