Pregunta

¿Qué significa colar un mosquito y tragarse un camello?

Respuesta
Este proverbio lo dice Jesús en Mateo 23:24. En Su último viaje a Jerusalén, Jesús habló extensamente sobre la vida bajo el reinado opresivo de los fariseos. Los líderes religiosos lo ponían a prueba continuamente "y deliberaron entre sí cómo atrapar a Jesús en alguna palabra que Él dijera" (Mateo 22:15). En Mateo 23, Jesús pronunció siete ayes contra los escribas y fariseos, acusándolos de hipocresía, de imponer cargas pesadas al pueblo, de exaltarse a sí mismos y de impedir que la gente entrara en el reino de Dios. Fue especialmente duro en Su valoración de su estricta observancia de las leyes del diezmo, mientras "han descuidado los preceptos más importantes de la ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad" (Mateo 23:23). Concluye diciendo: "¡Guías ciegos, que cuelan el mosquito y se tragan el camello!" (versículo 24).

La NTV traduce la primera parte del proverbio como "para no tragarse por accidente un mosquito". Esa redacción da la impresión de ahogarse al intentar tragar el mosquito, mientras que el camello se traga fácilmente. Pero la mejor traducción es "cuelan el mosquito". La palabra griega se refiere a colar el agua a través de un paño o un colador para eliminar las impurezas. La NTV lo traduce así: "¡Cuelan el agua para no tragarse por accidente un mosquito, pero se tragan un camello!"

Los judíos tenían una ley que prohibía comer cualquier insecto volador que no tuviera patas articuladas para saltar (Levítico 11:20-23), y la observaban estrictamente. Como el agua podía contener insectos y larvas de insectos, los judíos piadosos tenían cuidado de colar el agua con un paño antes de beberla. No querían ingerir accidentalmente un insecto impuro y violar así la ley. Jesús menciona esta práctica en Su proverbio y luego la contrasta con una imagen hiperbólica de tragarse un camello. De esta manera, Jesús los acusó de esforzarse mucho (colarse los mosquitos) para evitar ofender en cosas menores y sin importancia, mientras toleraban o cometían grandes pecados (tragarse camellos) como el engaño, la opresión y la lujuria.

La quinta maldición de Cristo se refiere al mismo tipo de hipocresía (Mateo 23:25-26). Todas las sectas judías estaban de acuerdo en la necesidad de lavar los platos para mantener la limpieza ceremonial, pero Jesús señaló que no tiene sentido limpiar el exterior de una copa y dejar el interior sucio. Pero esto es exactamente lo que lograron las acciones de los líderes judíos. Se centraron en el comportamiento exterior, pero descuidaron los mandamientos más importantes: amar a Dios y amarse los unos a los otros. Se fijaban en la paja en el ojo ajeno, creyendo erróneamente que bastaba con la conformidad externa con la ley, sin ver que la maldad en sus corazones era un problema del tamaño de un camello. Los fariseos eran escrupulosos al contar sus hojas de menta y diezmar su "anís y comino" (versículo 23), pero sus corazones estaban llenos de envidia, orgullo, codicia y malicia. Se esforzaban por cumplir con las ceremonias, pero ignoraban el pecado que había en sus corazones.