Pregunta
¿Qué significa que Jesús descendió a las profundidades de la tierra (Efesios 4:9)?
Respuesta
Pablo menciona el descenso de Jesús a "las profundidades de la tierra" en Efesios 4. El pasaje dice: "Esta expresión: "Ascendió", ¿qué significa, sino que Él también había descendido a las profundidades de la tierra? El que descendió es también el mismo que ascendió mucho más arriba de todos los cielos, para poder llenarlo todo" (Efesios 4:9-10, NBLA). El significado de "las profundidades de la tierra" está abierto a diversas interpretaciones.
El enfoque de Efesios 4 es la unidad en el cuerpo de Cristo. Para mantener la unidad y la paz dentro de la iglesia, los creyentes deben vivir "de una manera digna de la vocación con que han sido llamados. Que vivan con toda humildad y mansedumbre, con paciencia, soportándose unos a otros en amor" (Efesios 4:1-2, NBLA). Después de todo, solo hay "un solo cuerpo y un solo Espíritu...una misma esperanza...un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos" (versículos 4-6, NBLA).
Los miembros de la iglesia han recibido dones de Dios: "Pero a cada uno de nosotros se nos ha concedido la gracia conforme a la medida del don de Cristo" (Efesios 4:7). Los dones espirituales llegaron después de la ascensión de Cristo al cielo: "Cuando ascendió a lo alto, llevó cautivo un gran número de cautivos, y dio dones a los hombres" (versículo 8, NBLA). Y se identifica la razón de los dones: "a fin de capacitar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo" (versículo 12, NBLA).
La implicación de la ascensión de Jesús al cielo es "que Él también había descendido a las profundidades de la tierra" (Efesios 4:9, NBLA). ¿Dónde descendió exactamente Cristo?
La traducción RVR1969 de Efesios 4:9 identifica "las partes más bajas de la tierra" como "la tierra". La NTV llega a la misma conclusión, diciendo que Jesús "descendió a este mundo inferior". La NIV sigue el mismo camino, diciendo que Jesús vino a "las regiones bajas de la tierra". Por lo tanto, la encarnación de Cristo es su "descenso": bajó del cielo para morar entre nosotros (ver Juan 1:1, 14). Pero otros intérpretes sugieren que, después de ser crucificado, Cristo descendió al Seol, al Hades o al infierno. Quienes sostienen esta opinión suelen citar 1 Pedro 3:18-19 como pasaje de apoyo.
Basándonos en el contexto de Efesios 4:9, es probable que el descenso de Cristo se refiera a Su encarnación. Cristo dejó el cielo y descendió a las "partes más bajas" (es decir, a la tierra). ¿Por qué descendió Cristo? Descendió "no para ser servido, sino para servir y para dar Su vida en rescate por muchos" (Mateo 20:28, NBLA). Su descenso fue completo y totalmente humilde: el Rey de reyes nació en un pesebre y pasó su vida sin saber "dónde recostar la cabeza" (Mateo 8:20).
Después de completar Su obra terrenal, Jesús ascendió de nuevo al cielo y distribuyó dones espirituales a Su iglesia. Pablo dice que Cristo "dio a algunos el ser apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, a otros pastores y maestros, a fin de capacitar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo" (Efesios 4:11-12, NBLA). Ahora Jesús está "a la diestra del trono de la Majestad en los cielos" (Hebreos 8:1). Habiéndose humillado a sí mismo al descender a las partes más bajas de la tierra, Dios lo exaltó al lugar más alto para siempre (Filipenses 2:9).
El enfoque de Efesios 4 es la unidad en el cuerpo de Cristo. Para mantener la unidad y la paz dentro de la iglesia, los creyentes deben vivir "de una manera digna de la vocación con que han sido llamados. Que vivan con toda humildad y mansedumbre, con paciencia, soportándose unos a otros en amor" (Efesios 4:1-2, NBLA). Después de todo, solo hay "un solo cuerpo y un solo Espíritu...una misma esperanza...un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos" (versículos 4-6, NBLA).
Los miembros de la iglesia han recibido dones de Dios: "Pero a cada uno de nosotros se nos ha concedido la gracia conforme a la medida del don de Cristo" (Efesios 4:7). Los dones espirituales llegaron después de la ascensión de Cristo al cielo: "Cuando ascendió a lo alto, llevó cautivo un gran número de cautivos, y dio dones a los hombres" (versículo 8, NBLA). Y se identifica la razón de los dones: "a fin de capacitar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo" (versículo 12, NBLA).
La implicación de la ascensión de Jesús al cielo es "que Él también había descendido a las profundidades de la tierra" (Efesios 4:9, NBLA). ¿Dónde descendió exactamente Cristo?
La traducción RVR1969 de Efesios 4:9 identifica "las partes más bajas de la tierra" como "la tierra". La NTV llega a la misma conclusión, diciendo que Jesús "descendió a este mundo inferior". La NIV sigue el mismo camino, diciendo que Jesús vino a "las regiones bajas de la tierra". Por lo tanto, la encarnación de Cristo es su "descenso": bajó del cielo para morar entre nosotros (ver Juan 1:1, 14). Pero otros intérpretes sugieren que, después de ser crucificado, Cristo descendió al Seol, al Hades o al infierno. Quienes sostienen esta opinión suelen citar 1 Pedro 3:18-19 como pasaje de apoyo.
Basándonos en el contexto de Efesios 4:9, es probable que el descenso de Cristo se refiera a Su encarnación. Cristo dejó el cielo y descendió a las "partes más bajas" (es decir, a la tierra). ¿Por qué descendió Cristo? Descendió "no para ser servido, sino para servir y para dar Su vida en rescate por muchos" (Mateo 20:28, NBLA). Su descenso fue completo y totalmente humilde: el Rey de reyes nació en un pesebre y pasó su vida sin saber "dónde recostar la cabeza" (Mateo 8:20).
Después de completar Su obra terrenal, Jesús ascendió de nuevo al cielo y distribuyó dones espirituales a Su iglesia. Pablo dice que Cristo "dio a algunos el ser apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, a otros pastores y maestros, a fin de capacitar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo" (Efesios 4:11-12, NBLA). Ahora Jesús está "a la diestra del trono de la Majestad en los cielos" (Hebreos 8:1). Habiéndose humillado a sí mismo al descender a las partes más bajas de la tierra, Dios lo exaltó al lugar más alto para siempre (Filipenses 2:9).