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Pregunta: "¿Es bíblica la confesión de los pecados a nivel de grupo?"

Respuesta:
La confesión en grupo es lo que ocurre cuando una comunidad particular se reúne para confesar ante Dios un pecado colectivo. Un ejemplo bien conocido de confesión a nivel grupal se encuentra en la proclamación de Abraham Lincoln de un día nacional de oración y ayuno: "Pero hemos olvidado a Dios. Hemos olvidado la mano misericordiosa que nos ha preservado en paz y multiplicado y enriquecido y reforzado y consolidado; y se han imaginado en vano, en la falsedad de vuestros corazones, que todas estas bendiciones fueron producidas por una sabiduría superior y virtud propia. Intoxicados con un éxito ininterrumpido, nos hemos convertido en autosuficientes para no sentir la necesidad de redimir y preservar la gracia, demasiado orgullosos para orar al Dios que nos creo. Nos corresponde, pues, humillarnos ante el Poder ofendido, confesar nuestros pecados nacionales y pedir clemencia y perdón" (firmado el 30 de marzo de 1863). A lo largo de la proclamación, el presidente Lincoln utiliza pronombres plurales tales como nosotros y nuestro y menciona los "pecados nacionales". Los estadounidenses que se unieron a ese "día de oración y humillación nacional" participaron en la confesión grupal por los pecados.

La confesión en grupo de los pecados es pública, pero es distinta de otros tipos de confesión pública de los pecados. Por ejemplo, la confesión personal del pecado puede suponer que una persona se presente ante la comunidad y ante Dios para confesar un pecado personal o secreto. En la confesión grupal, una persona dirige a la comunidad para confesar públicamente los pecados comunes a dicha comunidad. La confesión en grupo no es un mandato bíblico, pero es un modelo de arrepentimiento comunitario y de humildad ante Dios.

Dios ratifica la confesión colectiva de los pecados como modelo para los judíos en 2 Crónicas 7:14: "Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra". Dios pronunció estas palabras a Salomón en el contexto de la dedicación del templo de Jerusalén. Dios no estaba estableciendo un formato litúrgico; más bien, estaba enfatizando el principio de misericordia sobre una comunidad que vive en humildad ante Él.

El ejemplo más claro en la Biblia de confesión a nivel grupal se encuentra en Esdras 9 - 10. Esdras acaba de conocer los enormes pecados de Israel que habían contaminado a toda la comunidad. Sobre todo, los hombres israelitas se habían casado con mujeres paganas de las naciones de su entorno, y esos matrimonios estaban claramente prohibidos por Dios (Deuteronomio 7:3). Esdras acude a Dios llorando y confesando el pecado del pueblo: "Nuestras iniquidades se han multiplicado sobre nuestra cabeza, y nuestros delitos han crecido hasta el cielo. . . . hemos dejado tus mandamientos, que prescribiste por medio de tus siervos los profetas" (Esdras 9:6, 10-11). Mientras oraba en el templo, un gran grupo de personas se unió a él para llorar y confesar su pecado. Es importante señalar que la confesión bíblica siempre va acompañada de un auténtico remordimiento y arrepentimiento. Nombrar simplemente el pecado no es una confesión completa. En esta situación del libro de Esdras, el pueblo acompañó su llanto y confesión de pecado con la preparación y ejecución de un plan para expulsar a las esposas extranjeras no permitidas.

Otro ejemplo notable de confesión en grupo se encuentra en el libro de Jonás: "Y los hombres de Nínive creyeron a Dios, y proclamaron ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor de ellos. Y llegó la noticia hasta el rey de Nínive, y se levantó de su silla, se despojó de su vestido, y se cubrió de cilicio y se sentó sobre ceniza. E hizo proclamar y anunciar en Nínive, por mandato del rey y de sus grandes, diciendo: Hombres y animales, bueyes y ovejas, no gusten cosa alguna; no se les dé alimento, ni beban agua; sino cúbranse de cilicio hombres y animales, y clamen a Dios fuertemente; y conviértase cada uno de su mal camino, de la rapiña que hay en sus manos. ¿Quién sabe si se volverá y se arrepentirá Dios, y se apartará del ardor de su ira, y no pereceremos?" (Jonás 3:5-9). De nuevo, en el caso de Nínive, una comunidad particular fue consciente de su culpa ante Dios y se humilló en una confesión y arrepentimiento públicos y colectivos. Aunque la confesión no se menciona específicamente en el pasaje, está implícita en el llamamiento a arrepentirse y a "convertirse" de la maldad y la violencia que prevalecían en su cultura. Incluso en una comunidad abiertamente pagana, cuando el pueblo reconoce a Dios, está de acuerdo con Él en que su pecado es malo y abandona por completo sus costumbres pecaminosas, Dios tiene misericordia.

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