Pregunta
¿Qué significa que Isaac sembró en la tierra (Génesis 26:12)?
Respuesta
Durante una época de gran hambruna, Isaac, el hijo de Abraham, se mudó a Gerar, una zona del centro-sur de Canaán. A pesar de las condiciones de escasez en la tierra, Génesis 26:12-13 dice: "Isaac sembró en aquella tierra, y cosechó aquel año ciento por uno. Y el Señor lo bendijo. Isaac se enriqueció, y siguió engrandeciéndose hasta que llegó a ser muy poderoso" (NBLA).
"Isaac sembró en aquella tierra" se refiere a su plantación y cultivo. El verbo hebreo traducido como "sembró" en Génesis 26:12 significa "colocar o esparcir (semillas) en o sobre la tierra para su futuro crecimiento". Isaac es el único patriarca de Israel que se describe sembrando y cultivando grano. Su mies "ciento por uno" sugiere muy probablemente que Isaac recogió el máximo grano que podía esperar producir de los cultivos que había sembrado (cf. Mateo 13:8). En el Nuevo Testamento, la bendición centuplicada se muestra como el resultado de la fidelidad (Mateo 19:29) y la obediencia a la Palabra de Dios (Lucas 8:8). Pero, en el caso de Isaac, la bendición al ciento por uno parece estar vinculada únicamente a la promesa de Dios y a Su fidelidad.
La Biblia presenta a Isaac fuera de la comunión con Dios justo antes de recibir la bendición de Dios. Repitiendo el pecado de su padre, Abraham (cf. Génesis 12:10-20; 20:1-5), Isaac sucumbe al miedo y miente al rey Abimelec sobre la identidad de su esposa. Sin embargo, Dios es fiel en el cumplimiento de Sus promesas, incluso cuando nosotros fallamos (ver Hebreos 10:23; 2 Timoteo 2:13).
Probablemente, la sequía fue la causa de la hambruna que se describe en Génesis 26. Aun así, Isaac prueba gran abundancia y bendiciones, tal como Dios había prometido (ver Génesis 26:1-5). A lo largo del Antiguo Testamento, una buena mies reflejaba la bendición de Dios (Levítico 25:18-22; 26:3-510; Amós 9:13-14; Isaías 65:21-22; Zacarías 8:11-12). Por otro lado, una mala cosecha era señal de Su juicio (Levítico 26:18-20; Deuteronomio 28:15-16, 38-40; Isaías 5:10; 17:10-11; Jeremías 8:13; 12:13; Hageo 1:6, 10-11).
Gerar, donde Isaac sembró la tierra, era el hogar de los filisteos. El éxito y la prosperidad de Isaac son tan notables que hacen que los filisteos se mueran de envidia: "[Isaac] Adquirió tantos rebaños de ovejas y de cabras, manadas de ganado, y siervos, que los filisteos comenzaron a tenerle envidia. Así que los filisteos taparon con tierra todos los pozos de Isaac. Eran los pozos que habían cavado los siervos de su padre Abraham" (Génesis 26:14-15, NTV). Finalmente, Abimelec, rey de Gerar, ordena a Isaac que abandone el país (Génesis 26:16). Isaac pierde su testimonio y su bendición y recibe una reprimenda pública del rey pagano.
Isaac sembró en la tierra en un sentido literal y agrícola. Plantó semillas en la tierra y Dios lo bendijo con abundantes cosechas materiales. Génesis 26:12 destaca la ley de la siembra y la cosecha, tal y como opera en la naturaleza y según la voluntad soberana de Dios. En el Nuevo Testamento, la ley de la siembra y la cosecha es una realidad espiritual significativa del reino de Dios. Cuando se predica la Palabra de Dios, se "siembra en la tierra" en sentido figurado y espiritual. Se esparce sobre los oídos y los corazones de quienes oyen y escuchan. Los corazones de las personas son la tierra o el suelo. Cuando las buenas nuevas acerca de Jesucristo caen en tierra rica y receptiva, producen una cosecha de salvación cien veces mayor (ver Marcos 4:1-20; 4:26-29).
Los creyentes también pueden "sembrar en la tierra" mostrando bondad hacia los demás y haciendo lo que es correcto a los ojos de Dios: "Así que no nos cansemos de hacer el bien. A su debido tiempo, cosecharemos numerosas bendiciones si no nos damos por vencidos" (Gálatas 6:9, NTV; ver también Salmos 126:5-6). Podemos sembrar y cosechar bondad, o sembrar y cosechar maldad (Job 4:8; Proverbios 11:18; 22:8; Oseas 8:7). Podemos plantar "buenas semillas de justicia, y [levantar] una cosecha de amor", o cultivar "perversidad" y cosechar "una abundante cosecha de pecados" (Oseas 10:12-13, NTV).
El apóstol Pablo enseñó que cosechamos lo que plantamos: "Los que viven solo para satisfacer los deseos de su propia naturaleza pecaminosa cosecharán, de esa naturaleza, destrucción y muerte; pero los que viven para agradar al Espíritu, del Espíritu, cosecharán vida eterna" (Gálatas 6:7-8, NTV). Santiago escribe: "Y los que procuran la paz sembrarán semillas de paz y recogerán una cosecha de justicia" (Santiago 3:18, NTV).
