Pregunta

¿Quién era Lottie Moon?

Respuesta
Charlotte Diggs "Lottie" Moon (1840–1912) fue una pionera misionera bautista del sur, maestra, evangelista y plantadora de iglesias que sirvió en China durante casi cuarenta años. A pesar de su pequeña estatura—apenas un metro y medio—, fue una mujer de gran intelecto, carácter y determinación. Su estrategia evangelística se basó en la amistad, y gracias a ello desarrolló fuertes lazos con el pueblo chino. Era extraordinariamente generosa: con frecuencia donaba su propia comida a familias hambrientas. Los bautistas del sur la recuerdan como una heroína de la fe, reconocida por su profunda influencia en las misiones y la generosidad, especialmente a través de la Unión Femenina Misionera de la denominación. Lottie Moon murió de inanición en la Nochebuena de 1912.

Lottie nació en el condado de Albemarle, Virginia, en el seno de una familia acomodada y devota. Aunque asistió a la iglesia durante toda su infancia, se había vuelto escéptica a los diecisiete años. En 1858 escuchó al Dr. John Broadus predicar en una reunión evangelística. Esa misma noche, mientras no podía conciliar el sueño, recordó las palabras del sermón y los versículos bíblicos que había escuchado durante toda su vida. En ese momento, el Espíritu de Dios la convenció de la verdad del Evangelio, y Lottie decidió rendir su vida a Cristo.

Estudió en el Seminario Femenino de Virginia (más tarde Hollins College) y en la Institución Femenina de Albemarle, donde obtuvo una maestría en clásicas en 1861. Fue una de las primeras mujeres del sur de Estados Unidos en obtener un título de posgrado y dominaba seis idiomas. Tras la Guerra Civil, se dedicó a la enseñanza en Georgia, Kentucky y Virginia.

Cuando tenía treinta y dos años, Lottie sintió el llamado de Dios al campo misionero. Su hermana menor, Edmonia Moon, ya servía en China como la primera misionera bautista soltera. Un año después, en 1873, la Junta de Misiones Extranjeras de la Convención Bautista del Sur la comisionó para servir en ese país, donde permanecería el resto de su vida.

Al principio trabajó en la provincia de Shantung (actual Shandong), pero más tarde se estableció en Tengzhou (hoy Qingdao), enseñando en una escuela para niños. Durante ese tiempo conoció a un hombre brillante y comprometido con las misiones, con quien llegó a comprometerse, pero rompió la relación debido a diferencias doctrinales, especialmente en torno a la evolución y la fe cristiana.

Después de doce años en Tengzhou, Moon se trasladó a P’ing-tu, donde se dedicó a lo que sentía su verdadera vocación: evangelizar a los pobres y plantar iglesias. Trató al pueblo chino con respeto y amistad; vestía sus ropas tradicionales, hablaba su idioma y adoptaba muchas de sus costumbres. Fue la primera mujer soltera en establecer de forma independiente un puesto misionero en China. Aunque al principio sus superiores se opusieron a su trabajo como evangelista, más tarde reconocieron que su misión era una de las más fructíferas del país. Gracias a sus esfuerzos, se fundaron unas treinta iglesias nuevas en la región de P’ing-tu.

Lottie escribía constantemente cartas a Estados Unidos para motivar a hombres y mujeres a apoyar la obra misionera y promover la creación de una organización de mujeres dedicada a ese fin. En 1888, inspiró a las mujeres bautistas del sur a iniciar una ofrenda anual de Navidad para ayudar a los pobres de China, la cual recaudó 3.000 dólares en su primer año. Tras su muerte, esa iniciativa pasó a llamarse Ofrenda de Navidad Lottie Moon para Misiones Extranjeras, y desde entonces ha recaudado millones de dólares cada año para apoyar el trabajo misionero en todo el mundo.

Durante una devastadora hambruna nacional en China, Lottie compartió su comida con los necesitados hasta quedarse sin nada para sí misma. A lo largo de su ministerio enfrentó soledad, enfermedad, revoluciones, guerras y desnutrición, pero su fe nunca vaciló. Finalmente, cuando pesaba apenas quince kilos, fue animada a regresar a casa para recuperarse. Embarcó en diciembre de 1912, pero falleció antes de llegar, a bordo de un barco en el puerto de Kobe, Japón, el 24 de diciembre de ese año. Tenía setenta y dos años.

A continuación, algunas de sus citas más recordadas:

"¿Por qué no habríamos de hacer algo que demuestre que realmente hablamos en serio cuando decimos ser seguidores de Aquel que, siendo rico, por nosotros se hizo pobre?".

"Un joven no debe preguntarse si es su deber ir a los paganos, sino si puede atreverse a quedarse en casa. El mandato es claro: ‘Ve’".

"Díganles a los nuevos misioneros que vienen a una vida de privaciones, responsabilidad y constante negación de sí mismos. Necesitarán ser fuertes y valientes. Si la alegría del Señor es su fuerza, la bendición del trabajo compensará con creces sus dificultades. Que vengan regocijados a sufrir por causa de Aquel que dio libremente Su vida por ellos".