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Pregunta

¿Por qué las mujeres musulmanas tienen que usar el hiyab?

Respuesta


La palabra hiyab significa "cortina" u "ocultar, obstruir" en árabe. También puede referirse al código de vestimenta islámico en general, en cuyo caso expresa el nivel de modestia que muestra una mujer musulmana. En la tradición islámica, las mujeres usan pañuelos (hiyab) que cubren su cabello y enmarcan su rostro como una señal de pudor cuando están en presencia de hombres que no son parientes cercanos. Dependiendo del país y del nivel de influencia islámica de la región, el uso de estos pañuelos y otras prendas holgadas, también llamadas hiyab, puede estar legalmente impuesto o considerarse una decisión personal.

Como código de vestimenta, el hiyab puede implicar desde un simple pañuelo en la cabeza hasta una cobertura total del cuerpo que solo deja al descubierto los ojos. Estas son algunas de las prendas que puede incluir el hiyab:

- El hiyab es un pañuelo cuadrado que cubre la cabeza y el cuello, pero deja la cara visible. Es el tipo más común en países occidentales.

- El shayla es un pañuelo largo y rectangular que cubre la cabeza, aunque a menudo deja libre el cuello y la cara.

- El khimar es una especie de capa larga que se envuelve en la cabeza y cae hasta la mitad de la espalda. Cubre la cabeza, el cuello y los hombros, pero no la cara.

- El chador es una capa larga que cubre todo el cuerpo de la mujer hasta los pies.

- El niqab cubre la boca y la nariz, pero deja los ojos al descubierto. Se usa junto con un khimar u otro tipo de pañuelo.

- El burka cubre completamente el rostro y el cuerpo, dejando solo una malla a la altura de los ojos para que la mujer pueda ver.

Todas estas formas de vestir se consideran hiyab, y en algunas culturas musulmanas son opcionales. Algunas mujeres musulmanas afirman que usar el hiyab ayuda a que los demás se concentren en su inteligencia y carácter, en lugar de juzgarlas por su apariencia, belleza o atractivo sexual. Según el sitio Al-Islam, que se presenta como parte del Ministerio de Asuntos Islámicos, Dotaciones, Da'wah y Orientación de Arabia Saudita, el propósito del hiyab es liberar a la mujer de las miradas lujuriosas de los hombres. El hiyab (y otras prendas holgadas) reduce la atención sobre el cuerpo femenino y la dirige al rostro.

Este pensamiento tiene cierta similitud con lo que dice 1 Pedro 3:3–4: "Que el adorno de ustedes no sea el externo: peinados ostentosos, joyas de oro o vestidos lujosos, sino que sea lo que procede de lo íntimo del corazón, con el adorno incorruptible de un espíritu tierno y sereno, lo cual es precioso delante de Dios" (NBLA). A la mujer musulmana se le enseña que su belleza está reservada solo para su esposo, por lo que muchas ven el uso del hiyab como una manera de honrarlo, además de expresar devoción religiosa.

Sin embargo, otras mujeres musulmanas devotas se oponen al uso obligatorio del hiyab, argumentando que tal imposición no aparece en ninguna parte del Corán. Aunque reconocen que se requiere modestia, sostienen que las interpretaciones más extremas de ciertos versículos coránicos presentan a la mujer como un objeto de deseo masculino. Rechazan esta visión condescendiente y afirman que el término hiyab en el Corán se refiere más bien a una "separación" o "barrera", no a un pañuelo en la cabeza. También señalan que ha sido el islam político y dictatorial el que impuso esta regla como forma de control sobre la población y, especialmente, de sometimiento hacia las mujeres. Cuando grupos extremistas islámicos toman el poder en una región, lo primero que suelen imponer es el uso obligatorio del hiyab. Por eso, algunas musulmanas ven el hiyab como un símbolo de la reputación del islam en cuanto a oprimir y silenciar a las mujeres.

Este debate sobre el hiyab ilustra la inutilidad de la religión cuando se trata de agradar a Dios. La religión siempre impone comportamientos externos a sus seguidores, usando el miedo o falsas esperanzas como motivación. En tiempos de Jesús, los líderes religiosos judíos imponían reglas externas y enseñaban que nadie podía conocer a Dios sin seguir esas reglas al pie de la letra (Mateo 15:9). Pero cuando Jesucristo vino, rompió con esas tradiciones humanas (Mateo 15:2) y cumplió la Ley divina por nosotros (Mateo 5:17; Gálatas 3:10–11, 24; Romanos 3:28). Ya sea que una mujer use hiyab o que un hombre rece cinco veces al día, nadie puede agradar a Dios excepto por medio de la fe en Su Hijo, Jesucristo (Juan 3:16–18; 14:6; 20:31; Romanos 3:20; 8:8).

La Palabra de Dios nos da orientación para vivir, pero buscamos la santidad porque queremos agradar a Dios, no para ser aceptados por Él. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo no son el Alá del islam (1 Corintios 8:5–6). En Su oración como Sumo Sacerdote, Jesús dijo: "Y esta es la vida eterna: que te conozcan a Ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado" (Juan 17:3, NBLA). Ser discípulos de Jesús (Lucas 9:23) significa desear obedecerle, aun reconociendo que somos incapaces de hacerlo por completo. La belleza del cristianismo está en la gracia (Efesios 2:8–9). El islam no puede ofrecer gracia. El hiyab no puede ofrecer gracia. Todas las buenas obras de cualquier religión son inútiles si no hay una nueva vida en Jesucristo, nuestro Señor (Romanos 10:9–10).

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