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Pregunta: ¿Qué dice la Biblia sobre dar?

Respuesta:
¡La Biblia tiene mucho que decir sobre dar!

En primer lugar, Jesús declara que nuestra actitud hacia el dinero es indicativa del enfoque de nuestros corazones: "Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón" (Mateo 6:21). Es útil mirar nuestras diversas cuentas financieras y observar cómo gastamos nuestro dinero. Nuestro amor por Dios y su obra se mostrará en la forma en que damos nuestro dinero.

La Biblia ofrece algunos principios útiles que nos guían en cómo pensamos y cómo damos nuestro dinero:

1. Dios es dueño de todo y da sus cosas, incluido el dinero, a quien él elige. Considere el Salmo 24:1, "Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella, el mundo y los que en él habitan". También considere Proverbios 22:2, "El rico y el pobre tienen un lazo común: a ambos los hizo el Señor". La realidad es que todo lo que tenemos es de Dios. Él da conforme a sus propósitos y planes. La pregunta nunca debe ser "¿Cuánto de mi dinero debería dar?" sino "¿Cómo quiere Dios que use su dinero?"

2. Cómo gastamos y damos el dinero de Dios es un aspecto fundamental de la adoración. Colosenses 3:17 nos manda a hacer todo para la gloria de Dios, lo que sea que hagamos. Por tanto, cuando gastamos y damos nuestro dinero, debemos estar seguros de que lo que estamos haciendo glorifica e honra a Dios. Esto incluye nuestras donaciones caritativas a la iglesia y otros ministerios del evangelio. Pero también incluye lo que hacemos con todo el dinero que Dios nos confía.

3. Dar a la iglesia y al ministerio del evangelio es un mandato de Dios. 1 Corintios 16:1-2 se refiere a la necesidad de dar: "En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia. Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas". Dar consistentemente a la iglesia para el ministerio es una directiva de Dios para los cristianos.

4. Dar debe hacerse con consideración, sacrificio, generosidad y alegría. Debemos considerar cuidadosamente cuánto dar en función de nuestros ingresos (1 Corintios 16:2). En esta línea, 2 Corintios 9:6-7 dice: "Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará. Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre". Consideración, generosidad, libertad y alegría son todas parte del dar. Debemos ser "alegres" en nuestro dar. Es fácil ser alegre cuando cantamos alabanzas a Dios. Esta misma alegría debe estar presente en nuestro dar. Tenemos un ejemplo de dar con sacrificio en los macedonios, que dieron incluso en su "grande prueba de tribulación", " profunda pobreza", y "más allá de sus fuerzas" (2 Corintios 8:1-9).

En el Antiguo Testamento, se mandaba a los israelitas dar alrededor del 23 por ciento de sus ingresos anuales para apoyar a los levitas (Levítico 27:30), para financiar celebraciones como la Pascua (Deuteronomio 12:10-18), y para ayudar a los pobres (Deuteronomio 14:28-29). Estos mandamientos incluían dos diezmos (el dar el 10 por ciento) y un tercio de un diezmo. Dar era un requisito legal en la teocracia de Israel.

Además de su dar obligatorio, Dios dirigió a los israelitas a dar ofrendas "voluntarias". Deuteronomio 16:10 explica que debían dar una ofrenda "de la abundancia voluntaria de tu mano será lo que dieres, según Jehová tu Dios te hubiere bendecido". Esta directiva es la más similar al tipo de dar del Nuevo Testamento. Hoy no se requiere diezmo, pero nuestras ofrendas son más parecidas a una ofrenda voluntaria. Después de orar y considerar, damos como sentimos que Dios nos dirigiría. Los creyentes tienen libertad en esta área de adoración. A medida que el Señor nos prospera, debemos considerar dar más.

5. Nuestro dar debe hacerse en silencio. Jesús nos advirtió contra dar con alarde o de manera que llamaría la atención sobre nosotros mismos. Nos dijo: "Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha" (Mateo 6:3). Nuestro dar debe ser en secreto (versículo 4). Y tenemos la promesa de que "tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público" (versículo 4). La recompensa del Padre será seguramente mejor que los aplausos y elogios de los hombres.

6. Cuando damos para la gloria de Dios, sacrificadamente, generosamente y con alegría, Dios promete bendición. El que da generosamente también siega generosamente (2 Corintios 9:6). Proverbios 22:9 afirma: "El ojo misericordioso será bendito, porque dio de su pan al indigente". Y Jesús dice en Lucas 6:38: "Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir". En nuestro dar para la gloria de Dios, acumulamos tesoros en el cielo. No buscamos prosperidad terrenal y material, pero descansamos seguros de que Dios nos recompensará y bendecirá de alguna manera, algún día. Tal vez la bendición vendrá aquí en la tierra, pero definitivamente vendrá en gloria.

En Filipenses 4:18, Pablo describe los dones financieros de los filipenses a él como "olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios". La ayuda práctica de la iglesia al ministerio de Pablo fue notada por Dios y le agradó. Nosotros también podemos ser fieles administradores de los dones de Dios en nuestro dar.

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