Pregunta
¿Cuál es la historia de Josué y Caleb en la Biblia?
Respuesta
Josué y Caleb fueron dos israelitas cuya historia representa un ejemplo de fidelidad y compromiso con el Señor. Ambos salieron de Egipto junto con el pueblo de Israel, cruzaron el Mar Rojo y entraron al desierto. Josué y Caleb fueron escogidos, junto con otros diez hombres, para explorar la Tierra Prometida y traer un informe a Moisés y al pueblo.
Después de 40 días de exploración en Canaán, los espías regresaron con este informe: "Fuimos a la tierra adonde nos enviaste; ciertamente mana leche y miel, y este es el fruto de ella. Solo que es fuerte el pueblo que habita en la tierra, y las ciudades, fortificadas y muy grandes; y además vimos allí a los descendientes de Anac" (Números 13:27–28, NBLA). Este reporte llenó de temor al pueblo (Números 13:31–33).
Sin embargo, Caleb tuvo una actitud distinta a la de los demás espías. El versículo 30 dice: "Entonces Caleb calmó al pueblo delante de Moisés, y dijo: "Debemos ciertamente subir y tomar posesión de ella, porque sin duda la conquistaremos"" (NBLA). Cuando el pueblo se quejaba diciendo que no podrían conquistar la tierra, tanto Caleb como Josué respondieron con firmeza: "Y Josué, hijo de Nun, y Caleb, hijo de Jefone, que eran de los que habían reconocido la tierra, rasgaron sus vestidos; y hablaron a toda la congregación de los israelitas y dijeron: "La tierra por la que pasamos para reconocerla es una tierra buena en gran manera. Si el Señor se agrada de nosotros, nos llevará a esa tierra y nos la dará; es una tierra que mana leche y miel. Solo que ustedes no se rebelen contra el Señor, ni tengan miedo de la gente de la tierra, pues serán presa nuestra. Su protección les ha sido quitada, y el Señor está con nosotros; no les tengan miedo"" (Números 14:6–9, NBLA).
Dios juzgó al pueblo de Israel haciendo que esperaran 40 años para poder entrar en la tierra prometida. También decretó que toda persona de 20 años o más moriría en el desierto y no vería la tierra, con dos excepciones: Caleb y Josué. ¿Por qué? "Pero a Mi siervo Caleb, porque ha habido en él un espíritu distinto y me ha seguido plenamente, lo introduciré a la tierra donde entró, y su descendencia tomará posesión de ella" (Números 14:24, NBLA; ver también el versículo 30). El versículo 38 añade: "Pero Josué, hijo de Nun, y Caleb, hijo de Jefone, sobrevivieron de entre aquellos hombres que fueron a reconocer la tierra" (NBLA).
Esta promesa se cumplió. Después de la muerte de Moisés, cuarenta años más tarde, Josué lideró al pueblo a cruzar el río Jordán y entrar en la Tierra Prometida. Caleb, ya anciano, recibió su herencia en la tierra (Josué 14).
La fidelidad de Josué y Caleb nos enseña que debemos mantenernos firmes por Dios, aun cuando otros no lo hagan. Cuando lo hacemos, Dios puede bendecirnos de maneras que impacten a las generaciones futuras.
Después de 40 días de exploración en Canaán, los espías regresaron con este informe: "Fuimos a la tierra adonde nos enviaste; ciertamente mana leche y miel, y este es el fruto de ella. Solo que es fuerte el pueblo que habita en la tierra, y las ciudades, fortificadas y muy grandes; y además vimos allí a los descendientes de Anac" (Números 13:27–28, NBLA). Este reporte llenó de temor al pueblo (Números 13:31–33).
Sin embargo, Caleb tuvo una actitud distinta a la de los demás espías. El versículo 30 dice: "Entonces Caleb calmó al pueblo delante de Moisés, y dijo: "Debemos ciertamente subir y tomar posesión de ella, porque sin duda la conquistaremos"" (NBLA). Cuando el pueblo se quejaba diciendo que no podrían conquistar la tierra, tanto Caleb como Josué respondieron con firmeza: "Y Josué, hijo de Nun, y Caleb, hijo de Jefone, que eran de los que habían reconocido la tierra, rasgaron sus vestidos; y hablaron a toda la congregación de los israelitas y dijeron: "La tierra por la que pasamos para reconocerla es una tierra buena en gran manera. Si el Señor se agrada de nosotros, nos llevará a esa tierra y nos la dará; es una tierra que mana leche y miel. Solo que ustedes no se rebelen contra el Señor, ni tengan miedo de la gente de la tierra, pues serán presa nuestra. Su protección les ha sido quitada, y el Señor está con nosotros; no les tengan miedo"" (Números 14:6–9, NBLA).
Dios juzgó al pueblo de Israel haciendo que esperaran 40 años para poder entrar en la tierra prometida. También decretó que toda persona de 20 años o más moriría en el desierto y no vería la tierra, con dos excepciones: Caleb y Josué. ¿Por qué? "Pero a Mi siervo Caleb, porque ha habido en él un espíritu distinto y me ha seguido plenamente, lo introduciré a la tierra donde entró, y su descendencia tomará posesión de ella" (Números 14:24, NBLA; ver también el versículo 30). El versículo 38 añade: "Pero Josué, hijo de Nun, y Caleb, hijo de Jefone, sobrevivieron de entre aquellos hombres que fueron a reconocer la tierra" (NBLA).
Esta promesa se cumplió. Después de la muerte de Moisés, cuarenta años más tarde, Josué lideró al pueblo a cruzar el río Jordán y entrar en la Tierra Prometida. Caleb, ya anciano, recibió su herencia en la tierra (Josué 14).
La fidelidad de Josué y Caleb nos enseña que debemos mantenernos firmes por Dios, aun cuando otros no lo hagan. Cuando lo hacemos, Dios puede bendecirnos de maneras que impacten a las generaciones futuras.