Pregunta

¿Quién era John Wycliffe?

Respuesta
En 1428, el obispo de Lincoln, en Inglaterra, condenó a un hombre que llevaba ya 44 años en la tumba. El obispo ordenó que se exhumaran y quemaran sus restos y que las cenizas se arrojaran al río Swift. Tal fue el destino de John Wycliffe, a menudo llamado la "Estrella de la mañana de la Reforma". ¿Qué había hecho Wycliffe en vida para provocar tanto odio casi cinco décadas después de su muerte? Wycliffe, filósofo, predicador y reformador de la Edad Media, dedicó toda su vida a promover las Escrituras y a oponerse a la autoridad papal.

En 1330, John Wycliffe (también escrito Wyclif o Wicliff) nació a unos 320 kilómetros de Londres, en una granja de ovejas. A los 16 años se matriculó en Oxford, donde se convirtió en maestro del Balliol College alrededor de 1360. Después de obtener su maestría en 1361, Wycliffe fue ordenado y se convirtió en el párroco suplente de una iglesia de Lincolnshire. Continuando con sus estudios, Wycliffe se convirtió en el filósofo y teólogo más destacado de Oxford. En 1374, Wycliffe ejercía como rector suplente en una iglesia de Lutterworth. Hacia 1370, Wycliffe comenzó a escribir algunos textos controvertidos. En 1370 escribió sobre el papel del gobierno y las autoridades eclesiásticas, argumentando que los impíos no tienen derecho a gobernar. Esto se extendió a los gobernantes injustos, tanto seculares como religiosos, lo que enfrentó a Wycliffe con los excesos de los líderes católicos romanos. El papa Gregorio XI condenó 18 de las declaraciones de Wycliffe en 1377, llamándole "el maestro de los errores", y en 1378 Wycliffe se vio obligado a retirarse de la vida pública. Tras la revuelta campesina en la que se vieron implicados los discípulos de Wycliffe, este se retiró a Lutterworth y continuó escribiendo hasta su muerte en 1384.

¿Por qué eran tan controvertidas las enseñanzas de John Wycliffe? Porque atacaba la autoridad y las doctrinas de la Iglesia católica, que era la iglesia en el poder en Inglaterra en aquella época. Wycliffe creía, con razón, que las Escrituras son la norma por la que deben medirse todas las tradiciones, los papas y otras fuentes. Las Escrituras son suficientes, en sí mismas, para la salvación, argumentaba Wycliffe. Esto significaba que la autoridad del papa y las doctrinas de la Iglesia estaban sujetas a las enseñanzas de las Escrituras. Cuando las doctrinas o los papas contradecían las Escrituras, debían ser rechazados. Finalmente, Wycliffe llegó a la conclusión de que el papado en sí mismo era una institución creada por el hombre y el Anticristo.

Más allá de oponerse al papado, la visión de Wycliffe sobre las Escrituras le llevó a rechazar doctrinas como la transubstanciación, que sostiene que las sustancias de la Eucaristía se transforman en el cuerpo y la sangre reales de Cristo. Wycliffe no encontró ninguna evidencia bíblica que respaldara la visión católica y argumentó que era una invención del siglo XIII. Aunque sostenía que el cuerpo y la sangre de Cristo estaban de alguna manera espiritualmente presentes en la Cena del Señor, Wycliffe rechazaba rotundamente la transubstanciación.

Su alta consideración de las Escrituras también llevó a Wycliffe a traducir la Biblia; a través de su trabajo de traducción y la predicación itinerante de sus seguidores, Wycliffe tuvo una influencia amplia y duradera. Wycliffe creía que la Biblia era la autoridad definitiva en materia de doctrina y práctica, y creía que todo el mundo debía leerla, incluidos los ingleses comunes. En la época de Wycliffe, la Vulgata latina era la principal Biblia disponible, y los únicos ejemplares se conservaban en las iglesias. Incluso si podían acceder a una Biblia, los ingleses comunes no sabían leer latín y se veían obligados a depender del sacerdote local para que les explicara lo que decía la Biblia. Wycliffe vio la injusticia de esto y abogó por una traducción al inglés: "Los ingleses aprenden mejor la ley de Cristo en inglés. Moisés escuchó la ley de Dios en su propia lengua, al igual que los apóstoles de Cristo".

A partir de 1380, Wycliffe supervisó el trabajo de traducción de las Escrituras del latín al inglés medio. Todas las copias eran manuscritas, ya que aún no se había inventado la imprenta. El grupo de Wycliffe realizó dos traducciones, una más idiomática que la otra, para atraer a un público con diferentes niveles de lectura. Aunque Wycliffe no vivió para ver el producto final, fue su pasión por las Escrituras lo que llevó el proyecto a buen término. El mundo tuvo su primera traducción al inglés de la Biblia.

La pérdida del monopolio de las Escrituras fue motivo de gran preocupación para Roma. La Iglesia católica condenó la Biblia de Wycliffe. Cualquiera que fuera sorprendido leyéndola era objeto de fuertes multas. A medida que aumentaba la persecución, algunos de los partidarios de Wycliffe fueron quemados en la hoguera con la Biblia de Wycliffe colgada al cuello. Pero la Palabra se había difundido y la gente podía leer por sí misma lo que Dios había dicho. La gente de la Edad Media se interesó más por la Biblia y aumentó la alfabetización.

Cuando Wycliffe murió en 1384, sus enseñanzas no murieron con él. Los discípulos de Wycliffe, llamados despectivamente lollardos (que significa "murmuradores"), continuaron con su labor. De hecho, las ideas de Wycliffe se extendieron hasta Bohemia (en la actual República Checa), donde un sacerdote llamado Juan Hus las aplicó. Hus continuó difundiendo la reforma en Europa hasta que fue martirizado por sus creencias en 1415. El continuo crecimiento del lollardismo y una fallida rebelión lollarda en 1414 dieron lugar a la condena póstuma de Wycliffe en el Concilio de Constanza en 1415. El concilio, que también quemó a Hus, condenó a Wycliffe por 260 cargos diferentes. Luego, en 1428, los restos de Wycliffe fueron exhumados, sus huesos quemados y sus cenizas esparcidas en un río cercano.

El impacto de Wycliffe no se pudo destruir. Un historiador observó que, al igual que las cenizas de Wycliffe fueron arrojadas al río Swift y finalmente se esparcieron por el océano, sus enseñanzas se extendieron por todo el mundo. John Wycliffe, la Estrella de la Mañana de la Reforma, iluminó el camino para que muchos otros creyentes lo siguieran.