Pregunta

¿Por qué predicó Isaías desnudo (Isaías 20:1-4)?

Respuesta
Isaías 20 es uno de los capítulos más cortos de la Biblia, y también es particularmente notable por la extrañeza de que Dios le diga a Isaías que se desnude mientras profetiza sobre Egipto y Etiopía (Cus). Pero, ¿por qué Isaías predicó desnudo (Isaías 20:1-4)?

Las profecías de Isaías no solo se referían al juicio y la restauración de la nación de Israel. Isaías también escribió sobre otras naciones, entre ellas Egipto. Isaías 19:1-15 describe la idolatría de Egipto y el juicio que vendría sobre ellos a manos de un rey poderoso (Isaías 19:4). Egipto había adorado a otros dioses y había seguido su propia sabiduría, pero incluso al juzgar esta maldad, Dios mostraría Su gracia y misericordia. Dios enviaría a Egipto un salvador (Isaías 19:20), y Egipto sería liberado. Egipto algún día conocería y adoraría al Señor (Isaías 19:21). Sí, el juicio vendría (Isaías 19:22), pero Dios finalmente salvaría y sanaría al pueblo.

En el año 711 a. C., Dios habló a través de Isaías (Isaías 20:1-2). Mientras que en la mayoría de las otras ocasiones Isaías simplemente transmitía un mensaje verbal, en este caso Dios le dijo a Isaías que proporcionara también una imagen visual: "Ve y quítate el cilicio de tus lomos, y desata las sandalias de tus pies" (Isaías 20:2, NBLA). Según Isaías 20:3, Isaías predicó desnudo, o al menos casi desnudo (es posible que llevara un taparrabos), y descalzo durante tres años como señal para Egipto y Cus (Etiopía). Estos pueblos serían llevados al cautiverio por Asiria, avergonzados y desnudos (Isaías 20:4). Los que dependían de Egipto (incluido Israel) ya no podían esperar la liberación de esa nación, sino que debían depender únicamente de Dios. El hecho de que Isaías predicara desnudo (o casi desnudo) ilustraba vívidamente que Egipto no iba a ser la fuente de la liberación de nadie. Servía para recordar a Israel que debía confiar en Dios. Era una señal para Egipto de que su orgullosa idolatría sería juzgada y que serían avergonzados. En el año 701 a. C., tal y como Isaías había profetizado, Egipto cayó ante Asiria en Elteca. El juicio había llegado, y con toda justicia. Sin embargo, Dios traería un salvador y una restauración futura.

La predicación de Isaías estando desnudo nos recuerda que Dios es paciente y misericordioso. Dios no tenía por qué advertir al pueblo de Egipto, pero les concedió tres años de advertencia para que las personas pudieran prepararse e incluso volverse al Señor. Además, Dios no tenía por qué mostrar a Israel otro ejemplo de cómo otras naciones no podían liberarlo, pero les enseñó esta lección una y otra vez. Dios quería que Israel confiara en Él y se apoyara en Él, no en otros pueblos.

También vemos la paciencia y la misericordia de Dios en nuestras propias vidas. Aunque el "ministerio" de Isaías de predicar desnudo no fue en nuestro tiempo, muestra que Dios se preocupa por la humanidad y ha utilizado diversos medios para comunicar Su mensaje. El medio definitivo de comunicación de Dios es Su Hijo, el Salvador en quien podemos confiar para nuestra liberación (Hebreos 1:1-2). Dios nos ha dejado claro Su amor y Su forma de liberación en Jesucristo (Juan 3:16), y no debería ser necesario que Isaías predicara desnudo para que lo entendiésemos y confiásemos en Él.