Pregunta
¿Qué significa que el amor no guarda rencor (1 Corintios 13:5)?
Respuesta
En 1 Corintios 13, el "capítulo del amor", encontramos una lista de las cualidades del amor. Parte de la descripción incluye también cosas que el amor no es. El versículo 5 dice que el amor "no guarda rencor". O, como lo traduce la NBLA, "No toma en cuenta el mal recibido [no presta atención a una ofensa sufrida]".
Esta idea de no guardar rencor se conecta directamente con las palabras de Pablo a los creyentes de Corinto al inicio de la epístola. Algunos en la iglesia estaban presentando demandas legales contra otros cristianos. En lugar de resolver los asuntos de la iglesia entre ellos mismos con humildad y amor, se llevaban mutuamente a los tribunales. Pablo es muy claro al respecto: "Ya un fallo entre ustedes el hecho de que tengan litigios entre sí. ¿Por qué no sufren mejor la injusticia? ¿Por qué no ser mejor defraudados?" (1 Corintios 6:7, NBLA). Para contrarrestar esa actitud de exigir "hasta el último centavo", Pablo escribió que el amor "no guarda rencor". De hecho, es mejor ser engañado que actuar sin amor.
Jesucristo dio el ejemplo supremo de este tipo de amor. En la cruz pagó el precio por los pecados de todo el mundo. Cuando aún éramos pecadores, Cristo murió por nosotros (Romanos 5:8). Jesús no guardó rencor; al contrario, oró: "Padre, perdónalos", desde la cruz mientras moría (Lucas 23:34).
Colosenses 3:13-14 también vincula el perdón con el amor: "Perdonándose unos a otros, si alguien tiene queja contra otro. Como Cristo los perdonó, así también háganlo ustedes. Sobre todas estas cosas, vístanse de amor, que es el vínculo de la unidad" (NBLA). Negarse a guardar rencor es una expresión clara del amor y el perdón de Dios.
Con frecuencia, las personas dicen que se aman, pero en cuanto se enojan, sacan a relucir la lista de pecados pasados. Vuelan las acusaciones, regresan los recuerdos dolorosos, y lo que ya debía estar superado vuelve a la superficie. Eso no es amor. El amor verdadero, el amor conforme a Dios, perdona y se niega a guardar rencor. El amor no se enfoca en el dolor propio, sino en las necesidades de la persona amada.
Evidentemente, no se trata de permitir que otros continúen hiriéndonos o abusando de nosotros o de los demás. Eso no es lo que enseña 1 Corintios 13:6. La meta es tener un espíritu de reconciliación, perdonar a quienes buscan el perdón, dejando el pasado donde debe quedar: en el pasado.
Algunas personas siempre están listas para cobrar cuentas pendientes, pero el amor cristiano busca enterrar el hacha. El amor no guarda rencor, porque perdonamos como Cristo nos ha perdonado. Cuando Pedro le preguntó a Jesús: "Señor, ¿cuántas veces pecará mi hermano contra mí que yo haya de perdonarlo? ¿Hasta siete veces?" Jesús le respondió: "No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete" (Mateo 18:21-22, NBLA). Eso es amor.
Esta idea de no guardar rencor se conecta directamente con las palabras de Pablo a los creyentes de Corinto al inicio de la epístola. Algunos en la iglesia estaban presentando demandas legales contra otros cristianos. En lugar de resolver los asuntos de la iglesia entre ellos mismos con humildad y amor, se llevaban mutuamente a los tribunales. Pablo es muy claro al respecto: "Ya un fallo entre ustedes el hecho de que tengan litigios entre sí. ¿Por qué no sufren mejor la injusticia? ¿Por qué no ser mejor defraudados?" (1 Corintios 6:7, NBLA). Para contrarrestar esa actitud de exigir "hasta el último centavo", Pablo escribió que el amor "no guarda rencor". De hecho, es mejor ser engañado que actuar sin amor.
Jesucristo dio el ejemplo supremo de este tipo de amor. En la cruz pagó el precio por los pecados de todo el mundo. Cuando aún éramos pecadores, Cristo murió por nosotros (Romanos 5:8). Jesús no guardó rencor; al contrario, oró: "Padre, perdónalos", desde la cruz mientras moría (Lucas 23:34).
Colosenses 3:13-14 también vincula el perdón con el amor: "Perdonándose unos a otros, si alguien tiene queja contra otro. Como Cristo los perdonó, así también háganlo ustedes. Sobre todas estas cosas, vístanse de amor, que es el vínculo de la unidad" (NBLA). Negarse a guardar rencor es una expresión clara del amor y el perdón de Dios.
Con frecuencia, las personas dicen que se aman, pero en cuanto se enojan, sacan a relucir la lista de pecados pasados. Vuelan las acusaciones, regresan los recuerdos dolorosos, y lo que ya debía estar superado vuelve a la superficie. Eso no es amor. El amor verdadero, el amor conforme a Dios, perdona y se niega a guardar rencor. El amor no se enfoca en el dolor propio, sino en las necesidades de la persona amada.
Evidentemente, no se trata de permitir que otros continúen hiriéndonos o abusando de nosotros o de los demás. Eso no es lo que enseña 1 Corintios 13:6. La meta es tener un espíritu de reconciliación, perdonar a quienes buscan el perdón, dejando el pasado donde debe quedar: en el pasado.
Algunas personas siempre están listas para cobrar cuentas pendientes, pero el amor cristiano busca enterrar el hacha. El amor no guarda rencor, porque perdonamos como Cristo nos ha perdonado. Cuando Pedro le preguntó a Jesús: "Señor, ¿cuántas veces pecará mi hermano contra mí que yo haya de perdonarlo? ¿Hasta siete veces?" Jesús le respondió: "No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete" (Mateo 18:21-22, NBLA). Eso es amor.