Pregunta

¿Quién era Karl Barth?

Respuesta
Karl Barth fue un teólogo de ascendencia suiza que vivió entre 1886 y 1968. A lo largo de su vida produjo una gran cantidad de obras, entre las que destaca su tratado de teología cristiana en 13 volúmenes titulado Dogmática eclesiástica. Barth se opuso firmemente al nazismo y fue uno de los líderes de la Iglesia Confesante en la Alemania de antes de la guerra. En esa función, Barth trabajó enérgicamente para evitar la absorción de la Iglesia cristiana por parte del Estado alemán. Ha habido mucho debate sobre las creencias de Barth entre los cristianos, que tienen dificultades para llegar a un consenso: ¿era ortodoxo, heterodoxo o una combinación de ambos? Su obra es tan vasta y abarca tantas décadas que es difícil formular una declaración concisa sobre la teología de este hombre. En cualquier caso, no hay duda de que Karl Barth fue un gran intelectual. En general, se le considera uno de los teólogos protestantes más importantes de la era moderna.

Karl Barth afirmaba la soberanía de Dios y su "alteridad" con respecto al hombre y la cultura humana. Hacía hincapié en el dominio y la supremacía de Dios y en su control último sobre los acontecimientos y el curso de la historia humana, y se consolaba con ese hecho. La teología de Barth es notablemente cristocéntrica. Barth sostenía que la obra salvadora de Dios en Cristo sustituye a todas las demás doctrinas, hasta el punto de hacerlas irrelevantes. Por ejemplo, Barth parece considerar que tanto la salvación como la condenación se centran en la cruz. Jesús es el destinatario de toda la ira y todo el favor de Dios, y nosotros, que estamos en Cristo, también recibimos el favor de Dios. La conclusión lógica de esta interpretación es que nadie más que Cristo es destinatario de la ira de Dios. Por esta razón, a Barth se le ha acusado en ocasiones de inclinarse hacia el universalismo. De hecho, el propio Barth enseñó que las personas deben esperar la salvación de todos, incluso de aquellos que rechazan a Dios.

Al mismo tiempo, Barth creía que la salvación universal limitaría la libertad de Dios y que, en última instancia, no podemos ser dogmáticos sobre este tema. Si bien gran parte de la teología de Barth es sólida, esta apertura a la salvación universal se aleja de las Escrituras. Jesús dijo que debemos temer a "Aquel que, después de matar, tiene poder para arrojar al infierno", refiriéndose a Dios Padre (Lucas 12:5). Jesús también dijo que todo aquel que le confiese ante los hombres será confesado ante el Padre, pero "cualquiera que me niegue delante de los hombres, Yo también lo negaré delante de Mi Padre que está en los cielos" (Mateo 10:32-33). A ningún cristiano le gusta la idea de que los incrédulos vayan al infierno, y es comprensible el deseo de Barth de que se salven aquellos que rechazan a Cristo. Sin embargo, el universalismo queda claramente refutado por las propias enseñanzas de Jesús sobre el infierno.

Otro aspecto importante de la teología de Karl Barth es su visión de la inspiración y la iluminación. Barth creía que la Biblia se convierte en la Palabra de Dios solo cuando el Espíritu Santo la ilumina en el corazón. Es decir, la Biblia no es la Palabra de Dios en sí misma, y no es necesario que sea inerrante en todo lo que dice; su función es señalar a las personas la verdadera Palabra, Jesucristo. Esta enseñanza, más que ninguna otra, ha suscitado un fuerte desacuerdo por parte de muchos evangélicos, entre ellos el Dr. Francis Schaeffer. Muchos califican a Barth de teólogo neoortodoxo.

Llegar a una comprensión completa de Karl Barth es difícil, incluso para los eruditos que lo han intentado. Cornelius Van Til, el erudito y crítico de Barth que escribió Christianity and Barthianism (Cristianismo y barthianismo) en un intento por desentrañar la teología de Barth, recibió de Barth la respuesta de que lo había malinterpretado por completo. De hecho, parece que Karl Barth tuvo cuidado de enmarcar sus creencias de tal manera que fuera imposible para cualquiera definirlo definitivamente en cuanto a cualquier doctrina.

En las enseñanzas de Barth hay una inquietante imprecisión o dualidad. Sus escritos e ideas son fascinantes y estimulantes, y durante décadas contribuyó en gran medida a los debates teológicos. Su influencia sigue presente hoy en día en el movimiento emergente, la neoortodoxia y el neoevangelicalismo.