Pregunta
¿Qué dice la Biblia sobre el descanso y la relajación?
Respuesta
El "descanso" se define como "paz, tranquilidad o renovación". "Relajarse" significa "aflojarse, tener una actitud más suave o menos tensa". La Biblia habla muy positivamente sobre el descanso. Es un tema recurrente en las Escrituras, comenzando desde la semana de la creación (Génesis 2:2-3). Dios creó durante seis días, y luego descansó, no porque estuviera cansado, sino para establecer un modelo para la humanidad. Los Diez Mandamientos incluían el descanso sabático como un requisito de la Ley (Éxodo 20:8-11). Fíjate que Dios dijo: "Acuérdate del día de reposo" (NBLA). No era algo nuevo; ya existía desde la creación. Todos los hijos de Dios, sus siervos e incluso los animales debían tener un día de descanso cada siete. El mandamiento de descansar no era una excusa para la pereza: había que trabajar seis días para poder descansar el séptimo. Incluso la tierra debía descansar (Levítico 25:4, 8–12). Dios se toma muy en serio el descanso.
Dios desea el descanso para nosotros precisamente porque no nos sale de forma natural. Para descansar, debemos confiar en que Dios cuidará de todo en nuestra ausencia. Debemos confiar en que, si tomamos un día libre, el mundo no dejará de girar. Desde el principio (Génesis 3), cuando decidimos tomar las riendas de nuestras propias decisiones, la humanidad se ha vuelto más tensa y menos capaz de relajarse. La desobediencia en el Edén fue el origen del problema, pero ahora la obediencia nos puede llevar al descanso que Dios tanto desea para nosotros (Hebreos 3:7 – 4:11). Si una de las definiciones de "relajarse" es "aflojarse", entonces relajar nuestro control sobre nuestra vida, carrera, familia, etc., y entregárselo a Dios en fe, es la mejor manera de relajarnos.
Para el cristiano, el descanso supremo se encuentra en Cristo. Él invita a todos los que están "cansados y cargados" a acudir a Él y echar sobre Él nuestras preocupaciones (Mateo 11:28; 1 Pedro 5:7). Solo en Él encontramos un descanso completo: del peso del mundo, del dolor que nos aflige y del esfuerzo por tratar de hacernos aceptables delante de Dios. Ya no observamos el día de reposo judío, porque Jesús es nuestro descanso sabático. En Él encontramos reposo total de nuestras obras y esfuerzos espirituales, porque solo Él es santo y justo. "Al que no conoció pecado, lo hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos justicia de Dios en Él" (2 Corintios 5:21, NBLA). Ahora podemos dejar de esforzarnos por justificarnos a nosotros mismos y encontrar descanso en Él, no solo un día a la semana, sino todos los días.
Dios desea el descanso para nosotros precisamente porque no nos sale de forma natural. Para descansar, debemos confiar en que Dios cuidará de todo en nuestra ausencia. Debemos confiar en que, si tomamos un día libre, el mundo no dejará de girar. Desde el principio (Génesis 3), cuando decidimos tomar las riendas de nuestras propias decisiones, la humanidad se ha vuelto más tensa y menos capaz de relajarse. La desobediencia en el Edén fue el origen del problema, pero ahora la obediencia nos puede llevar al descanso que Dios tanto desea para nosotros (Hebreos 3:7 – 4:11). Si una de las definiciones de "relajarse" es "aflojarse", entonces relajar nuestro control sobre nuestra vida, carrera, familia, etc., y entregárselo a Dios en fe, es la mejor manera de relajarnos.
Para el cristiano, el descanso supremo se encuentra en Cristo. Él invita a todos los que están "cansados y cargados" a acudir a Él y echar sobre Él nuestras preocupaciones (Mateo 11:28; 1 Pedro 5:7). Solo en Él encontramos un descanso completo: del peso del mundo, del dolor que nos aflige y del esfuerzo por tratar de hacernos aceptables delante de Dios. Ya no observamos el día de reposo judío, porque Jesús es nuestro descanso sabático. En Él encontramos reposo total de nuestras obras y esfuerzos espirituales, porque solo Él es santo y justo. "Al que no conoció pecado, lo hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos justicia de Dios en Él" (2 Corintios 5:21, NBLA). Ahora podemos dejar de esforzarnos por justificarnos a nosotros mismos y encontrar descanso en Él, no solo un día a la semana, sino todos los días.