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Pregunta: "¿Qué es el Día del Juicio Final?"

Respuesta:
El Día del Juicio es el día del juicio final de Dios sobre la humanidad pecaminosa. Hay varios pasajes en las Escrituras que se refieren al juicio final después de la muerte al final de los tiempos cuando todos se presentarán ante Dios y Él dará el juicio final sobre sus vidas.

La Biblia nos advierte del Día del Juicio. El profeta Malaquías escribió, "Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho el Señor de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama". (Malaquías 4:1). Juan el Bautista habló de la necesidad de "huir de la ira venidera" (Lucas 3:7). Pablo escribió a los no arrepentidos: "Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, el cual pagará a cada uno conforme a sus obras'" (Romanos 2:5-6; cf. Salmo 62:12). El Día del Juicio es algo seguro.

Las Escrituras registran varias veces cuando Dios juzgó a las personas y a las naciones. Por ejemplo, Isaías 17-23 es una serie de juicios pronunciados contra Damasco, Egipto, Cush, Babilonia, Egipto, Arabia, Jerusalén y Tiro. Estos juicios específicos sirven para anticipar el juicio venidero (Isaías 24 describe el juicio de Dios sobre el mundo entero). Con frecuencia hay un juicio temporal sobre el pecado que tiene lugar en esta vida, sin embargo, el juicio final ocurrirá al final de los tiempos. Apocalipsis 19:17-21 registra una gran batalla en la que los enemigos de Dios son masacrados (y esta puede ser la imagen en la que la mayoría de la gente piensa cuando consideran el Día del Juicio). Sin embargo, esto es sólo un juicio temporal sobre las personas vivas en el momento de la gran batalla. El juicio final incluirá a todos los que alguna vez vivieron y entregará a la gente a su destino final.

Apocalipsis 20:11-15 contiene una de las descripciones más vívidas del Día del Juicio: "Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego".

En este pasaje, vemos que Dios es el juez final. De acuerdo con Jesús, es el Hijo quien dará el juicio final, por lo tanto, debe ser Él quien se siente en el trono (Juan 5:16-30; cf. Apocalipsis 7:17).

Además, vemos que este juicio es completo. Se trata de todos los que alguna vez murieron, pequeños y grandes (importantes e insignificantes). Nadie escapa al Día del Juicio.

La sentencia del Día del Juicio se lleva a cabo de acuerdo a lo que las personas han hecho en sus vidas — son juzgadas de acuerdo a sus obras. Una persona no será juzgada de acuerdo a lo que otros hicieron o no hicieron; él permanece solo en el juicio, responsable de sus propias acciones.

Aunque el juicio se basa en las obras, no es una ponderación de las buenas acciones contra las malas. En última instancia, nuestra entrada en el cielo o el infierno se basa en que nuestros nombres estén o no registrados en el libro de la vida. Aquellos que no estén registrados en el libro de la vida serán arrojados al lago de fuego. Apocalipsis 21:27 reitera que sólo aquellos cuyos nombres están escritos en el Libro de la Vida del Cordero entrarán en el nuevo cielo y la nueva tierra.

En vista de lo mucho que está en juego (el destino eterno), sería conveniente asegurarse con antelación de estar preparado para el Día del Juicio Final. ¿Cómo puede un pecador culpable (y todos somos culpables) tener su nombre escrito en el Libro de la Vida del Cordero y presentarse ante Él en el juicio final y ser declarado "no culpable"? ¿Cómo puede justificarse un pecador ante un Dios santo y justo y evitar Su ira? La Biblia nos da una clara respuesta.

"Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo" (Romanos 5:1). La persona que tiene fe en Cristo ya ha sido juzgada. Esa persona ha sido justificada, es decir, declarada justa, por Dios mediante la perfecta obra de Cristo a su favor. Es como si el juicio final que hubiera ocurrido en el Día del Juicio ya hubiera sido pronunciado. Todos los que tienen fe en Cristo son declarados justos, y sus nombres están escritos en el Libro de la Vida del Cordero. No tienen nada que temer en el Día del Juicio porque su castigo ya fue llevado por Cristo en la cruz (Romanos 8:1). Para los que tienen fe en Cristo, el Día del Juicio será el día de la salvación final cuando sean rescatados de todos los efectos adversos del pecado (Malaquías 4:2-3).

"Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio, así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan" (Hebreos 9:27-28).

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