Pregunta

¿Qué significa "buscar al Señor mientras puede ser hallado" (Isaías 55:6)?

Respuesta
En Isaías 53, el profeta describe el calvario del Mesías, que cargaría con la iniquidad de Su pueblo y sufriría en su nombre (versículos 4-6). En el capítulo siguiente, Isaías predice la gloria venidera de Jerusalén y la restauración del pueblo de Dios, que conocería la "bondad eterna" y la compasión de Dios (Isaías 54:8). Luego, en Isaías 55, el profeta extiende la invitación de Dios a participar libremente de las bendiciones prometidas (versículos 1-2) y a probar el "pacto eterno" de Dios (versículo 3). Esta promesa de restauración, perdón y bendición habría sido especialmente alentadora para la futura generación de judíos maltrechos y magullados que regresaban de su exilio en Babilonia.

A través de Isaías, Dios llamó compasivamente al remanente superviviente de Israel a la renovación espiritual. Como parte de esa renovación, tendrían que abandonar por completo sus estilos de vida pecaminosos y volver a Él para recibir el perdón que el Mesías hizo posible (Isaías 53). Tendrían que buscar "al Señor mientras puede ser hallado, llámenlo en tanto que está cerca" (Isaías 55:6, NBLA).

Ahora no era el momento de que Israel arrastrara los pies. Habría una ventana de oportunidad y no había lugar para el retraso. Con la instrucción de "buscar al Señor mientras pueda ser hallado", Isaías subrayó la urgencia y seriedad del llamado de Dios. El profeta Amós transmitió el mismo sentido de urgencia, lanzando repetidamente el llamamiento del Señor: "Búsquenme, y vivirán" (Amós 5:4-7, 14-15, NBLA). Dedicar nuestra vida a la búsqueda de Dios es una cuestión de vida o muerte. Si lo dejamos para más tarde, la oportunidad de responder a Su invitación puede agotarse.

Este tema de la exigencia se repite en la Parábola de la Gran Cena (Lucas 14:12-24) y en la Parábola del Banquete de Bodas (Mateo 22:1-14). Al igual que Isaías llamó al remanente a acudir a la mesa del Señor para comer y beber (Isaías 55:1-2), Jesús instó a Su audiencia, principalmente judía, a "comer en el banquete en el reino de Dios" (Lucas 14:15, NBLA). Mediante las parábolas, Jesús explicó que los invitados rechazaron la oferta del Maestro y, por tanto, se les cerró la puerta de la oportunidad. Como los invitados se negaron a venir, se invitó a venir a cenar a todos los que había en "las calles y callejones de la ciudad, . . . los pobres, los mancos, los ciegos y los cojos" (Lucas 14:21, NBLA).

Proverbios 1:20-33 ilustra cómo la paciencia de Dios con los necios -los que se niegan a escuchar la voz de la Sabiduría- acaba por agotarse: "Los llamé muy a menudo pero no quisieron venir; les tendí la mano pero no me hicieron caso. No prestaron atención a mi consejo y rechazaron la corrección que les ofrecí. ¡Por eso me reiré cuando tengan problemas! Me burlaré de ustedes cuando les llegue la desgracia, cuando la calamidad caiga sobre ustedes como una tormenta, cuando el desastre los envuelva como un ciclón, y la angustia y la aflicción los abrumen. Entonces, cuando clamen por ayuda, no les responderé. Aunque me busquen con ansiedad, no me encontrarán"(Proverbios 1:24-28, NTV).

Cuando oigamos la voz del Señor llamándonos a buscarle, invitándonos a la comunión en Su mesa, debemos responder inmediatamente, mientras aún haya tiempo. "Pues Dios dice: En el momento preciso, te oí. En el día de salvación te ayudé. Efectivamente, el "momento preciso" es ahora. Hoy es el día de salvación" (2 Corintios 6:2, NTV). No se nos promete el mañana (Proverbios 27:1; Lucas 12:16-21). Como exhortó el salmista: "Por eso, que todo santo ore a Ti en el tiempo en que puedas ser hallado" (Salmo 32:6, NBLA). Jesús nos enseñó a mantenernos centrados y a buscar el reino de Dios antes y por encima de todo lo demás (Mateo 6:33-34).

Buscar al Señor mientras pueda ser hallado significa tomar nuestra cruz y convertirnos en Sus discípulos (Marcos 8:34) en este mismo momento, hoy. El mandamiento va acompañado de otro mandamiento y de una promesa: "Abandone el impío su camino, y el hombre malvado sus pensamientos, y vuélvase al Señor, que tendrá de él compasión, al Dios nuestro, que será amplio en perdonar" (Isaías 55:7, NBLA). Debemos arrepentirnos de nuestro pecado y volver al Señor ahora mismo, porque llegará un día en que se acabará nuestro tiempo. La Escritura nos dice que nos preparemos, porque el día del regreso del Señor llegará de repente, "como un ladrón en la noche" (1 Tesalonicenses 5:2, NBLA; ver también 2 Pedro 3:10).

Mientras aún tengamos tiempo, antes de que sea demasiado tarde, debemos buscar al Señor. Dios nos promete bondadosamente que lo encontraremos: "Pero desde allí buscarás al Señor tu Dios, y lo hallarás si lo buscas con todo tu corazón y con toda tu alma" (Deuteronomio 4:29, NBLA). Una y otra vez, a lo largo de la Biblia, Dios llama a Su pueblo a arrepentirse, a volver a Él y a buscar al Señor mientras pueda ser hallado (Deuteronomio 30:2-3; Levítico 26:40-42; 2 Crónicas 15:4; Jeremías 29:13-14).