Pregunta

¿Qué debemos aprender del simbolismo del alfarero y el barro en la Biblia?

Respuesta
La Biblia utiliza simbolismos para profundizar en el mensaje que Dios tiene para Su pueblo. Uno de esos símbolos es el del alfarero y el barro. El ejemplo más detallado se encuentra en Jeremías 18. Dios instruyó al profeta Jeremías que fuera a la casa del alfarero, donde le mostraría una ilustración de Su relación con Israel. Los versículos 2 al 6 dicen: "Entonces descendí a la casa del alfarero, y allí estaba él, haciendo un trabajo sobre la rueda. Y la vasija de barro que estaba haciendo se echó a perder en la mano del alfarero; así que volvió a hacer de ella otra vasija, según le pareció mejor al alfarero hacerla. Entonces vino a mí la palabra del Señor: "¿Acaso no puedo Yo hacer con ustedes, casa de Israel, lo mismo que hace este alfarero?", declara el Señor. Tal como el barro en manos del alfarero, así son ustedes en Mi mano, casa de Israel" (NBLA).

Aunque Dios permite que los seres humanos tomen decisiones morales libres, también demuestra con frecuencia que Él sigue siendo soberano y tiene el control de Su universo. Hace lo que quiere con Su creación (Salmo 135:6; 115:3; Daniel 4:35; Isaías 46:9–11). Necesitamos recordatorios frecuentes de que Dios está por encima de todo y puede actuar como le plazca, lo entendamos o no (Romanos 9:20–21). Él no nos debe nada, pero aun así elige extendernos paciencia, bondad y compasión (Jeremías 9:24; Salmo 36:10; 103:4, 17). El alfarero que trabaja con el barro nos recuerda que Dios está obrando en nosotros "[según] Su buena intención" (Filipenses 2:13, NBLA). Isaías 45:9 dice: "¡Ay del que contiende con su Hacedor! ¡El tiesto entre los tiestos de tierra! ¿Dirá el barro al alfarero: "Qué haces"? ¿O tu obra dirá: "Él no tiene manos"?" (NBLA).

Dios nos ha creado a cada uno tal como Él quiso (Salmo 139:13–16; Éxodo 4:11). Es nuestra responsabilidad tomar lo que Él nos ha dado y usarlo para Su gloria y su deleite. Al hacerlo, encontramos nuestro mayor propósito y plenitud. En lugar de vivir con descontento o insatisfacción por lo que Dios nos ha dado o no nos ha dado, podemos elegir darle gracias en todo (Efesios 5:20; Colosenses 3:15). Así como el barro encuentra su propósito más elevado al mantenerse moldeable en las manos del alfarero, nuestras vidas alcanzan su mayor propósito cuando permitimos que nuestro Alfarero haga su voluntad en nosotros.