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Pregunta: Estoy comprometido(a) y viviendo con un(a) no creyente. Esto me incomoda. ¿Qué debo hacer?

Respuesta:
No cabe duda de que te encuentras en una situación difícil y dolorosa. Tu pregunta demuestra que no has cerrado tus oídos a Dios y a Su buena voluntad para ti. Tus preocupaciones son el resultado de escuchar los susurros de advertencia de Dios de peligro en el futuro. El Espíritu te está guiando a la justicia.

Como hijo(a) de Dios, tienes la responsabilidad de hacer lo que es correcto, sin importar cuán difícil pueda ser. Concéntrate en lo que Dios ha dicho en Su Palabra, y confía en Él para tomar tus próximas decisiones en base a Sus principios y mandamientos de vida. Dejar de convivir con tu prometido(a) es el primer paso. Poner el matrimonio en espera es el siguiente.

La Biblia dice que los creyentes solo deben casarse con otros creyentes (2 Corintios 6:14; ver también 1 Corintios 7:39: este versículo se aplica específicamente a las viudas, pero el principio de “estatus de pertenencia al Señor” está presente). Entonces, tu compromiso con un(a) no creyente es problemático.

En cuanto a tus arreglos de vida, de los cuales te sientes inseguro(a), es bueno escuchar a tu conciencia. Romanos 14:23 dice, "Pero el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo hace con fe; y todo lo que no proviene de fe, es pecado”. No te sientes bien al respecto por una razón. La Palabra de Dios es clara acerca del sexo prematrimonial: "Porque esta es la voluntad de Dios: su santificación; es decir, que se abstengan de inmoralidad sexual" (1 Tesalonicenses 4:3, NBLA).

Tu testimonio cristiano está en riesgo. El pecado sexual es algo que Dios nos dice que debemos tener mucho cuidado: "Que no haya ninguna inmoralidad sexual, impureza ni avaricia entre ustedes. Tales pecados no tienen lugar en el pueblo de Dios" (Efesios 5:3, NTV). Vivir juntos antes del matrimonio definitivamente “insinúa” inmoralidad.

Dios no quiere que vivas en un estado de pecado, con sentimientos de culpa o duda. Para tener Su plena paz, síguelo completamente. Mientras que tu felicidad, satisfacción, y utilidad para Dios son importantes, algo más es aún más importante, y debería ser tu principal consideración: la exaltación del nombre de Dios y la verdadera reflección de Su imagen en ti. Estas son las razones principales por las que te dio la fe arrepentida para recibir a Jesucristo como tu Salvador y Señor. Ver 1 Corintios 10:31–32 y Romanos 8:28–30.

Como hijo(a) de Dios nacido(a) de nuevo, tienes un fuerte deseo de hacer lo que es correcto y complacer al Señor en todos los aspectos. El camino hacia la santidad es difícil y requiere un cambio radical (ver Mateo 5:29–30). Pero en el poder del Espíritu Santo, puedes hacerlo.

¿Confiarás suficientemente en Dios para hacer lo que Él dice? ¿Confías en que realmente sabe lo que es mejor para ti? ¿Crees que Dios tiene en cuenta tus mejores intereses?

Satanás es un engañador. Le gustaría engañarte haciéndote creer que, una vez que tomas una decisión pobre, te ves obligado(a) a tomar otra, o que la única forma de aliviar los problemas de una mala decisión es tomar una peor. Pero Dios provee gracia para renunciar al pasado, ganar libertad de las engañías de Satanás, recuperar el territorio cedido a Satanás, y ser restaurado(a) a la comunión del Salvador. Lee Santiago 4:1–10, enfocándote en los versículos 7–8.

Puedes confiar en que el Señor te guiará en el camino correcto. Su camino es mejor que cualquier cosa que este mundo pueda ofrecer (Salmo 84:10).

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