Pregunta
¿Qué importancia tiene Samaria en la Biblia?
Respuesta
Samaria fue tanto una región y una ciudad que experimentó muchos cambios a lo largo de la historia bíblica. En hebreo, el nombre Samaria significa "montaña de vigilancia" o "torre de vigilancia", que se correlaciona con sus características montañosas (Diccionario bíblico de Easton, "Samaria"). El lugar se conoce como "el monte Samaria" en 1 Reyes 16:24. La ciudad de Samaria estaba situada en el centro de Israel, a unos 48 km al norte de Jerusalén y a unos 10 km al noroeste de Siquem.
La geografía montañosa de Samaria coincide con los altibajos de su historia. Cuando los israelitas dividieron la Tierra Prometida, se entregó la región de Samaria a las tribus de Efraín y Manasés. El rey Omri, sexto rey del reino del norte de Israel, compró una colina en el valle de Siquem, en la región de Samaria, y construyó la ciudad de Samaria, que se convirtió en su capital (1 Reyes 16:23-24). Con el tiempo, el nombre de la capital se aplicó a todo el reino del norte. El hijo de Omri, rey Acab, erigió un altar a Baal en la ciudad de Samaria (1 Reyes 16:32).
Dentro de la región de Samaria, en la ciudad de Sicar, se encontraba el pozo de Jacob. Este fue el lugar donde Jesús conversó con la mujer samaritana, quien le preguntó: "¿Acaso eres Tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo del cual bebió él mismo, y sus hijos, y sus ganados?" (Juan 4:12). Más adelante, en la conversación, ella sacó a relucir una controversia centenaria: "Nuestros padres adoraron en este monte, y ustedes dicen que en Jerusalén está el lugar donde se debe adorar" (versículo 20). "Este monte" es una referencia al monte Gerizim, en las tierras altas centrales de Samaria, el lugar donde los samaritanos habían construido su propio templo, que consideraban el verdadero templo de Dios.
La región de Sicar (también llamada Siquem), en Samaria, fue también el lugar donde Abram construyó un altar, después de que Dios le prometiera la tierra de los cananeos (Génesis 12:6-8). Más tarde, Jacob, nieto de Abraham, compró unas tierras cerca de Siquem y construyó allí un altar (Génesis 33:18-20).
Los judíos de la época de Jesús detestaban a los samaritanos por su sincretismo religioso y su herencia racial mixta. El templo de Samaria, situado en el monte Gerizim, fue destruido en el año 129 a. C. por los judíos, lo que aumentó la hostilidad entre los dos grupos. Los samaritanos modernos siguen adorando en el antiguo emplazamiento (William Smith, Smith’s Bible Dictionary, edición revisada, A. J. Holman, 1979, p. 113).
Samaria figura como uno de los lugares geográficos en la Gran Comisión de Jesús: allí debe proclamarse las buenas nuevas (Hechos 1:8). Una vez que la iglesia se dispersó tras el martirio de Esteban, muchos cristianos huyeron a las partes circundantes, incluida Samaria (Hechos 8:1). Lucas relata que "Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo. Y las multitudes unánimes prestaban atención a lo que Felipe decía, al oír y ver las señales que hacía. Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, estos salían de ellos gritando a gran voz; y muchos que habían sido paralíticos y cojos eran sanados. Y había gran regocijo en aquella ciudad" (Hechos 8:5-8).
Al ser la capital del reino norteño de Israel, la ciudad de Samaria, hoy Sebastia, ocupa un lugar significativo en la Biblia. Como región, Samaria fue importante en el Antiguo Testamento por ser sinónimo del reino del norte y en el Nuevo Testamento por ser una zona idólatra que los judíos trataban de evitar. A pesar de la accidentada historia de Samaria y del rechazo general de los judíos hacia la gente de la región, el mismo Jesús evangelizó aquella zona y ordenó que se predicara el evangelio allí después de su ascensión. El mensaje de salvación de Dios se extiende a todos.
La geografía montañosa de Samaria coincide con los altibajos de su historia. Cuando los israelitas dividieron la Tierra Prometida, se entregó la región de Samaria a las tribus de Efraín y Manasés. El rey Omri, sexto rey del reino del norte de Israel, compró una colina en el valle de Siquem, en la región de Samaria, y construyó la ciudad de Samaria, que se convirtió en su capital (1 Reyes 16:23-24). Con el tiempo, el nombre de la capital se aplicó a todo el reino del norte. El hijo de Omri, rey Acab, erigió un altar a Baal en la ciudad de Samaria (1 Reyes 16:32).
Dentro de la región de Samaria, en la ciudad de Sicar, se encontraba el pozo de Jacob. Este fue el lugar donde Jesús conversó con la mujer samaritana, quien le preguntó: "¿Acaso eres Tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo del cual bebió él mismo, y sus hijos, y sus ganados?" (Juan 4:12). Más adelante, en la conversación, ella sacó a relucir una controversia centenaria: "Nuestros padres adoraron en este monte, y ustedes dicen que en Jerusalén está el lugar donde se debe adorar" (versículo 20). "Este monte" es una referencia al monte Gerizim, en las tierras altas centrales de Samaria, el lugar donde los samaritanos habían construido su propio templo, que consideraban el verdadero templo de Dios.
La región de Sicar (también llamada Siquem), en Samaria, fue también el lugar donde Abram construyó un altar, después de que Dios le prometiera la tierra de los cananeos (Génesis 12:6-8). Más tarde, Jacob, nieto de Abraham, compró unas tierras cerca de Siquem y construyó allí un altar (Génesis 33:18-20).
Los judíos de la época de Jesús detestaban a los samaritanos por su sincretismo religioso y su herencia racial mixta. El templo de Samaria, situado en el monte Gerizim, fue destruido en el año 129 a. C. por los judíos, lo que aumentó la hostilidad entre los dos grupos. Los samaritanos modernos siguen adorando en el antiguo emplazamiento (William Smith, Smith’s Bible Dictionary, edición revisada, A. J. Holman, 1979, p. 113).
Samaria figura como uno de los lugares geográficos en la Gran Comisión de Jesús: allí debe proclamarse las buenas nuevas (Hechos 1:8). Una vez que la iglesia se dispersó tras el martirio de Esteban, muchos cristianos huyeron a las partes circundantes, incluida Samaria (Hechos 8:1). Lucas relata que "Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo. Y las multitudes unánimes prestaban atención a lo que Felipe decía, al oír y ver las señales que hacía. Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, estos salían de ellos gritando a gran voz; y muchos que habían sido paralíticos y cojos eran sanados. Y había gran regocijo en aquella ciudad" (Hechos 8:5-8).
Al ser la capital del reino norteño de Israel, la ciudad de Samaria, hoy Sebastia, ocupa un lugar significativo en la Biblia. Como región, Samaria fue importante en el Antiguo Testamento por ser sinónimo del reino del norte y en el Nuevo Testamento por ser una zona idólatra que los judíos trataban de evitar. A pesar de la accidentada historia de Samaria y del rechazo general de los judíos hacia la gente de la región, el mismo Jesús evangelizó aquella zona y ordenó que se predicara el evangelio allí después de su ascensión. El mensaje de salvación de Dios se extiende a todos.