Pregunta
¿Qué significa "Bienaventurados los humildes"?
Respuesta
En el Sermón del Monte, Jesús comienza con una serie de afirmaciones conocidas como las Bienaventuranzas. La tercera Bienaventuranza es "Bienaventurados los humildes, pues ellos heredarán la tierra" (Mateo 5:5). Las palabras de Jesús reflejan el Salmo 37:11, que dice: "Pero los humildes poseerán la tierra y se deleitarán en abundante prosperidad". ¿Qué significa que los humildes son "bienaventurados"?
En primer lugar, debemos entender lo que significa ser bienaventurado. La palabra griega traducida como "bienaventurado" en este versículo también puede traducirse como "feliz". La idea es que una persona tendrá gozo si es humilde. La bienaventuranza es desde la perspectiva de Dios, no desde la nuestra. Es una prosperidad espiritual, no necesariamente una felicidad terrenal.
Además, debemos entender lo que significa "humilde". La palabra griega traducida como "humilde" es praeis y se refiere a la dulzura, la gentileza de espíritu o la modestia. Otras formas de esta palabra griega se utilizan en otros pasajes del Nuevo Testamento, como en Santiago 1:21 y Santiago 3:13. La humildad es la sumisión hacia Dios y hacia los demás. Es tener el derecho o el poder de hacer algo, pero abstenerse de hacerlo por el bien de otra persona. Pablo nos exhortó a ser humildes cuando nos dijo: "vivan de una manera digna de la vocación con que han sido llamados. Que vivan con toda humildad y mansedumbre, con paciencia, soportándose unos a otros en amor" (Efesios 4:1-2).
La humildad imita la humillación de Jesucristo. Como dice Filipenses 2:6-8: "[Jesús], el cual, aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse, sino que se despojó a Sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres. Y hallándose en forma de hombre, se humilló Él mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz". Al ser "de naturaleza divina", Jesús tenía derecho a hacer lo que quisiera, pero, por nosotros, se sometió a "la muerte en una cruz". Eso es lo máximo en humildad.
La humildad también fue demostrada por líderes piadosos en el Antiguo Testamento. Números 12:3 dice que Moisés "era un hombre muy humilde, más que cualquier otro hombre sobre la superficie de la tierra" (NBLA).
Los creyentes están llamados a compartir el mensaje del evangelio con gentileza y humildad. Primera de Pedro 3:15 nos instruye: "estando siempre preparados para presentar defensa ante todo el que les demande razón de la esperanza que hay en ustedes. Pero háganlo con mansedumbre y reverencia". La versión NTV traduce aquí la palabra "humildad" como "mansedumbre".
Alguien que conoce a Cristo como su Salvador personal crecerá en humildad. Puede parecer contradictorio, pero la promesa de Jesús se mantiene: una persona humilde será feliz o bendecida. Vivir con humildad y estar dispuesto a renunciar a los propios derechos en beneficio de otra persona es un ejemplo de la actitud de Jesucristo. La humildad también nos ayuda a compartir más eficazmente el mensaje del evangelio con los demás. Luchar por el poder y el prestigio no es el camino hacia la bendición. La humildad sí lo es.
En primer lugar, debemos entender lo que significa ser bienaventurado. La palabra griega traducida como "bienaventurado" en este versículo también puede traducirse como "feliz". La idea es que una persona tendrá gozo si es humilde. La bienaventuranza es desde la perspectiva de Dios, no desde la nuestra. Es una prosperidad espiritual, no necesariamente una felicidad terrenal.
Además, debemos entender lo que significa "humilde". La palabra griega traducida como "humilde" es praeis y se refiere a la dulzura, la gentileza de espíritu o la modestia. Otras formas de esta palabra griega se utilizan en otros pasajes del Nuevo Testamento, como en Santiago 1:21 y Santiago 3:13. La humildad es la sumisión hacia Dios y hacia los demás. Es tener el derecho o el poder de hacer algo, pero abstenerse de hacerlo por el bien de otra persona. Pablo nos exhortó a ser humildes cuando nos dijo: "vivan de una manera digna de la vocación con que han sido llamados. Que vivan con toda humildad y mansedumbre, con paciencia, soportándose unos a otros en amor" (Efesios 4:1-2).
La humildad imita la humillación de Jesucristo. Como dice Filipenses 2:6-8: "[Jesús], el cual, aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse, sino que se despojó a Sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres. Y hallándose en forma de hombre, se humilló Él mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz". Al ser "de naturaleza divina", Jesús tenía derecho a hacer lo que quisiera, pero, por nosotros, se sometió a "la muerte en una cruz". Eso es lo máximo en humildad.
La humildad también fue demostrada por líderes piadosos en el Antiguo Testamento. Números 12:3 dice que Moisés "era un hombre muy humilde, más que cualquier otro hombre sobre la superficie de la tierra" (NBLA).
Los creyentes están llamados a compartir el mensaje del evangelio con gentileza y humildad. Primera de Pedro 3:15 nos instruye: "estando siempre preparados para presentar defensa ante todo el que les demande razón de la esperanza que hay en ustedes. Pero háganlo con mansedumbre y reverencia". La versión NTV traduce aquí la palabra "humildad" como "mansedumbre".
Alguien que conoce a Cristo como su Salvador personal crecerá en humildad. Puede parecer contradictorio, pero la promesa de Jesús se mantiene: una persona humilde será feliz o bendecida. Vivir con humildad y estar dispuesto a renunciar a los propios derechos en beneficio de otra persona es un ejemplo de la actitud de Jesucristo. La humildad también nos ayuda a compartir más eficazmente el mensaje del evangelio con los demás. Luchar por el poder y el prestigio no es el camino hacia la bendición. La humildad sí lo es.