Pregunta

¿Quién era Hudson Taylor?

Respuesta
James Hudson Taylor (1832–1905) fue un misionero pionero en China y el fundador de la Misión al Interior de China (China Inland Mission, CIM). Fue un hombre profundamente comprometido con la fe y la dependencia total de Dios, conocido por su visión, su entrega y sus métodos misioneros innovadores, que en su época resultaron muy controvertidos.

Taylor nació en Inglaterra en el seno de una familia piadosa. Sus padres oraban fervientemente para que algún día su hijo sirviera como misionero en China. Durante su adolescencia, Hudson experimentó una conversión personal y comenzó a prepararse para su llamado misionero. Estudió medicina básica, aprendió mandarín y se dedicó intensamente al estudio de la Biblia y la oración, disciplinas que marcarían su vida.

A los 21 años, Taylor zarpó rumbo a China. Al llegar, intentó predicar en los alrededores de Shanghái, vistiendo aún su abrigo negro y sus ropas inglesas, lo cual no le abrió muchas puertas entre los locales. Pronto tomó una decisión radical: adoptó la vestimenta y apariencia de los hombres chinos de la época, incluyendo la coleta y la frente afeitada. Esta medida—criticada por los misioneros occidentales—le permitió acercarse más al pueblo al que deseaba alcanzar. También cuestionó a los misioneros que pasaban gran parte del tiempo entre ingleses o diplomáticos, en lugar de predicar entre los chinos. Taylor, por su parte, decidió recorrer las aldeas del interior, repartiendo folletos y fragmentos de las Escrituras en chino.

Cuando la Sociedad de Evangelización de China, que originalmente lo apoyaba, dejó de poder pagarle, Taylor resolvió vivir por fe, confiando únicamente en Dios para suplir sus necesidades. Más tarde se casó con una compañera misionera y ambos sirvieron en Ningbo, donde pastorearon una pequeña iglesia y administraron un hospital misionero. Sin embargo, su frágil salud lo obligó a regresar temporalmente a Inglaterra en 1861.

Durante su estancia en Inglaterra, Hudson Taylor no dejó de promover la obra misionera. Mantuvo una intensa agenda de conferencias en el Reino Unido y en Estados Unidos, trabajó en la traducción de la Biblia al chino y continuó sus estudios de medicina. En 1865, fundó la Misión al Interior de China, con el propósito de llevar el Evangelio a las provincias más remotas y no alcanzadas. Los misioneros de la CIM adoptaban la vestimenta china y no recibían salario fijo, dependiendo únicamente de la provisión de Dios. Este modelo, que se conoció como "misiones de fe", fue revolucionario para su tiempo. Taylor buscó reclutar veinticuatro nuevos misioneros, un número impresionante para la época.

De regreso en China, Hudson Taylor dedicó su vida a proveer atención médica, evangelizar y entrenar a nuevos misioneros. Alternó sus años entre China y el mundo occidental, promoviendo la causa misionera y reclutando obreros. Para 1876, los misioneros de la CIM representaban aproximadamente el 20 % de todos los misioneros en China. En 1887, aceptó a 102 nuevos misioneros, y tomó la audaz decisión de enviar mujeres solteras a predicar al interior del país, algo sin precedentes en ese tiempo. Bajo su liderazgo, la CIM llegó a proporcionar más de la mitad de los misioneros cristianos en China.

Su incansable ritmo de trabajo afectó profundamente su salud y su familia. En 1900, murieron su esposa y cuatro de sus ocho hijos, y él mismo sufrió un grave colapso físico y emocional. De vuelta en Inglaterra, continuó alentando la visión misionera hasta que en 1904 renunció a la dirección de la CIM y emprendió su undécimo y último viaje a China, donde falleció y fue enterrado. Gracias a su legado, miles de misioneros fueron enviados a China, y su influencia perdura hasta hoy. Tras la revolución comunista de 1949, la CIM se reorganizó como la OMF (Overseas Missionary Fellowship), extendiendo su labor a otros países de Asia.

Las siguientes frases reflejan el corazón de fe y entrega de Hudson Taylor:

"Todos los gigantes de Dios han sido hombres débiles que hicieron grandes cosas para Dios porque confiaron en que Él estaba con ellos".

"Depende de esto: la obra de Dios, hecha a la manera de Dios, nunca carecerá del suministro de Dios. Él es demasiado sabio para frustrar Sus propósitos por falta de recursos, y puede proveerlos tanto antes como después, aunque prefiere hacerlo de antemano".

"No importa cuán grande sea la presión; lo que realmente importa es dónde se encuentra esa presión: si se interpone entre tú y Dios, o si te acerca más a Su corazón".

"La Gran Comisión no es una opción que debamos considerar; es un mandato que debemos obedecer".

"Las inconsistencias de los cristianos—que dicen creer en la Biblia, pero viven como si no existiera—fueron el argumento más fuerte de mis amigos escépticos".

"Si tuviera mil libras, las daría por China; si tuviera mil vidas, las entregaría por China. ¡No China, sino Cristo! ¿Podemos hacer demasiado por Él? ¿Podemos hacer lo suficiente por un Salvador tan precioso?".