Pregunta
¿Qué significa que una casa dividida no puede permanecer en pie?
Respuesta
Hay tres relatos en los Evangelios en los que Jesús afirma que un reino dividido contra sí mismo será destruido, o que una casa dividida no puede permanecer en pie (Lucas 11:17; Marcos 3:25; Mateo 12:25). En las tres ocasiones, esta declaración es una respuesta a la acusación de los fariseos, quienes decían que Jesús expulsaba demonios por el poder de Satanás—una blasfemia que Jesús dijo que no sería perdonada.
El argumento de Jesús era lógico: un reino dividido caerá. Cualquier hogar desgarrado por disputas internas se desmoronará. Jesús estaba claramente expulsando demonios de las personas. Si Él estuviera aliado con Satanás, o si Satanás actuara a través de Él, los exorcismos no serían una prioridad, ya que no tendría sentido que Satanás expulsara a sus propios demonios. Satanás tiene la suficiente sabiduría práctica como para evitar que sus seguidores demoníacos se enfrenten entre sí.
Al decir que una casa dividida no puede permanecer en pie, Jesús ilustra que el éxito depende de la congruencia. Esto es algo que vemos en la vida diaria: ya sea una máquina, un equipo deportivo, un partido político o la mente de una persona, todo debe trabajar junto para lograr algo. La Biblia dice que el hombre de doble ánimo es inestable en todos sus caminos (Santiago 1:8), y Pablo apela a las iglesias para que no haya divisiones entre los creyentes (1 Corintios 1:10). Las iglesias deben estar unidas en propósito y juicio, evitando a aquellos que causan divisiones y obstáculos contrarios a la sana doctrina (Romanos 16:17). Los cristianos no deben pelear, sino estar unidos en un entendimiento común de la verdad. "Miren cuán bueno y cuán agradable es que los hermanos habiten juntos en armonía" (Salmo 133:1, NBLA).
Dios ordena la unidad entre los creyentes, porque cuando el conflicto entra en medio de cualquier asamblea o entidad, la productividad y la utilidad inevitablemente se detienen, debilitando y haciéndola vulnerable a los ataques. Como dijo Jesús, "Todo reino dividido contra sí mismo es asolado; y una casa dividida contra sí misma, se derrumba".
La paz forma parte del fruto del Espíritu (Gálatas 5:22). Los cristianos, como seguidores del Príncipe de Paz, debemos ser personas pacíficas (Mateo 5:9). Estamos llamados a vivir en armonía unos con otros (Romanos 12:16) y, en la medida en que dependa de nosotros, a procurar la paz con todos (Hebreos 12:14). Jesucristo está edificando Su iglesia (Mateo 16:18), y Su "casa" permanecerá en pie; "su reino no será destruido, / su dominio durará para siempre" (Daniel 6:26, NBLA).
El argumento de Jesús era lógico: un reino dividido caerá. Cualquier hogar desgarrado por disputas internas se desmoronará. Jesús estaba claramente expulsando demonios de las personas. Si Él estuviera aliado con Satanás, o si Satanás actuara a través de Él, los exorcismos no serían una prioridad, ya que no tendría sentido que Satanás expulsara a sus propios demonios. Satanás tiene la suficiente sabiduría práctica como para evitar que sus seguidores demoníacos se enfrenten entre sí.
Al decir que una casa dividida no puede permanecer en pie, Jesús ilustra que el éxito depende de la congruencia. Esto es algo que vemos en la vida diaria: ya sea una máquina, un equipo deportivo, un partido político o la mente de una persona, todo debe trabajar junto para lograr algo. La Biblia dice que el hombre de doble ánimo es inestable en todos sus caminos (Santiago 1:8), y Pablo apela a las iglesias para que no haya divisiones entre los creyentes (1 Corintios 1:10). Las iglesias deben estar unidas en propósito y juicio, evitando a aquellos que causan divisiones y obstáculos contrarios a la sana doctrina (Romanos 16:17). Los cristianos no deben pelear, sino estar unidos en un entendimiento común de la verdad. "Miren cuán bueno y cuán agradable es que los hermanos habiten juntos en armonía" (Salmo 133:1, NBLA).
Dios ordena la unidad entre los creyentes, porque cuando el conflicto entra en medio de cualquier asamblea o entidad, la productividad y la utilidad inevitablemente se detienen, debilitando y haciéndola vulnerable a los ataques. Como dijo Jesús, "Todo reino dividido contra sí mismo es asolado; y una casa dividida contra sí misma, se derrumba".
La paz forma parte del fruto del Espíritu (Gálatas 5:22). Los cristianos, como seguidores del Príncipe de Paz, debemos ser personas pacíficas (Mateo 5:9). Estamos llamados a vivir en armonía unos con otros (Romanos 12:16) y, en la medida en que dependa de nosotros, a procurar la paz con todos (Hebreos 12:14). Jesucristo está edificando Su iglesia (Mateo 16:18), y Su "casa" permanecerá en pie; "su reino no será destruido, / su dominio durará para siempre" (Daniel 6:26, NBLA).