Pregunta

¿Cuál es el significado de Jaffa en la Biblia?

Respuesta
Jaffa, conocida en tiempos bíblicos como Jope, es una ciudad portuaria del mar Mediterráneo en Israel, situada a unos 55 kilómetros al noroeste de Jerusalén. Hoy forma parte de la moderna ciudad de Tel Aviv. El nombre hebreo Yafo significa "hermosa". La ciudad se menciona varias veces en las Escrituras y fue escenario de diversos acontecimientos bíblicos significativos.

Jope aparece por primera vez en Josué 19:46, durante la distribución de la Tierra Prometida. El territorio asignado a la tribu de Dan incluía esta ciudad costera, pero los danitas no lograron desalojar completamente a sus habitantes (Josué 19:47). No fue hasta los reinados de David y Salomón que Jaffa pasó a formar parte firme del territorio de Israel.

Durante el reinado de Salomón, Jaffa se convirtió en un puerto clave. Cuando el rey comenzó la construcción del templo y su palacio, el rey Hiram de Tiro envió los troncos de cedro del Líbano por mar hasta Jaffa (1 Reyes 5:6; 2 Crónicas 2:16). Siglos más tarde, cuando los israelitas regresaron del exilio babilónico, se repitió el mismo proceso: la madera para reconstruir el templo fue enviada "por mar a Jope" (Esdras 3:7).

Jaffa también figura en el relato del profeta Jonás. Al huir del mandato del Señor de ir a predicar a Nínive, Jonás bajó a Jope y encontró allí un barco con rumbo a Tarsis (Jonás 1:3). Su intento de escapar "de la presencia del Señor" terminó con su captura por una tormenta y un gran pez, mediante los cuales Dios lo redirigió hacia Su voluntad (Jonás 1:15–17).

En el Nuevo Testamento, Jaffa vuelve a ocupar un lugar importante. El apóstol Pedro pasó allí un tiempo considerable (Hechos 9:43). Mientras Pedro estaba en Lida, los creyentes de Jaffa le pidieron que acudiera a causa de la muerte de Tabita (también llamada Dorcas), una mujer cristiana muy estimada (Hechos 9:36–38). Pedro oró por ella y dijo: "Tabita, levántate". Ella abrió los ojos y se incorporó (Hechos 9:40). Este milagro llevó a muchos en Jaffa a creer en el Señor (Hechos 9:41–42).

Mientras se hospedaba en casa de Simón el curtidor, también en Jaffa, Pedro tuvo una visión celestial en la que vio descender un lienzo lleno de animales de toda clase. Una voz le dijo: "Levántate, Pedro, mata y come". Pedro respondió que nunca había comido nada impuro, pero el Señor le dijo: "Lo que Dios ha limpiado, no lo llames tú impuro" (Hechos 10:10–15). A través de esta visión, Dios mostró que las leyes dietéticas mosaicas habían sido cumplidas en Cristo y que la salvación ahora se extendía también a los gentiles. Poco después, Pedro fue enviado a Cesarea, donde compartió el evangelio con Cornelio, un centurión romano, quien creyó y fue bautizado (Hechos 10:34–48). Cuando Pedro relató esto a los creyentes en Jerusalén, ellos se maravillaron de que "también a los gentiles ha concedido Dios el arrepentimiento que conduce a la vida" (Hechos 11:18).

A lo largo de las Escrituras, Jaffa se presenta como una ciudad de transición y propósito divino: un puerto que conectaba a Israel con las naciones, un punto de partida para la obediencia (como en el caso de Pedro) o la desobediencia (como en el caso de Jonás). En todas sus menciones, la historia de Jaffa refleja el poder de Dios para dirigir los destinos de Su pueblo y cumplir Sus propósitos redentores.