Pregunta

¿Quién era San Jerónimo?

Respuesta
El hombre que llegó a ser conocido como San Jerónimo nació como Eusebio Sofronio Jerónimo alrededor del año 345 d.C. en Estridón, Dalmacia (probablemente en la actual Bosnia y Herzegovina). Jerónimo es considerado uno de los primeros padres de la Iglesia por su obra monumental de traducción de las Escrituras hebreas y griegas al latín, la lengua más extendida en su tiempo. Esta traducción, conocida como la Vulgata latina, fue decisiva para la expansión del cristianismo en los primeros siglos.

La palabra vulgata significa "común" o "de uso común". El anhelo de Jerónimo era que la Palabra de Dios estuviera disponible para el pueblo en una lengua comprensible. Su deseo se cumplió, y la Vulgata sacó las Escrituras de los templos y las llevó a la vida cotidiana. Aún hoy, la Vulgata latina sigue siendo la Biblia oficial en latín de la Iglesia católica. Jerónimo fue canonizado por la Iglesia Católica Romana en 1767 y también es venerado como santo en la Iglesia Ortodoxa Oriental. (En el sentido bíblico, todos los creyentes son llamados "santos" como miembros del cuerpo de Cristo, aunque las tradiciones católica y ortodoxa lo presenten como alguien en un plano espiritual superior).

Jerónimo originalmente planeaba ser abogado, por lo que dominó varios idiomas. Sin embargo, su corazón fue cautivado por el estudio de las Escrituras y por un estilo de vida de mayor sencillez. Durante casi cinco años vivió en el desierto, dedicado al estudio del hebreo y del griego. Al regresar a la vida pública, empleó sus conocimientos lingüísticos traduciendo al latín escritos de Orígenes, uno de sus grandes referentes.

En una época en que las relaciones entre cristianos y judíos eran tensas, Jerónimo insistió en consultar directamente el texto hebreo para su traducción, en lugar del popular Antiguo Testamento griego conocido como la Septuaginta. Esta decisión provocó rechazo, ya que muchos consideraban que la Septuaginta era inspirada. Aun así, Jerónimo se mantuvo firme y buscó los manuscritos hebreos más antiguos para lograr una traducción al latín lo más fiel posible.

Aunque se le atribuye toda la Vulgata, Jerónimo no tradujo la Biblia completa. Comenzó con los cuatro Evangelios del griego al latín y luego se concentró en el Antiguo Testamento, su verdadera pasión. Con la ayuda de eruditos y sacerdotes judíos, dedicó quince años a traducir los libros hebreos. La Vulgata que se utiliza hoy incluye también partes del Nuevo Testamento traducidas por otros estudiosos.

La creciente difusión de su obra trajo también críticas, especialmente de Agustín de Hipona. Algunos oponentes lo acusaban de alterar la Palabra de Dios, pues el latín carecía de equivalentes precisos para muchos términos hebreos. Jerónimo optó por traducir pensamiento por pensamiento, en lugar de palabra por palabra, aplicando lo que hoy se conoce como equivalencia dinámica. Este método provocó cierta confusión en pasajes familiares, pero Jerónimo defendía su enfoque argumentando que, aunque las palabras diferían, el significado esencial permanecía intacto. Recordaba que incluso en el Nuevo Testamento las citas del Antiguo no siempre son literales.

Tras completar la Vulgata, Jerónimo dedicó su talento exegético a escribir comentarios bíblicos, comenzando por Abdías y extendiéndose a muchos de los profetas. Aunque sus interpretaciones eran profundas y perspicaces, también incluían opiniones personales que a veces chocaban con la teología oficial, lo que le generó controversias.

En los últimos años de su vida, Jerónimo viajó por los lugares sagrados de Cristo, consagrándose al estudio, la oración y la devoción. Finalmente, se estableció en Belén, en una cueva que se creía el lugar del nacimiento de Jesús. Allí fundó una escuela para niños y fue guía espiritual de monjes y monjas que se reunían a su alrededor. Jerónimo murió en Belén el 30 de septiembre del año 420, fecha que la Iglesia Católica Romana conmemora como su fiesta litúrgica. La Iglesia Ortodoxa Oriental lo recuerda cada 15 de junio.