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Pregunta: "¿Qué dice la Biblia sobre la honestidad?"

Respuesta:
Honestidad es veracidad. Una persona honesta tiene el hábito de hacer declaraciones precisas y fiables sobre la vida, sobre sí misma, sobre los demás y sobre Dios. Una persona honesta se representa a sí misma tal como es y dice a los demás la verdad sobre sí misma. La honestidad no es "expresar todo lo que pasa por tu mente". Eso es transparencia, y una persona puede ser honesta sin ser transparente. Sin embargo, nadie puede ser permanentemente honesto sin un compromiso con la verdad. A veces, la honestidad herirá los sentimientos de alguien, pero eso no significa que se prefiera la deshonestidad.

Las Escrituras reprueban la deshonestidad. Dios no acepta a una persona que "practica el engaño" (Salmo 101:7), y Jeremías 9:5 dice de una sociedad malvada: "Y cada uno engaña a su compañero, y ninguno habla verdad; acostumbraron su lengua a hablar mentira, se ocupan de actuar perversamente". Hablar la verdad, o ser honesto, es una característica de una sana interacción humana.

Una persona que conoce la verdad, pero (por la razón que sea) dice otra cosa es un mentiroso. La Biblia enfatiza la importancia de hacer declaraciones verdaderas sobre Dios. Tergiversar a Dios a propósito es una grave ofensa. Un mentiroso se define, ante todo, como alguien que niega que Jesús es el Cristo (1 Juan 2:22). "Confiar en la mentira" equivale a olvidarse de Dios (Jeremías 13:25). Y los que dicen conocer a Dios pero lo contradicen, le agregan cosas a Sus palabras o se niegan a seguir o aceptar Sus mandatos también son llamados mentirosos (1 Juan 2:4; 5:10; Proverbios 30:6).

La honestidad como cualidad del carácter es una señal de la obra del Espíritu en el alma de una persona. Dios no puede mentir (Hebreos 6:18); por lo tanto, Su presencia en una persona da lugar a la veracidad. El pueblo de Dios es honesto.

Por naturaleza, el ser humano no es honesto (Salmo 116:11). La deshonestidad tiene recompensas mundanas: a menudo, mentir puede traer ganancias financieras, poder o satisfacción temporal. Pero las recompensas tienen un precio. La deshonestidad conduce a más y más maldad (Proverbios 17:4). Mentir para satisfacer los deseos mundanos acaba provocando la pérdida de todo lo que una persona tiene, incluida su vida. Los habitantes del infierno incluirán a "todos los mentirosos" (Apocalipsis 21:8). "¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?" (Marcos 8:36).

Aunque en ocasiones es tentador mentir, tergiversar o restar importancia a las verdades incómodas para evitar conflictos, la deshonestidad nunca es buena para las relaciones. Decir palabras deshonestas para evitar un conflicto es una adulación (Salmo 12:2). Una vez más, en ocasiones la honestidad herirá los sentimientos de los demás. Es inevitable. Recuerda las palabras de los sabios: "Fieles son las heridas del que ama; pero importunos los besos del que aborrece" (Proverbios 27:6). Un amigo está dispuesto a herir con la verdad; las palabras dulces, si son mentiras, son enemigas de nuestra alma.

Ahora bien, la honestidad siempre debe ir acompañada de la dulzura. Una persona honesta está motivada por el amor, no por la obsesión de difundir información precisa (Proverbios 19:22). Por encima de todo, la persona honesta se preocupa por decir la verdad sobre Dios y fomentar el crecimiento espiritual de otras personas (Efesios 4:29). Los que siguen a Jesús, la Verdad (Juan 14:6), hablarán la verdad en amor (Efesios 4:15).

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