Pregunta
¿Qué había en la sombra de Pedro que sanaba a la gente (Hechos 5:15-16)?
Respuesta
Los primeros días de la iglesia fueron una época de crecimiento fenomenal y milagros apostólicos. En Hechos 5:15-16 leemos: "a tal punto que aun sacaban a los enfermos a las calles y los tendían en lechos y camillas, para que al pasar Pedro, siquiera su sombra cayera sobre alguno de ellos. También la gente de las ciudades en los alrededores de Jerusalén acudía trayendo enfermos y atormentados por espíritus inmundos, y todos eran sanados".
Hay algo que debemos tener en cuenta: en ningún lugar del pasaje se dice que alguien fuera realmente sanado por estar bajo la sombra de Pedro. Tampoco nos dice que los apóstoles ordenaran a la gente que se alineara en las calles ni que aprobaran tales acciones. Lo único que podemos deducir del texto del versículo 15 es que la gente tenía una gran estima por los milagros de Pedro y que confiaban en la eficacia, incluso de su sombra. El versículo 16 dice que la gente fue sanada en ese momento, pero no hay ninguna indicación de que la sombra de Pedro fuera la causa. De hecho, el versículo especifica que "todos eran sanados", incluso aquellos que no estaban bajo la sombra de Pedro.
La gente quería creer que había algo especial en Pedro, y comenzaron a buscar acercarse a él con la esperanza de que algún poder se les transmitiera. No era la primera (ni la última) vez que la gente buscaba una bendición especial a través de un objeto físico. El paralítico de Juan 5 creía que el agua de un determinado estanque podía sanar su cojera. Algunos efesios en Hechos 19 creían que el poder sanador se concentraba en las prendas de Pablo (cf. Mateo 9:21). Hoy en día, algunas personas ponen su confianza en pañuelos sobre los que se ha "orado", en reliquias de santos o en agua bendita.
En Hechos 3, el poder de Dios se manifestó a través de Pedro y Juan cuando un cojo fue sanado. La noticia se difundió rápidamente y se reunió una gran multitud en la columnata de Salomón, llena de asombro. Pedro se dirigió a la multitud, corrigiendo su suposición de que él y Juan tenían un poder especial en sí mismos: "Hombres de Israel, ¿por qué se maravillan de esto, o por qué nos miran así, como si por nuestro propio poder o piedad le hubiéramos hecho andar?" (versículo 12). El apóstol continúa señalando a Jesús a la multitud: "Por la fe en Su nombre, es el nombre de Jesús lo que ha fortalecido a este hombre a quien ven y conocen" (versículo 16).
En Hechos 5, los enfermos no eran sanados por sombras, auras o vestiduras mágicas; eran sanados como respuesta directa a la oración de los apóstoles en Hechos 4:30: "mientras extiendes Tu mano para que se hagan curaciones, señales y prodigios mediante el nombre de Tu santo Siervo Jesús". Los milagros realizados por los apóstoles eran demostraciones del poder y la misericordia del Señor, que afirmaban a Cristo Jesús como Salvador y daban testimonio de que su mensaje era verdadero.
No es sabio confiar en las sombras. ¿Y si hubiera sido un día nublado? ¿Habrían tenido mala suerte los necesitados? ¿Qué habría pasado al mediodía, cuando Pedro no tenía sombra? Nos alegra que el poder sanador de Dios no dependa de la capacidad de nadie para estar en el lugar adecuado, en el momento adecuado y en las condiciones adecuadas. Las sombras van y vienen, pero el poder de Dios es constante.
Hay algo que debemos tener en cuenta: en ningún lugar del pasaje se dice que alguien fuera realmente sanado por estar bajo la sombra de Pedro. Tampoco nos dice que los apóstoles ordenaran a la gente que se alineara en las calles ni que aprobaran tales acciones. Lo único que podemos deducir del texto del versículo 15 es que la gente tenía una gran estima por los milagros de Pedro y que confiaban en la eficacia, incluso de su sombra. El versículo 16 dice que la gente fue sanada en ese momento, pero no hay ninguna indicación de que la sombra de Pedro fuera la causa. De hecho, el versículo especifica que "todos eran sanados", incluso aquellos que no estaban bajo la sombra de Pedro.
La gente quería creer que había algo especial en Pedro, y comenzaron a buscar acercarse a él con la esperanza de que algún poder se les transmitiera. No era la primera (ni la última) vez que la gente buscaba una bendición especial a través de un objeto físico. El paralítico de Juan 5 creía que el agua de un determinado estanque podía sanar su cojera. Algunos efesios en Hechos 19 creían que el poder sanador se concentraba en las prendas de Pablo (cf. Mateo 9:21). Hoy en día, algunas personas ponen su confianza en pañuelos sobre los que se ha "orado", en reliquias de santos o en agua bendita.
En Hechos 3, el poder de Dios se manifestó a través de Pedro y Juan cuando un cojo fue sanado. La noticia se difundió rápidamente y se reunió una gran multitud en la columnata de Salomón, llena de asombro. Pedro se dirigió a la multitud, corrigiendo su suposición de que él y Juan tenían un poder especial en sí mismos: "Hombres de Israel, ¿por qué se maravillan de esto, o por qué nos miran así, como si por nuestro propio poder o piedad le hubiéramos hecho andar?" (versículo 12). El apóstol continúa señalando a Jesús a la multitud: "Por la fe en Su nombre, es el nombre de Jesús lo que ha fortalecido a este hombre a quien ven y conocen" (versículo 16).
En Hechos 5, los enfermos no eran sanados por sombras, auras o vestiduras mágicas; eran sanados como respuesta directa a la oración de los apóstoles en Hechos 4:30: "mientras extiendes Tu mano para que se hagan curaciones, señales y prodigios mediante el nombre de Tu santo Siervo Jesús". Los milagros realizados por los apóstoles eran demostraciones del poder y la misericordia del Señor, que afirmaban a Cristo Jesús como Salvador y daban testimonio de que su mensaje era verdadero.
No es sabio confiar en las sombras. ¿Y si hubiera sido un día nublado? ¿Habrían tenido mala suerte los necesitados? ¿Qué habría pasado al mediodía, cuando Pedro no tenía sombra? Nos alegra que el poder sanador de Dios no dependa de la capacidad de nadie para estar en el lugar adecuado, en el momento adecuado y en las condiciones adecuadas. Las sombras van y vienen, pero el poder de Dios es constante.