Pregunta

¿Qué dice la Biblia sobre el autosacrificio / la actitud de abnegación?

Respuesta
El autosacrificio es uno de los grandes temas del Nuevo Testamento. Jesús lo ejemplificó en su vida. Aunque era Dios, no insistió en sus derechos divinos, sino que mostró un liderazgo servicial en todo lo que hizo (Filipenses 2:6–8). Les dijo a Sus discípulos: "Y el que entre ustedes quiera ser el primero, será su siervo; así como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar Su vida en rescate por muchos" (Mateo 20:27–28, NBLA).

A lo largo de los siglos, algunas personas han entendido el autosacrificio como formas extremas de castigo corporal que debemos sufrir para agradar a Dios. Algunas ramas del pseudo-cristianismo han promovido toda clase de privaciones y abusos físicos, como si el castigo autoinfligido pudiera reconciliarnos con Dios. Ciertos grupos de monjes y monjas han vivido en pobreza extrema, rechazado el matrimonio legítimo y tomado votos de silencio que no se encuentran en la Escritura. Esto es similar a las leyes hechas por hombres que Jesús rechazó (Marcos 7:7–9; Colosenses 2:8). No representan el tipo de autosacrificio que la Biblia exige.

Jesús aclaró el camino hacia una verdadera actitud de abnegación en Lucas 9:23, diciendo: "Si alguien quiere seguirme, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame" (NBLA). El autosacrificio que agrada al Señor es el resultado natural de haber tomado nuestra cruz para seguir a Jesús. Una cruz siempre representa muerte. Por eso, para tomar nuestra cruz, debemos estar dispuestos a morir a nosotros mismos, a nuestros planes y a nuestros derechos. Cuando crucificamos nuestro deseo carnal de ser dueños de nuestra vida, comenzamos a tomar decisiones basadas en lo que Jesús querría que hiciéramos (Gálatas 2:20; 5:24).

Los mandamientos más grandes requieren abnegación. El primero es amar a Dios con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerzas. El segundo es amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos (Mateo 22:36–40). No podemos cumplir ninguno de estos si seguimos exigiendo nuestro propio camino. Debemos sacrificar nuestros derechos y deseos para obedecer plenamente a Dios. El autosacrificio bíblico es estar dispuesto a dejar de lado nuestros deseos por el bien de los demás. Gálatas 5:13–14 dice: "Porque ustedes, hermanos, a libertad fueron llamados; solo que no usen la libertad como pretexto para la carne, sino sírvanse por amor los unos a los otros. Porque toda la ley en una palabra se cumple en el precepto: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo"" (NBLA).

Cuando limitamos voluntariamente nuestras libertades, dejamos de lado nuestros derechos y buscamos el bienestar de aquellos a quienes Dios nos ha llamado a servir, estamos siendo abnegados según la Biblia. El autosacrificio exige que muramos cada día a las pasiones de nuestra carne que se oponen a la voluntad de Dios para nuestra vida (Romanos 6:6–7; Gálatas 2:20). No lo hacemos para apaciguar a Dios o ganar Su favor. Ya lo tenemos por Jesús (2 Corintios 5:21; Efesios 1:4–7). Lo hacemos porque sabemos que agrada a nuestro Padre y porque queremos ser más semejantes a su Hijo (Romanos 8:29).