Pregunta

¿Quién fue Teodoro de Beza?

Respuesta
Teodoro de Beza (1519–1605) fue una figura clave en la Reforma Protestante. Aunque no es tan conocido como Martín Lutero o Juan Calvino, desempeñó un papel decisivo en la difusión de una teología bíblica sólida en una Europa marcada por la corrupción del papado. En el Parc des Bastions de Ginebra, Suiza, una estatua de Beza se encuentra junto a las de Calvino, Guillermo Farel y Juan Knox, todos ellos representados en el Monumento a la Reforma.

Para entender quién fue Beza, es útil tener una visión general de la Reforma y de su predecesor más destacado, Juan Calvino.

En el siglo XVI, Europa estaba sumida en intrigas políticas, ambición de poder y riquezas, y, como advirtió el apóstol Pablo, "doctrinas de demonios" (1 Timoteo 4:1). En medio de ese contexto, hombres piadosos buscaron devolver la autoridad de la Palabra de Dios al púlpito. El movimiento protestante se centró en las cinco solas:

Sola Scriptura: La Biblia es nuestra máxima autoridad.

Sola Fide: Somos salvos solo por la fe en Cristo Jesús.

Sola Gratia: Somos salvos solo por la gracia de Dios.

Solus Christus: Solo Jesucristo es nuestro Señor, Salvador y Rey.

Soli Deo Gloria: Vivimos para la gloria de Dios únicamente.

A diferencia de Lutero, que era extrovertido y enérgico, Calvino era más reservado e introspectivo. Fue un prolífico autor, conocido por su estilo claro y su tratamiento profundo de los temas teológicos. Más adelante, sus enseñanzas fueron resumidas en los Cinco Puntos del Calvinismo, formulados en el Sínodo de Dort (1618–1619) como respuesta al arminianismo:

Depravación total del hombre

Elección incondicional

Expiación limitada

Gracia irresistible

Perseverancia de los santos

Estos puntos—hoy conocidos como los "Cinco Puntos del Calvinismo"—se formularon mucho tiempo después de la muerte de Calvino, en el Sínodo de Dort (Países Bajos) en 1618, como respuesta a las enseñanzas del arminianismo.

Tras la muerte de Calvino en 1564, Teodoro de Beza se convirtió en su sucesor natural. Nacido en una familia de la pequeña nobleza en Vézelay, Francia, Beza fue un hombre bien educado y un maestro talentoso que se identificó firmemente con el movimiento reformado. Después de mudarse a París, trabajó como abogado y escritor, destacándose en los círculos literarios franceses. Durante un tiempo de enfermedad y reflexión espiritual, llegó a la fe en Cristo. Más tarde dejó París y se trasladó a Ginebra, donde conoció personalmente a Calvino.

A fines de la década de 1550, Calvino invitó a Beza a ayudar en la creación de la Academia de Ginebra, un centro de formación para ministros reformados. Calvino valoraba su talento, su dominio del griego y su agudeza teológica. Tras la muerte de Calvino, Beza asumió la dirección teológica de la ciudad y se convirtió en el principal líder espiritual de Ginebra.

Beza vivió cuarenta años más que Calvino. Durante ese tiempo, su reputación como teólogo creció, y su claridad al predicar lo hizo accesible incluso para el pueblo común, en contraste con el lenguaje técnico de la teología escolástica protestante.

Es imposible resumir una vida tan significativa en pocas palabras, pero el legado de Teodoro de Beza sigue siendo digno de honor. Aunque no alcanzó la fama de Calvino o Lutero, fue una figura clave de la historia reformada: maestro talentoso, escritor prolífico y pastor fiel, cuya predicación conectaba con su congregación. Hoy, su herencia como erudito bíblico y defensor de la verdad sigue siendo profundamente respetada entre los teólogos reformados y todos los que aman la Palabra de Dios.