Pregunta

¿Qué significa que Jesús dijera: "El ciego guía al ciego" (Mateo 15:14)?

Respuesta
Muchas de las expresiones familiares que utilizamos hoy en día tienen su origen en la Biblia. Una de ellas, "un ciego que guía a otro ciego", procede de la enseñanza de Jesús en Mateo 15:14: "Déjenlos; son ciegos guías de ciegos. Y si un ciego guía a otro ciego, ambos caerán en el hoyo" (ver también Lucas 6:39).

Mientras Jesús viajaba ministrando por Galilea, atrajo a multitudes de lugares cercanos y lejanos, incluida Jerusalén, el centro autorizado del judaísmo de la época. El Evangelio de Mateo registra una escena en la que un grupo de fariseos y escribas viajan desde Jerusalén para enfrentarse a Jesús. Estos líderes religiosos eran los representantes del judaísmo de la época. Se les había encomendado estudiar las Escrituras y guiar al pueblo de Dios por los caminos del Señor.

Sin duda, estos líderes judíos estaban recibiendo informes de milagros y actividades poco convencionales en torno al ministerio de Jesús. Se alarmaron porque no se cumplían sus muchas normas, leyes y antiguas "la tradición de los ancianos"(Mateo 15:2, NBLA). Concretamente, habían llegado a preguntarse por qué los discípulos de Jesús rompían la tradición del lavado ceremonial de las manos antes de las comidas. Según sus procedimientos -que, en realidad, eran normas humanas y no parte de la Palabra de Dios-, Jesús y Sus discípulos se comportaban de un modo que los hacía ritualmente impuros. Estos supuestos líderes espirituales habían elevado sus tradiciones legalistas hasta el punto de equipararlas a los mandamientos de Dios en las Escrituras, una transgresión a la que Jesús se veía ahora obligado a enfrentarse.

Antes de describir a los líderes religiosos como ciegos líderes de ciegos, Jesús señaló cómo los fariseos habían quebrantado los mandamientos de Dios (Mateo 15:3-9). En primer lugar, estableció su hipocresía: quebrantaban regularmente las leyes de Dios mientras exigían que los demás siguieran sus tradiciones humanas. Mostraban piedad exterior, pero carecían de verdadera devoción a Dios y a Su Palabra en sus corazones. Eran rebeldes a Dios y estaban ciegos ante su vacío espiritual.

En Mateo 15:10-14 (NBLA), Jesús vuelve a su pregunta sobre el lavado de manos. En vez de dirigirse directamente a los fariseos y escribas, compartió una parábola con la multitud. La enseñanza puso patas arriba la tradición de los fariseos, revelando que no es lo que está fuera de una persona lo que causa la impureza. Lo que hace impura a una persona, enseñó Jesús, se origina en el interior del individuo: "no es lo que entra en la boca lo que contamina al hombre; sino lo que sale de la boca, eso es lo que contamina al hombre" (versículo 11). Cristo no estaba refutando la idea de que las personas puedan llegar a ser inaceptables ante Dios, sino cómo ocurre. Lavarse las manos no puede limpiar a una persona si su corazón está manchado. Y el corazón humano puede ser engañosamente perverso (Jeremías 17:9).

Empleando una segunda parábola, Jesús llama a los fariseos "guías de ciegos" (Mateo 15:14, NBLA). Repite esta caracterización en Mateo 23:16 (NBLA): "¡Ay de ustedes, guías ciegos!". Y de nuevo en el versículo 24: "¡Guías ciegos, que cuelan el mosquito y se tragan el camello!".

Cuando Jesús dijo de los fariseos: "un ciego guía a otro ciego", estaba subrayando la insensatez de la situación. Solo una persona que puede ver debe guiar a un ciego. Para ser un guía de éxito para los demás, uno debe ser capaz de ver adónde va. Si los ciegos guían a los ciegos, esos líderes son arrogantes, demasiado confiados y niegan seriamente su propia condición de ciegos. Jesús sabía que esto era cierto en el caso de los escribas y fariseos que habían venido a enfrentarse a Él. "Guía de ciegos" era un título común para los maestros judíos de aquella época (Romanos 2:19). Jesús no iba a permitir que Sus detractores siguieran reclamando ese título cuando, en realidad, necesitaban a alguien que les guiara.

Después de que Cristo llamara a los fariseos "ciegos líderes de ciegos", dijo "Déjenlos" en Mateo 15:14. Con ello quería decir que Sus discípulos ignoraran a los fariseos, que los dejaran en paz y que no intentaran complacerlos. Estos líderes religiosos se creían expertos en la ley de Dios, pero estaban ciegos e ignoraban el verdadero significado de la ley. Cristo reveló que contradecían las mismas leyes que decían comprender. En vez de guiar a sus alumnos por el camino correcto que conduce a la vida, se estaban guiando a sí mismos y a sus seguidores directamente al desastre: "ambos caerán en el hoyo".

La parábola de Cristo de los ciegos que guían a los ciegos es tan relevante hoy como en tiempos de Jesús. La tendencia a elevar la interpretación humana de las Escrituras y la tradición a un lugar de igual autoridad que la Palabra de Dios es una ceguera que ha afligido a personas de todas las generaciones. La actitud a la que Jesús se enfrentó con los fariseos no difiere de las tradiciones legalistas y las normas no escritas que muchas iglesias, denominaciones, líderes espirituales y creyentes individuales intentan imponer hoy en día.

Cuando permitimos que las normas y reglamentos humanos tengan prioridad sobre las leyes de Dios, desviamos a la gente de "la sencillez y pureza de la devoción a Cristo" (2 Corintios 11:3, NBLA). Si nos convertimos en líderes ciegos de ciegos, amontonamos sobre nosotros el juicio de Dios: "Pero, ¡ay de ustedes, escribas y fariseos, hipócritas que cierran el reino de los cielos delante de los hombres! Porque ni entran ustedes, ni dejan entrar a los que están entrando" (Mateo 23:13, NBLA; ver también Mateo 18:6).

Debemos tener cuidado de no dejar que la arrogancia y la negación nos cieguen ante nuestra condición espiritual. Debemos asegurarnos de que nuestra visión es lo bastante clara como para guiar a los demás en su camino espiritual. Del mismo modo, hacemos bien en elegir sabiamente a nuestros líderes, teniendo cuidado de no seguir a guías ciegos que nos aparten del camino recto y estrecho de la Palabra de Dios.