Pregunta

¿Por qué se le prometió a Abraham una tierra que pertenecía a otros (Génesis 12)?

Respuesta
En Génesis 12:1-3, el Señor le dice a Abraham: "Vete de tu tierra, de entre tus parientes y de la casa de tu padre, a la tierra que Yo te mostraré. Haré de ti una nación grande, y te bendeciré, engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendigan, y al que te maldiga, maldeciré. En ti serán benditas todas las familias de la tierra" (NBLA). Esta bendición incluía una tierra que, en el momento en que se hizo la promesa, pertenecía a otras personas.

Hay varias razones por las que esta transferencia de propiedad fue apropiada. Primero, "del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella, el mundo y los que en él habitan" (Salmo 24:1, NBLA). Como Creador de la tierra, Dios tiene el derecho de hacer con ella lo que le plazca. Puede quitar o dar tierras según el consejo de Su voluntad (Salmo 135:6).

La tierra prometida a Abraham formaba parte de la provisión de Dios para el pueblo judío. Después del éxodo de Egipto, los judíos recibieron la Tierra Prometida, lo que confirmó el poder de Dios para predecir el futuro y cumplir Sus promesas.

Segundo, la entrega de la tierra a los descendientes de Abraham fue, en parte, un juicio contra los cananeos pecadores. En Génesis 15:16, el Señor da un marco de tiempo para la transferencia de la tierra, así como una razón para ello: "En la cuarta generación ellos regresarán acá, porque hasta entonces no habrá llegado a su colmo la iniquidad de los amorreos" (NBLA). Esta declaración muestra claramente que Dios tenía un motivo para quitarles la tierra a los cananeos: su pecado. Al borde de la Tierra Prometida, Moisés les dijo a los hijos de Abraham: "Es a causa de la maldad de estas naciones que el Señor las expulsa de delante de ti" (Deuteronomio 9:4, NBLA). Abraham no heredó la tierra de inmediato, porque aún no era el momento del juicio. Con el tiempo, Dios les quitó la tierra a los idólatras y la entregó a Sus hijos.

Tercero, la prosperidad prometida a Abraham requería mucha tierra. En la época de Abraham, la prosperidad implicaba poseer tierra y tener mucho ganado. La promesa de Dios de hacerlo próspero prácticamente exigía concederle grandes extensiones de tierra.

Cuarto, la porción geográfica del pacto abrahámico sirvió como base histórica para el asentamiento eventual de Israel en esa tierra. Aunque había muchas naciones viviendo en Canaán cuando Israel cruzó el río Jordán, la promesa hecha a Abraham era la base de la reclamación de Israel sobre esa tierra. En Génesis 15:18–21, Dios definió aún más los límites de la tierra prometida a Abraham: "A tu descendencia he dado esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Éufrates: la tierra de los quenitas, los cenezeos, los cadmoneos, los hititas, los ferezeos, los refaítas, los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos" (NBLA).

Sí, Dios le prometió a Abraham una tierra que en ese momento pertenecía a otros. Las razones para esta transferencia incluyen la necesidad de castigar el pecado de los cananeos y la necesidad de que el pueblo escogido de Dios tuviera una tierra propia, que con el tiempo sería la cuna del Mesías.