Pregunta
¿Por qué Moisés envió a doce espías a la Tierra Prometida?
Respuesta
Antes de que los israelitas entraran en Canaán, la Tierra Prometida, se acercaron a Moisés con el deseo de "[enviar] hombres delante de nosotros, que nos exploren la tierra, y nos traigan noticia del camino por el cual hemos de subir y de las ciudades a las cuales entraremos" (Deuteronomio 1:22, NBLA). Moisés aprobó la idea (versículo 23), y Dios confirmó que era Su voluntad, diciendo a Moisés: "Tú mismo envía hombres a fin de que reconozcan la tierra de Canaán, que voy a dar a los israelitas. Enviarás un hombre de cada una de las tribus de sus padres, cada uno de ellos jefe entre ellos" (Números 13:2, NBLA). Al enviar a estos doce hombres en una misión de reconocimiento, Moisés estaba claramente buscando dirección de parte del Señor y obedeciendo Su guía.
En su papel como líder militar, Moisés buscaba cumplir varios objetivos al enviar a los doce espías a Canaán. Les pidió recopilar información sobre lo siguiente:
⁃ si el pueblo que habitaba allí era fuerte o débil, pocos o muchos (Números 13:18)
⁃ si la tierra era buena o mala (Números 13:19)
⁃ si las ciudades eran campamentos abiertos o fortalezas
⁃ si la tierra era rica o pobre (Números 13:20)
⁃ si había bosques en el lugar
Finalmente, Moisés pidió que trajeran de vuelta algo del fruto de la tierra para mostrarlo (Números 13:20).
Los espías hicieron lo que Moisés pidió y regresaron con un informe: "Fuimos a la tierra adonde nos enviaste; ciertamente mana leche y miel, y este es el fruto de ella" (Números 13:27, NBLA). Probablemente Moisés sonrió al ver el fruto y escuchar estas buenas noticias, sabiendo que animarían al pueblo mientras se preparaban para la conquista. Sin embargo, los espías no terminaron allí. También presentaron un informe desalentador, hablando de los gigantes que habitaban Canaán y de las ciudades fuertemente fortificadas, como si los israelitas no tuvieran ninguna oportunidad. Solo dos espías, Caleb y Josué, confiaron en que Dios les daría la victoria (Números 14:6–9).
Dios había ordenado a Moisés enviar a los doce espías para que los israelitas estuvieran preparados para la batalla en la tierra—por eso Moisés buscó información sobre el pueblo, las ciudades y el terreno. Aunque Dios sería quien pelearía las batallas, ellos debían hacer su parte: avanzar con fe. Desde mucho antes, Dios había prometido darles la tierra de Canaán como herencia (Éxodo 6:4, 8). Les aseguró una victoria total, si confiaban en Él: "Pues Mi ángel irá delante de ti y te llevará a la tierra del amorreo, del hitita, del ferezeo, del cananeo, del heveo y del jebuseo; y los destruiré por completo" (Éxodo 23:23, NBLA).
Aunque solo dos espías trajeron un buen informe sobre Canaán, Moisés actuó en obediencia a Dios al enviarlos. Se obtuvo información valiosa sobre la tierra, y también se reveló lo que había en el corazón del pueblo de Israel.
En su papel como líder militar, Moisés buscaba cumplir varios objetivos al enviar a los doce espías a Canaán. Les pidió recopilar información sobre lo siguiente:
⁃ si el pueblo que habitaba allí era fuerte o débil, pocos o muchos (Números 13:18)
⁃ si la tierra era buena o mala (Números 13:19)
⁃ si las ciudades eran campamentos abiertos o fortalezas
⁃ si la tierra era rica o pobre (Números 13:20)
⁃ si había bosques en el lugar
Finalmente, Moisés pidió que trajeran de vuelta algo del fruto de la tierra para mostrarlo (Números 13:20).
Los espías hicieron lo que Moisés pidió y regresaron con un informe: "Fuimos a la tierra adonde nos enviaste; ciertamente mana leche y miel, y este es el fruto de ella" (Números 13:27, NBLA). Probablemente Moisés sonrió al ver el fruto y escuchar estas buenas noticias, sabiendo que animarían al pueblo mientras se preparaban para la conquista. Sin embargo, los espías no terminaron allí. También presentaron un informe desalentador, hablando de los gigantes que habitaban Canaán y de las ciudades fuertemente fortificadas, como si los israelitas no tuvieran ninguna oportunidad. Solo dos espías, Caleb y Josué, confiaron en que Dios les daría la victoria (Números 14:6–9).
Dios había ordenado a Moisés enviar a los doce espías para que los israelitas estuvieran preparados para la batalla en la tierra—por eso Moisés buscó información sobre el pueblo, las ciudades y el terreno. Aunque Dios sería quien pelearía las batallas, ellos debían hacer su parte: avanzar con fe. Desde mucho antes, Dios había prometido darles la tierra de Canaán como herencia (Éxodo 6:4, 8). Les aseguró una victoria total, si confiaban en Él: "Pues Mi ángel irá delante de ti y te llevará a la tierra del amorreo, del hitita, del ferezeo, del cananeo, del heveo y del jebuseo; y los destruiré por completo" (Éxodo 23:23, NBLA).
Aunque solo dos espías trajeron un buen informe sobre Canaán, Moisés actuó en obediencia a Dios al enviarlos. Se obtuvo información valiosa sobre la tierra, y también se reveló lo que había en el corazón del pueblo de Israel.