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Pregunta: "¿Qué dice la Biblia sobre la sátira y/o el sarcasmo?"

Respuesta:
El sarcasmo consiste en el uso de la ironía (decir una cosa queriendo decir otra) o de otros recursos retóricos de forma mordaz e hiriente. Hay una diferencia entre el sarcasmo y la sátira, aunque ambos están relacionados. La sátira es el uso de la ironía o el ridículo para exponer la estupidez, pero sin la "mordacidad" del sarcasmo. La sátira es más suave, mientras que el sarcasmo es más burlón y despectivo.

La pregunta es si la sátira o el sarcasmo son apropiados. Esto sería bastante fácil de resolver si no fuera porque Dios utiliza la sátira en varios pasajes de la Escritura. Por ejemplo, las palabras de Pablo en este pasaje:

"Ya estáis saciados, ya estáis ricos, sin nosotros reináis. ¡Y ojalá reinaseis, para que nosotros reinásemos también juntamente con vosotros! Porque según pienso, Dios nos ha exhibido a nosotros los apóstoles como postreros, como a sentenciados a muerte; pues hemos llegado a ser espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres. Nosotros somos insensatos por amor de Cristo, mas vosotros prudentes en Cristo; nosotros débiles, mas vosotros fuertes; vosotros honorables, mas nosotros despreciados. Hasta esta hora padecemos hambre, tenemos sed, estamos desnudos, somos abofeteados, y no tenemos morada fija. Nos fatigamos trabajando con nuestras propias manos; nos maldicen, y bendecimos; padecemos persecución, y la soportamos. Nos difaman, y rogamos; hemos venido a ser hasta ahora como la escoria del mundo, el desecho de todos" (1 Corintios 4:8-13).

¿Es irónico el lenguaje de Pablo aquí? Por supuesto. ¿Fue hiriente? Sí, intencionadamente. Sin embargo, como su intención era guiar a los testarudos corintios hacia la verdad, se puede considerar amoroso. De hecho, Pablo continuó este pasaje con: "No escribo esto para avergonzaros, sino para amonestaros como a hijos míos amados" (1 Corintios 4:14).

Los corintios no habrían considerado el lenguaje de Pablo como intencionadamente cruel. Por el contrario, habrían reconocido que Pablo estaba usando la retórica para dejar claro su punto de vista. Los corintios se sentían superiores a Pablo, juzgándolo. Así que los llama reyes espirituales y dice, irónicamente, que Dios considera a sus apóstoles "escoria" y "desechos".

El pasaje suena sarcástico. Dice una cosa y quiere decir otra de forma que los oyentes parecen tontos. Pero el método de Pablo no pretendía ser un insulto personal. El objetivo era captar la atención de los lectores y corregir una falsa forma de pensar. En otras palabras, las palabras de Pablo son satíricas, pero no sarcásticas. Son dichas con amor a los "hijos amados".

Otros pasajes de la Biblia en los que se utiliza la sátira son las burlas de Isaías a los que fabrican ídolos (Isaías 40:19-20), las burlas de Dios a Egipto (Jeremías 46:11) y las burlas de Elías a los profetas de Baal (1 Reyes 18:27). El propio Jesús utilizó la sátira en forma de hipérbole cuando dijo a sus oyentes que "sacaran la viga de su propio ojo" (Mateo 7:5).

Por lo tanto, podemos decir que la ironía está bien; la ironía es una figura retórica que puede llamar la atención y aclarar una situación. A veces, la ironía puede ser dolorosa porque la verdad resultante se convierte en una condena. La sátira, que utiliza la ironía para burlarse suavemente y provocar un cambio necesario, a veces puede ser apropiada; tenemos ejemplos de sátira en las Escrituras.

El sarcasmo, por el contrario, no es apropiado. El sarcasmo tiene en su esencia la intención de insultar o herir sin que haya un amor correspondiente o un deseo de bienestar. Más bien, el objetivo del sarcasmo es menospreciar a la víctima y enaltecer a quien lo dice. Jesús advirtió contra esas palabras duras y sin amor en Mateo 5:22. Nuestras palabras deben ser útiles y edificantes, incluso si son incómodas para el oyente.

Debemos decir la verdad con intención amorosa (Efesios 4:15), evitando "palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen" (Efesios 5:4). Debemos hablar de tal manera que el oyente entienda nuestra motivación. Y nunca debemos ser maliciosos o groseros. La ironía cuidadosamente expresada puede ser adecuada, mientras que el sarcasmo malicioso no lo es.

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