Pregunta: "¿Quién fue San Agustín de Hipona en la historia de la Iglesia?"
Respuesta:
San Agustín fue un filósofo y teólogo que influyó profundamente en la teología protestante y católica. Nació bajo el nombre de Agustín Aurelio en el año 354, en Thagaste (en la actual Argelia), durante la ocupación romana de esa región. Hijo de madre cristiana y padre pagano, desarrolló un gran interés por la retórica y la filosofía, y se fue de casa al final de su adolescencia para estudiar en Cartago. Aunque su infancia tuvo una fuerte influencia cristiana, Agustín no siguió las enseñanzas o prácticas cristianas, sino que llevó un estilo de vida hedonista. Durante su permanencia en Cartago, se relacionó con otros jóvenes que se jactaban de sus hazañas sexuales, y él mismo inició una larga relación con una mujer. A los 20 ó 21 años, comenzó a enseñar retórica, y a los 30 años era uno de los principales académicos del mundo latino, enseñando retórica en la corte imperial de Milán, donde tuvo otra amante, tras dejar a la primera.
En Cartago, siendo todavía un joven, Agustín abandonó la iglesia cristiana para seguir la religión maniquea. El maniqueísmo era una forma sincrética de gnosticismo que enseñaba una visión dualista del bien y del mal. Se consideraba que la creación era defectuosa y que estaba bajo las mismas influencias de la luz y las tinieblas. Durante su estancia en Cartago, Agustín comenzó a alejarse de esta escuela de pensamiento, y la abandonó por completo durante su permanencia en Milán.
En Milán, a petición de su madre, Mónica, Agustín se convirtió al cristianismo y se bautizó en el año 387. Posteriormente, dejó su puesto de profesor y regresó a su Thagaste natal, donde se ordenó sacerdote y se convirtió en un conocido predicador. Pocos años después de su regreso, fue ordenado obispo de Hipona, en África. Llevó una vida principalmente monástica hasta su muerte en el año 430 d.C. a la edad de 76 años.
Agustín fue un destacado escritor. Es más conocido por sus Confesiones, un relato personal de su vida, y Ciudad de Dios, escrito para animar a los cristianos tras el saqueo de Roma por los visigodos en el año 410. Sigue siendo uno de los pensadores más influyentes de la historia. Sus ideas sobre la memoria y la naturaleza del tiempo formaron el marco de nuestra comprensión moderna de esos conceptos, incluida la idea teológica de que Dios existe en la eternidad, fuera del tiempo.
Agustín, que estuvo muy influenciado por las obras de Virgilio, Cicerón y Aristóteles, también ejerció su influencia en filósofos seculares, como Kierkegaard y Nietzsche. Asimismo, sus obras afectaron fuertemente a las ideologías de figuras eclesiásticas como Tomás de Aquino y Bernardo de Claraval. Más adelante, líderes de la Reforma como Martín Lutero y Juan Calvino se inspiraron en Agustín. Muchos teólogos reformados modernos todavía lo consideran un referente clave para sus propios escritos. Gran parte de la doctrina reformada, especialmente en relación con la predestinación, el pecado original, la esclavitud de la voluntad y la gracia eficaz, se ha atribuido a la obra de Agustín.
Paradójicamente, el catolicismo romano también ha recogido mucho de los escritos de Agustín, hasta el punto de que a veces se le llama "el padre del catolicismo romano". Sus contribuciones a la doctrina católica incluyen la necesidad del bautismo infantil, la virginidad perpetua de María y la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Nunca fue oficialmente canonizado, pero muy pronto fue aceptado como santo por consenso. Se le considera el patrón de los cerveceros, de los impresores, de los teólogos y de los enfermos de la vista. Los católicos celebran su fiesta el 28 de agosto.
Entre otros puntos de vista de gran influencia, Agustín fue pionero en la idea de dos aspectos de la Iglesia: el visible y el invisible. También propuso la doctrina de la guerra justa para defender a los inocentes y preservar la paz. Tanto para los protestantes como para los católicos, es imposible medir el efecto de Agustín en la historia de la Iglesia.
