Pregunta
¿Qué fue Nehustán?
Respuesta
La palabra Nehustán aparece una sola vez en la Biblia, en 2 Reyes 18:4: "[Ezequías] quitó los lugares altos, derribó los pilares sagrados y cortó la Asera. También hizo pedazos la serpiente de bronce que Moisés había hecho, porque hasta aquellos días los israelitas le quemaban incienso; y la llamaban Nehustán" (NBLA).
Este versículo remite a Números 21:6–9: "Y el Señor envió serpientes abrasadoras entre el pueblo, y mordieron al pueblo, y mucha gente de Israel murió. Entonces el pueblo vino a Moisés y dijo: "Hemos pecado, porque hemos hablado contra el Señor y contra ti; intercede con el Señor para que quite las serpientes de entre nosotros". Y Moisés intercedió por el pueblo. El Señor dijo a Moisés: "Hazte una serpiente abrasadora y ponla sobre un asta; y acontecerá que cuando todo el que sea mordido la mire, vivirá". Y Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso sobre el asta; y sucedía que cuando una serpiente mordía a alguien, y este miraba a la serpiente de bronce, vivía" (NBLA).
En el tiempo que pasó entre Moisés y Ezequías, los israelitas empezaron a adorar la "serpiente abrasadora" que Moisés había hecho de bronce. Aunque solo se menciona en el contexto de las reformas de Ezequías, la adoración al Nehustán pudo haberse extendido durante mucho tiempo antes. Aunque es comprensible que un objeto relacionado con una sanidad milagrosa llegara a ser venerado, eso constituía una clara desobediencia a los mandamientos de Dios (Éxodo 20:4–5). La serpiente de bronce fue un medio específico de liberación para aquella ocasión registrada en Números 21. No hay indicio de que Dios quisiera que se siguiera utilizando después.
Aunque no la llama "Nehustán", Jesús hace referencia a la serpiente de bronce en Juan 3:14: "Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que sea levantado el Hijo del Hombre" (NBLA). Así como cualquiera que era mordido por una serpiente podía ser sanado al mirar a la serpiente de bronce levantada por Moisés, hoy cualquiera puede mirar a Jesús, quien fue levantado en la cruz, para ser sanado espiritualmente, liberado y salvo.
Curiosamente, la palabra Nehustán parece significar simplemente "pedazo de bronce". Es posible que Ezequías le diera ese nombre para recordar al pueblo que no era más que un objeto de metal, sin ningún poder en sí mismo. Incluso en el episodio de Números 21, quien sanaba era Dios, no el Nehustán.
El Nehustán debe ser una poderosa advertencia para nosotros: incluso cosas buenas—y personas buenas—pueden convertirse en ídolos en nuestras vidas. Nuestra alabanza, adoración y devoción deben ser dirigidas solo a Dios. Nada más, por impresionante que haya sido su historia, es digno de ello.
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