Pregunta

¿Quién era Juana de Arco?

Respuesta
Juana de Arco fue una joven campesina francesa que vivió a comienzos del siglo XV, durante los últimos años de la Guerra de los Cien Años entre Francia e Inglaterra. Desde muy pequeña mostró una profunda fe religiosa, y a los 13 años afirmó haber recibido una visión divina en la que Dios le reveló que debía guiar al ejército francés hacia la victoria sobre los ingleses. Con el tiempo, participó en varias batallas que parecían confirmar sus afirmaciones. Sin embargo, terminó siendo condenada a muerte por herejía por la Iglesia católica, la misma institución que, siglos después, la declaró santa. Su historia ha inspirado a numerosos artistas, escritores y cineastas a lo largo de los siglos.

Juana era hija de Jacques d’Arc y de su esposa Isabelle Romée, humildes agricultores del este de Francia. A pesar de vivir en una región de tendencia borgoñona, partidaria del duque Juan el Intrépido, la familia de Juana se mantuvo fiel a la corona francesa. En aquel tiempo, Francia estaba dividida por conflictos internos entre facciones reales, e Inglaterra aprovechó el caos para invadir el país en 1415, bajo el mando del rey Enrique V.

En 1424, Juana declaró haber visto al arcángel Miguel, a Santa Catalina y a Santa Margarita, quienes—según ella—le anunciaron que el destino de Francia dependía de su obediencia a la misión divina de liberar al país y coronar al delfín Carlos VII. Convencida de su llamado, pidió reunirse con los líderes militares y con el propio delfín. Aunque al principio fue recibida con escepticismo, su fervor, determinación y conocimientos estratégicos sorprendieron a todos. Se le permitió acompañar al ejército francés, y poco después lideró una serie de victorias decisivas, entre ellas el levantamiento del sitio de Orleans, que se logró apenas nueve días después de su llegada. Estas victorias allanaron el camino para que Carlos VII fuera coronado rey de Francia.

No obstante, la fama de Juana de Arco también despertó controversias. Algunos la consideraban una enviada de Dios, mientras que otros sospechaban que sus visiones provenían del engaño o la superstición. Fue capturada en 1430 por los borgoñones—aliados de los ingleses—y entregada a la Inquisición. En su juicio, se la acusó de herejía, brujería y travestismo, por vestir armadura masculina en el campo de batalla. A pesar de su firme defensa, fue condenada a muerte y quemada viva en la plaza del Viejo Mercado de Ruan el 30 de mayo de 1431. Tenía apenas 19 años.

Veinticinco años más tarde, el papa Calixto III ordenó reabrir el caso. El nuevo juicio declaró que Juana había sido injustamente condenada, la proclamó inocente y mártir de la fe, y su reputación fue restaurada. Finalmente, en 1920, fue canonizada oficialmente por la Iglesia católica y reconocida como una de las nueve santas patronas de Francia.

Hoy, Juana de Arco es recordada no solo como una heroína nacional francesa, sino también como símbolo de fe, valentía y fidelidad a Dios.