Pregunta
¿Deberíamos levantar las manos / aplaudir durante la adoración?
Respuesta
La Escritura ordena que adoremos a Dios, que exaltemos Su nombre y le ofrezcamos nuestra alabanza. Hay precedentes bíblicos tanto para levantar las manos como para aplaudir como actos de adoración. El Salmo 47:1 dice: "Batan palmas, pueblos todos; aclamen a Dios con voz de júbilo" (NBLA). En este caso, tanto aplaudir como clamar con gozo a Dios son exhortaciones claras. En 1 Timoteo 2:8 leemos: "Por tanto, quiero que en todo lugar los hombres oren levantando manos santas, sin ira ni discusiones" (NBLA). El énfasis de este versículo está en la actitud del corazón; sin embargo, vemos que levantar las manos es una postura apropiada para la oración y la adoración. Teniendo estos precedentes bíblicos, podemos concluir con seguridad que ambas expresiones pueden ser actos de adoración.
Lo que debemos determinar es si esas expresiones, o de hecho cualquier expresión específica, son un requisito indispensable para adorar. Al examinar actos concretos de adoración en las Escrituras, vemos una variedad de expresiones y posturas. Ya hemos visto el mandato de aplaudir y aclamar al Señor. "Cuando los trompeteros y los cantores al unísono se hacían oír a una voz alabando y glorificando al Señor, cuando levantaban sus voces acompañados por trompetas y címbalos e instrumentos de música, cuando alababan al Señor diciendo: "Ciertamente Él es bueno porque Su misericordia es para siempre", entonces la casa, la casa del Señor, se llenó de una nube" (2 Crónicas 5:13, NBLA). Así que también vemos que cantar alabanzas y tocar instrumentos eran expresiones apropiadas de adoración. Cantar como acto de adoración también se menciona en Efesios 5:19: "Hablen entre ustedes con salmos, himnos y cantos espirituales, cantando y alabando con su corazón al Señor" (NBLA).
Las posturas de adoración incluyen estar de pie, arrodillarse, postrarse, levantar los ojos, bajarlos y levantar las manos. No vemos una postura específica que se requiera universalmente en la adoración, ni tampoco una sola expresión "autorizada". Podemos concluir, entonces, que levantar las manos y/o aplaudir durante la adoración son expresiones apropiadas de adoración, aunque ninguna de las dos es obligatoria. Juan 4:24 dice: "Dios es espíritu, y los que Lo adoran deben adorar en espíritu y en verdad" (NBLA). La adoración es un acto espiritual, y la verdadera adoración viene del corazón. Si nuestra adoración no nace del corazón, no importa qué postura o expresión usemos. Si nuestra adoración es sincera, Dios la acepta.
Lo que debemos determinar es si esas expresiones, o de hecho cualquier expresión específica, son un requisito indispensable para adorar. Al examinar actos concretos de adoración en las Escrituras, vemos una variedad de expresiones y posturas. Ya hemos visto el mandato de aplaudir y aclamar al Señor. "Cuando los trompeteros y los cantores al unísono se hacían oír a una voz alabando y glorificando al Señor, cuando levantaban sus voces acompañados por trompetas y címbalos e instrumentos de música, cuando alababan al Señor diciendo: "Ciertamente Él es bueno porque Su misericordia es para siempre", entonces la casa, la casa del Señor, se llenó de una nube" (2 Crónicas 5:13, NBLA). Así que también vemos que cantar alabanzas y tocar instrumentos eran expresiones apropiadas de adoración. Cantar como acto de adoración también se menciona en Efesios 5:19: "Hablen entre ustedes con salmos, himnos y cantos espirituales, cantando y alabando con su corazón al Señor" (NBLA).
Las posturas de adoración incluyen estar de pie, arrodillarse, postrarse, levantar los ojos, bajarlos y levantar las manos. No vemos una postura específica que se requiera universalmente en la adoración, ni tampoco una sola expresión "autorizada". Podemos concluir, entonces, que levantar las manos y/o aplaudir durante la adoración son expresiones apropiadas de adoración, aunque ninguna de las dos es obligatoria. Juan 4:24 dice: "Dios es espíritu, y los que Lo adoran deben adorar en espíritu y en verdad" (NBLA). La adoración es un acto espiritual, y la verdadera adoración viene del corazón. Si nuestra adoración no nace del corazón, no importa qué postura o expresión usemos. Si nuestra adoración es sincera, Dios la acepta.