Pregunta
¿Qué significa que el amor "todo lo soporta" (1 Corintios 13:7)?
Respuesta
Primera de Corintios 13:7 enumera cuatro acciones específicas que el amor realiza "siempre". La cuarta y última es que el amor "todo lo soporta" (NBLA). Hay una persistencia en el amor, incluso en los tiempos difíciles.
La palabra griega hupoménei transmite la idea de "permanecer" o "resistir". El amor no se rinde ni abandona. El amor permanece. El tipo de amor del que habla 1 Corintios 13 no es un romance pasajero ni un sentimiento que se desvanece. Es un amor que proviene de Dios y que persevera en todo momento. En las buenas y en las malas, el amor de los hijos de Dios resiste los desafíos de la vida y permanece firme.
En los votos matrimoniales, el esposo y la esposa se comprometen a amarse "para bien o para mal, en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, para amarse y cuidarse todos los días de su vida, hasta que la muerte los separe". Esta promesa se basa en el hecho de que el amor verdadero siempre persevera.
Jesús nos dio el ejemplo perfecto de un amor que perdura: "Habiendo amado a los Suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin" (Juan 13:1, NBLA). En Su noche más difícil, lavó los pies de Sus discípulos y oró por ellos. Su amor incluso resistió la cruz (Hebreos 12:2).
Poco antes, en esta misma carta, Pablo ya había hablado a los corintios sobre la perseverancia: "Cuando nos ultrajan, bendecimos. Cuando somos perseguidos, lo soportamos" (1 Corintios 4:12, NBLA). Esa capacidad de resistir ante la oposición solo puede provenir del amor de Dios arraigado en el corazón.
El propósito de esta enseñanza no es simplemente soportar por soportar. Se trata de una perseverancia motivada por el amor a Dios y a los demás. "Pero si cuando hacen lo bueno sufren por ello y lo soportan con paciencia, esto halla gracia con Dios" (1 Pedro 2:20, NBLA). Estamos llamados a perseverar por lo que es justo. Debemos amar, aunque no sea fácil o conveniente.
Una persona que ama con el amor de Dios buscará constantemente lo mejor para su ser querido. No hay amistades que desaparecen cuando las cosas se complican. No es un amor intermitente, sino un compromiso continuo de buscar el mayor bien del otro, sin importar la adversidad.
La palabra griega hupoménei transmite la idea de "permanecer" o "resistir". El amor no se rinde ni abandona. El amor permanece. El tipo de amor del que habla 1 Corintios 13 no es un romance pasajero ni un sentimiento que se desvanece. Es un amor que proviene de Dios y que persevera en todo momento. En las buenas y en las malas, el amor de los hijos de Dios resiste los desafíos de la vida y permanece firme.
En los votos matrimoniales, el esposo y la esposa se comprometen a amarse "para bien o para mal, en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, para amarse y cuidarse todos los días de su vida, hasta que la muerte los separe". Esta promesa se basa en el hecho de que el amor verdadero siempre persevera.
Jesús nos dio el ejemplo perfecto de un amor que perdura: "Habiendo amado a los Suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin" (Juan 13:1, NBLA). En Su noche más difícil, lavó los pies de Sus discípulos y oró por ellos. Su amor incluso resistió la cruz (Hebreos 12:2).
Poco antes, en esta misma carta, Pablo ya había hablado a los corintios sobre la perseverancia: "Cuando nos ultrajan, bendecimos. Cuando somos perseguidos, lo soportamos" (1 Corintios 4:12, NBLA). Esa capacidad de resistir ante la oposición solo puede provenir del amor de Dios arraigado en el corazón.
El propósito de esta enseñanza no es simplemente soportar por soportar. Se trata de una perseverancia motivada por el amor a Dios y a los demás. "Pero si cuando hacen lo bueno sufren por ello y lo soportan con paciencia, esto halla gracia con Dios" (1 Pedro 2:20, NBLA). Estamos llamados a perseverar por lo que es justo. Debemos amar, aunque no sea fácil o conveniente.
Una persona que ama con el amor de Dios buscará constantemente lo mejor para su ser querido. No hay amistades que desaparecen cuando las cosas se complican. No es un amor intermitente, sino un compromiso continuo de buscar el mayor bien del otro, sin importar la adversidad.