Pregunta

¿Qué fue el movimiento de la Reforma de Cluny?

Respuesta
Un joven duque medieval llamado Guillermo I de Aquitania fundó la abadía de Cluny en el año 910 d. C., en Borgoña, Francia. Al principio, la abadía de Cluny no era una institución reformista, sino un monasterio más, aprobado por el papa y que seguía la regla de San Benito y la legislación de Benito de Aniane. Los monjes de Cluny hacían hincapié en la precisión litúrgica, las oraciones diarias y los horarios rituales. Popularizaron el canto gregoriano, fueron pioneros en el opus Dei, u "obra de Dios", e impulsaron la vida monástica hacia el trabajo manual y las actividades intelectuales. Su disciplina pronto se convirtió en un movimiento reformista, ya que abordaba la adhesión indolente a la Regla benedictina.

Los monjes de Cluny intensificaron la devoción a María y valoraron mucho las horas litúrgicas (Laudes, Tercia, Vísperas, Maitines, etc.). Cantaban los salmos, encabezaban las procesiones y, sobre todo, observaban la Santa Misa. Para los monjes, todo se mantenía unido por la música sacra y la arquitectura. Creían que estas contribuían a los ritos y rituales de la Iglesia y participaban activamente en el ritmo del cielo mismo.

Tal rigor supuso un incentivo para luchar contra tres grandes abusos que afectaban a la Iglesia en aquella época: la simonía, la compra o venta de cargos eclesiásticos; la investidura laica, el nombramiento de obispos y abades por parte de reyes o señores feudales; y la inmoralidad entre el clero. Las reformas de Cluny, también llamadas reformas cluniacenses, fueron lideradas por el abad Berno, primer gobernador de la abadía y partidario de la reforma monástica.

La renovación espiritual impulsada por las Reformas de Cluny condujo a la formación de un orden civil. En el sistema de Cluny, el monasterio dependía de granjas satélites locales llamadas doyennés, gestionadas por hermanos laicos o conversi. Los hermanos abastecían al monasterio de forma similar a como, bajo el feudalismo, los campesinos abastecían al rey. El monasterio nombraba jefes de departamento para que sirvieran bajo el señor abad: el sacristán vigilaba la iglesia y los ornamentos litúrgicos, el chambelán se encargaba del dinero y las compras, el bodeguero administraba las provisiones de alimentos, y el alberguero y el limosnero supervisaban la distribución del excedente de alimentos y el entretenimiento de los invitados de la nobleza que pudieran visitarlos.

El segundo abad de Cluny, Odo, llevó el movimiento reformista aún más lejos. Odo se comprometió a extender las reformas a otros lugares, con Cluny como centro. En poco tiempo, otros obispos pidieron a Odo que reformara sus propias iglesias y monasterios. Odo aceptó con la condición de que las iglesias y monasterios reformados quedaran bajo la autoridad de Cluny. Una vez reformado, un monasterio sería gobernado por un prior en lugar de por un abad. Esos priores estarían sometidos a la autoridad del abad de Cluny y no al señor feudal local. Con el tiempo, las iniciativas de reforma se extendieron por toda Europa occidental.

La oleada de la reforma de Cluny volvió a centrar la atención en el individuo y en el bien primordial de la paz. En las reformas de Cluny se encontraban las semillas para desmantelar el feudalismo y cambiar la sociedad para siempre. Cluny creó escuelas para niños, fundaciones y bibliotecas, así como scriptoria para la producción de libros. Se convirtió en un centro de actividad académica, conservación de textos antiguos, filosofía y artes liberales, así como en un modelo de trabajo espiritual y físico regimentado.

El último abad de Cluny relacionado con el movimiento reformista fue Hugo, que murió en 1109. Durante doscientos años, las reformas de Cluny contribuyeron a remodelar la sociedad feudal y a recordar a los católicos el propósito de la Iglesia.