Pregunta

¿Qué significa que "mayor que nuestro corazón es Dios" (1 Juan 3:20)?

Respuesta
Primera de Juan 3:20 dice: "pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios, y él sabe todas las cosas". En este versículo, el apóstol Juan nos recuerda que Dios es más grande que cualquier sentimiento de culpa que podamos tener, y que es mayor que los errores que cometemos al pecar.

En la actualidad, solemos pensar en el corazón como el órgano que bombea sangre, pero en la Biblia, la palabra corazón generalmente se refiere a las emociones, los deseos o la voluntad de una persona—lo más profundo de su ser. Este uso es común tanto en referencia al ser humano como a Dios. Por ejemplo, Dios dijo que David era "un hombre conforme a Su corazón" (1 Samuel 13:14, NBLA; Hechos 13:22), lo que significa que David buscaba hacer Su voluntad. Y Jesús enseñó que del corazón del hombre salen los malos pensamientos y los deseos pecaminosos (Marcos 7:21–22).

Entonces, cuando Juan afirma que "mayor que nuestro corazón es Dios", está diciendo que Dios es más grande que nuestras emociones, deseos, e incluso que nuestra propia conciencia.

1 Juan 3:20 empieza con una condición: Si nuestro corazón nos reprende. Esto hace referencia a la convicción o culpabilidad que un creyente experimenta cuando peca. Este sentimiento, en realidad, es una señal de fe madura y en crecimiento—muestra que la persona es consciente de su pecado y de su continua necesidad de Dios. Pero quienes están en Cristo pueden tener la seguridad de su salvación y del perdón que han recibido de parte de Dios (Hebreos 10:22). En otras palabras, pueden confiar en que Dios es más grande que los pecados que brotan de su corazón.

El versículo concluye diciendo que Dios "sabe todas las cosas". Él es omnisciente: conoce nuestras acciones, nuestros pensamientos y nuestras intenciones más profundas. Conoce cada pecado, pero también conoce nuestro arrepentimiento, nuestra lucha interior y nuestra fe. Él no se limita a lo que nosotros sentimos; Su juicio es perfecto, justo y lleno de misericordia.

Por eso, cuando nuestro corazón nos acusa, 1 Juan 3:20 nos anima a no quedarnos atrapados en la culpa ni en el temor, sino a recordar que Dios es más grande que todo eso. Él nos ofrece perdón y descanso. En lugar de huir de Dios, debemos acercarnos a Él con confianza, sabiendo que está dispuesto a perdonarnos si confesamos nuestros pecados (1 Juan 1:9). Cuando un creyente recuerda sus pecados pasados, por más terribles que hayan sido, no debe desesperarse, sino confiar en que Dios es más grande que su pasado. Hebreos 4:16 nos da este aliento: "Por tanto, acerquémonos con confianza al trono de la gracia para que recibamos misericordia, y hallemos gracia para la ayuda oportuna" (NBLA).