Pregunta
¿Qué es la presentación de bebés? ¿Es bíblica la presentación del niño / bebé?
Respuesta
En la mayoría de las denominaciones protestantes que la practican, la presentación de bebés es una ceremonia simbólica que los padres cristianos realizan poco después del nacimiento de su hijo. Algunas iglesias celebran estas ceremonias en conjunto, con varias parejas y niños participando al mismo tiempo. El rito tiene como propósito ser una declaración pública de los padres de que educarán a sus hijos en la fe cristiana y procurarán inculcarles esa fe. La congregación suele responder mediante una lectura congregacional u otro método para afirmar que, como familia de la iglesia, también buscarán apoyar a los padres en la crianza del niño en la fe. No hay ninguna implicación de salvación en esta ceremonia, y su forma varía de iglesia en iglesia. La idea de dedicar un niño al Señor ciertamente aparece en la Biblia. Ana, una mujer estéril, prometió dedicar su hijo a Dios si Él le concedía tener un hijo (1 Samuel 1:11). Lucas 2:22 comienza el relato de María y José llevando a Jesús al templo a los cuarenta días para dedicarlo al Señor. Aunque esto era un poco más complejo, ya que incluía un sacrificio, esta ceremonia tampoco implicaba ningún tipo de salvación.
La presentación de bebés o niños no es una de las dos ordenanzas—el bautismo y la Cena del Señor—que el Nuevo Testamento establece como obligatorias para los cristianos. Como creyentes, nos bautizamos y participamos en la Cena del Señor como señales externas y públicas de lo que Cristo ha hecho en nuestro interior. Aunque la presentación de bebés no es una ordenanza oficialmente instituida por la iglesia, no parece haber ningún conflicto con las Escrituras, siempre y cuando los padres no la consideren como una garantía de salvación para el niño.
La presentación de bebés o niños no es una de las dos ordenanzas—el bautismo y la Cena del Señor—que el Nuevo Testamento establece como obligatorias para los cristianos. Como creyentes, nos bautizamos y participamos en la Cena del Señor como señales externas y públicas de lo que Cristo ha hecho en nuestro interior. Aunque la presentación de bebés no es una ordenanza oficialmente instituida por la iglesia, no parece haber ningún conflicto con las Escrituras, siempre y cuando los padres no la consideren como una garantía de salvación para el niño.