Pregunta

¿Cuál es la importancia de la comunión cristiana?

Respuesta
Para entender la importancia de la comunión cristiana, primero debemos comprender qué es y qué no es. Las palabras griegas traducidas como "comunión" en el Nuevo Testamento significan, esencialmente, una asociación de beneficio mutuo entre los involucrados. La comunión cristiana, entonces, es la relación mutuamente beneficiosa entre creyentes, una relación que no se puede replicar con quienes están fuera de la fe.

El misterio y privilegio de la comunión cristiana es que existe porque Dios la ha hecho posible por Su gracia. Quienes creen en el evangelio están unidos en el Espíritu, por medio de Cristo, al Padre; y esa unidad es la base de la comunión. Jesús describió esta relación en Su oración sacerdotal por Sus seguidores: "La gloria que me diste les he dado, para que sean uno, así como Nosotros somos uno: Yo en ellos, y Tú en Mí, para que sean perfeccionados en unidad, para que el mundo sepa que Tú me enviaste, y que los amaste tal como me has amado a Mí" (Juan 17:22-23, NBLA). La "unidad perfeccionada" a la que Él se refiere es la unidad que los cristianos experimentan en la verdadera comunión: unidad entre nosotros, con Cristo y con el Padre. Así como el Padre está en Jesús, también Jesús está en nosotros, y tenemos unidad los unos con los otros debido a lo especial de esa relación (1 Juan 1:3).

Esta relación debe ser la base de la comunión cristiana. Podemos tener amistades y relaciones con no creyentes, pero la verdadera comunión cristiana solo puede ocurrir dentro del cuerpo de Cristo. Estamos unidos por creencias, propósitos y metas comunes. Nuestros corazones y pensamientos están orientados hacia lo eterno, porque seguimos a Jesucristo, quien dijo que Su reino no es de este mundo (Juan 18:36). Sabemos que somos extranjeros en esta tierra y anhelamos el día en que estemos en nuestro verdadero hogar: el cielo.

La importancia de la verdadera comunión cristiana es que refuerza estas verdades en nuestra mente y nos ayuda a enfocarnos en Cristo y en Sus deseos y propósitos para nosotros. Así como el hierro se afila con el hierro, en la verdadera comunión cristiana los creyentes afilan la fe de los demás y se motivan mutuamente a poner esa fe en acción mediante el amor y las buenas obras, todo para la gloria de Dios.