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Pregunta: "¿Debería una persona casada tener un amigo íntimo del sexo opuesto?"

Respuesta:
Génesis 2:23-24 describe la creación del matrimonio, y el versículo 24 revela la cercanía de la relación que comparten el esposo y la esposa: "Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne". Hay que honrar la relación matrimonial como la más importante, aunque el marido y la mujer seguirán teniendo otras relaciones. ¿Deben los hombres y mujeres casados tener relaciones sólo con personas de su mismo sexo? ¿Es pecado que una persona casada tenga un amigo íntimo del sexo opuesto?

Dios diseñó el matrimonio como una unión única entre un hombre y una mujer en un pacto de por vida. El diseño de Dios para el matrimonio incluye el sexo, la consumación de esa unión, que sólo se puede experimentar entre un hombre y una mujer que estén casados. Cualquier expresión sexual fuera del pacto matrimonial es pecado. No obstante, Dios llama a los creyentes a tener relaciones significativas en el cuerpo de Cristo. Casados o solteros, hombres o mujeres, los creyentes están llamados a tener relaciones -del mismo sexo o del sexo opuesto- que reflejen a Cristo al mundo por medio de nuestro amor mutuo (Juan 13:35).

Los creyentes somos una familia (Efesios 2:19), y Dios nos llama a mantener relaciones significativas entre nosotros. Nuestro amor unos por otros se rige por el amor a Dios y el amor mutuo como hermanos y hermanas en Cristo (1 Timoteo 5:1-2). La Biblia habla de la importancia de los amigos (Proverbios 18:24; 27:17; Eclesiastés 4:9) y nos da docenas de mandamientos "los unos a los otros" que nos muestran cómo relacionarnos. Estamos llamados a amarnos unos a otros (Juan 13:34; Romanos 13:8), a servirnos unos a otros (Gálatas 5:13), a animarnos unos a otros (1 Tesalonicenses 4:18) y a estimularnos unos a otros hacia el amor y las buenas obras (Hebreos 10:24). Estas instrucciones son para todos los creyentes, no sólo para los del mismo sexo.

Por otra parte, tener un amigo íntimo del sexo opuesto ha llevado a muchos al pecado. Primera de Corintios 6:18 nos instruye a "Huid de la fornicación", y Efesios 5:3 dice: "Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre" entre nosotros. Son advertencias fuertes. Los muchos fracasos de los hombres y mujeres de Dios a lo largo de los siglos revelan la razón por la que Dios advirtió tan claramente de los peligros de la tentación en las relaciones de género opuesto.

¿Cuál debería ser entonces la respuesta? ¿Debería una persona casada no tener amigos íntimos del sexo opuesto? Evidentemente, no es la voluntad de Dios que nos aislemos de relaciones significativas con el 50% de la población mundial en el momento en que nos casamos. Sin embargo, hay límites claros que no debemos traspasar, y conviene no acercarse siquiera a ellos.

Algunos han optado por vivir de acuerdo a lo que comúnmente se conoce como la "regla de Billy Graham" de no quedarse nunca a solas con un miembro del sexo opuesto que no sea su cónyuge o un familiar inmediato. Esta es una buena opción y seguramente minimizará las oportunidades de tentación y/o acusaciones. Por esta razón, muchos pastores y consejeros evitan reunirse a solas con un miembro del sexo opuesto. Piden que haya otra persona presente en la reunión y, si la puerta debe estar cerrada, se aseguran de que el lugar tenga una ventana. Establecer estos límites personales es sabio, y tener reglas que van más allá de la prohibición bíblica es probablemente la decisión correcta para algunos.

Sin embargo, hay que tener cuidado de no caer en el legalismo. Los mandamientos bíblicos son "No cometas adulterio" y "Huye de la tentación". Sin embargo, hay una diferencia entre los mandamientos explícitos y las aplicaciones personales. "Nunca, bajo ninguna circunstancia, te quedes a solas con una persona del sexo opuesto" no es un mandamiento bíblico. Tampoco lo es "Nunca seas vulnerable ni tengas ningún grado de intimidad emocional con una persona del sexo opuesto". Establecer convicciones bíblicas que funcionen para nosotros es bueno y correcto. Sin embargo, puede que no sean las mismas convicciones que Dios desea para todos los demás. Nuestras convicciones personales no se deberían tratar como si fueran mandamientos bíblicos universales.

Para aquellos en el liderazgo cristiano, se debe tener aún más cuidado. Los líderes cristianos deben ser "irreprochables" y tener "buena reputación ante los de fuera" (1 Timoteo 3:1-7). Las acusaciones, aunque se demuestre que son falsas, pueden tener un impacto devastador en un ministerio. Por lo tanto, los ministros deben hacer todo lo posible para no dar a nadie la oportunidad de calumniar (Mateo 5:11; 1 Pedro 3:16). Con esto en mente, 1 Pedro 5:1 instruye a los ancianos a pastorear el rebaño, no la mitad del rebaño. ¿Acaso un rebaño puede prosperar realmente si la mitad de las ovejas carecen de un contacto significativo con el pastor?

Habiendo dicho todo esto, he aquí algunos principios a tener en cuenta:
• Tenemos que dejar de mirar a las personas del sexo opuesto como objetos potenciales para satisfacer nuestra lujuria. Los hombres y las mujeres deben relacionarse entre sí de manera significativa y apropiada. Debemos ver a los del sexo opuesto como compañeros portadores de la imagen de Dios (Génesis 1:26-27) y a los creyentes del sexo opuesto como nuestros hermanos o hermanas.
• Si estamos casados, debemos dar prioridad a nuestro cónyuge en todas las relaciones (Génesis 2:24). Nunca debemos tratar de obtener algo de un amigo del sexo opuesto que no estemos recibiendo de nuestro cónyuge. Siempre debemos ser abiertos y honestos con nuestro cónyuge con respecto a nuestras relaciones-todas ellas, no sólo las que incluyen al sexo opuesto. Si a tu cónyuge le preocupa una relación, hay que tenerlo muy en cuenta.
• Aunque debemos tener cuidado de no dar ni siquiera "apariencia de maldad" (1 Tesalonicenses 5:22), no debemos estar preocupados constantemente por la forma en que los demás malinterpreten todo. Romanos 14:4 declara: "¿Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno? Para su propio señor está en pie, o cae; pero estará firme, porque poderoso es el Señor para hacerle estar firme". Debemos vivir por encima de los criterios y procurar agradar a Dios, no a los hombres (1 Tesalonicenses 2:4).
• Los hombres y las mujeres son diferentes. Si sólo pasas tiempo con personas de tu mismo sexo, corres el riesgo de crear lo que llamamos una cámara de eco. Es importante tener relaciones significativas con miembros del sexo opuesto. Ellos verán cosas diferentes en ti y sobre ti. Te animarán, amarán, servirán y estimularán de manera diferente. Incluso pueden notar áreas que necesitan un cambio a las que tu cónyuge se ha acostumbrado, o que tú has ignorado cuando tu cónyuge las ha señalado.

Claramente la Biblia nos llama a tener relaciones significativas en el cuerpo de Cristo. Pasaremos la eternidad adorando y sirviendo a Dios juntos. El hombre y la mujer son uno en Cristo (Gálatas 3:28). Sí, debemos establecer mecanismos de seguridad para proteger nuestra reputación. Absolutamente, debemos huir de la tentación. Pero las relaciones impactantes en el cuerpo de Cristo, hombre y mujer, casados o solteros, pueden ser beneficiosas, edificantes, estimulantes, y lo más importante, honran y glorifican a Dios.

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