Cuando Isaac sembró en la tierra, recibió bendiciones materiales del Señor, porque Dios fue fiel en cumplir Su promesa. Más tarde, mientras Isaac caminaba en obediencia fiel, Dios le dio bendiciones espirituales para que disfrutara (ver Génesis 26:23-35).
"Isaac sembró en aquella tierra" se refiere a su plantación y cultivo. El verbo hebreo traducido como "sembró" en Génesis 26:12 significa "colocar o esparcir (semillas) en o sobre la tierra para su futuro crecimiento". Isaac es el único patriarca de Israel que se describe sembrando y cultivando grano. Su mies "ciento por uno" sugiere muy probablemente que Isaac recogió el máximo grano que podía esperar producir de los cultivos que había sembrado (cf. Mateo 13:8). En el Nuevo Testamento, la bendición centuplicada se muestra como el resultado de la fidelidad (Mateo 19:29) y la obediencia a la Palabra de Dios (Lucas 8:8). Pero, en el caso de Isaac, la bendición al ciento por uno parece estar vinculada únicamente a la promesa de Dios y a Su fidelidad.
La Biblia presenta a Isaac fuera de la comunión con Dios justo antes de recibir la bendición de Dios. Repitiendo el pecado de su padre, Abraham (cf. Génesis 12:10-20; 20:1-5), Isaac sucumbe al miedo y miente al rey Abimelec sobre la identidad de su esposa. Sin embargo, Dios es fiel en el cumplimiento de Sus promesas, incluso cuando nosotros fallamos (ver Hebreos 10:23; 2 Timoteo 2:13).
Probablemente, la sequía fue la causa de la hambruna que se describe en Génesis 26. Aun así, Isaac prueba gran abundancia y bendiciones, tal como Dios había prometido (ver Génesis 26:1-5). A lo largo del Antiguo Testamento, una buena mies reflejaba la bendición de Dios (Levítico 25:18-22; 26:3-510; Amós 9:13-14; Isaías 65:21-22; Zacarías 8:11-12). Por otro lado, una mala cosecha era señal de Su juicio (Levítico 26:18-20; Deuteronomio 28:15-16, 38-40; Isaías 5:10; 17:10-11; Jeremías 8:13; 12:13; Hageo 1:6, 10-11).
Gerar, donde Isaac sembró la tierra, era el hogar de los filisteos. El éxito y la prosperidad de Isaac son tan notables que hacen que los filisteos se mueran de envidia: "[Isaac] Adquirió tantos rebaños de ovejas y de cabras, manadas de ganado, y siervos, que los filisteos comenzaron a tenerle envidia. Así que los filisteos taparon con tierra todos los pozos de Isaac. Eran los pozos que habían cavado los siervos de su padre Abraham" (Génesis 26:14-15, NTV). Finalmente, Abimelec, rey de Gerar, ordena a Isaac que abandone el país (Génesis 26:16). Isaac pierde su testimonio y su bendición y recibe una reprimenda pública del rey pagano.
Isaac sembró en la tierra en un sentido literal y agrícola. Plantó semillas en la tierra y Dios lo bendijo con abundantes cosechas materiales. Génesis 26:12 destaca la ley de la siembra y la cosecha, tal y como opera en la naturaleza y según la voluntad soberana de Dios. En el Nuevo Testamento, la ley de la siembra y la cosecha es una realidad espiritual significativa del reino de Dios. Cuando se predica la Palabra de Dios, se "siembra en la tierra" en sentido figurado y espiritual. Se esparce sobre los oídos y los corazones de quienes oyen y escuchan. Los corazones de las personas son la tierra o el suelo. Cuando las buenas nuevas acerca de Jesucristo caen en tierra rica y receptiva, producen una cosecha de salvación cien veces mayor (ver Marcos 4:1-20; 4:26-29).
Los creyentes también pueden "sembrar en la tierra" mostrando bondad hacia los demás y haciendo lo que es correcto a los ojos de Dios: "Así que no nos cansemos de hacer el bien. A su debido tiempo, cosecharemos numerosas bendiciones si no nos damos por vencidos" (Gálatas 6:9, NTV; ver también Salmos 126:5-6). Podemos sembrar y cosechar bondad, o sembrar y cosechar maldad (Job 4:8; Proverbios 11:18; 22:8; Oseas 8:7). Podemos plantar "buenas semillas de justicia, y [levantar] una cosecha de amor", o cultivar "perversidad" y cosechar "una abundante cosecha de pecados" (Oseas 10:12-13, NTV).
El apóstol Pablo enseñó que cosechamos lo que plantamos: "Los que viven solo para satisfacer los deseos de su propia naturaleza pecaminosa cosecharán, de esa naturaleza, destrucción y muerte; pero los que viven para agradar al Espíritu, del Espíritu, cosecharán vida eterna" (Gálatas 6:7-8, NTV). Santiago escribe: "Y los que procuran la paz sembrarán semillas de paz y recogerán una cosecha de justicia" (Santiago 3:18, NTV).
Cuando Isaac sembró en la tierra, recibió bendiciones materiales del Señor, porque Dios fue fiel en cumplir Su promesa. Más tarde, mientras Isaac caminaba en obediencia fiel, Dios le dio bendiciones espirituales para que disfrutara (ver Génesis 26:23-35).