Pregunta
¿Quién era Kathryn Kuhlman?
Respuesta
Kathryn Johanna Kuhlman (1907–1976) fue una evangelista cristiana carismática reconocida por su ministerio de sanidad, el cual alcanzó una enorme influencia a finales de los años cuarenta y cincuenta. Durante la década de 1960, su ministerio se había expandido a nivel nacional e internacional, con un programa de televisión semanal titulado Creo en los milagros, servicios regulares en distintas ciudades y varios libros que se convirtieron en éxitos de venta. Aunque miles de personas aseguraban haber sido curadas milagrosamente durante sus reuniones, Kuhlman afirmaba que la curación divina era secundaria frente a su verdadero propósito: la transformación del alma y la salvación de las personas.
Kathryn Kuhlman nació el 9 de mayo de 1907, cerca de Concordia, Misuri. Fue la tercera de cuatro hijos de Joseph y Emma Kuhlman. En 1911, la familia se mudó a Concordia, donde su padre regentaba una caballeriza y servía como alcalde. Durante su adolescencia, Kathryn experimentó un profundo despertar espiritual mientras asistía a un servicio de avivamiento local. A los dieciséis años, en 1923, dejó la escuela secundaria para dedicarse por completo a la predicación, viajando junto a su hermana Myrtle y su cuñado Everett Parrott, un evangelista graduado del Instituto Bíblico Moody.
Con el tiempo, las tensiones en el matrimonio de los Parrott afectaron el trabajo conjunto, y Kathryn decidió emprender su propio ministerio. Viajó por Idaho, Utah y Colorado predicando el evangelio, hasta que en 1933 fundó el Kuhlman Revival Tabernacle en Denver, Colorado. Debido al rápido crecimiento de la congregación, se trasladó pronto a un lugar más amplio, el Denver Revival Tabernacle, desde donde también comenzó a transmitir sus servicios por radio.
En 1938, Kuhlman conoció al evangelista itinerante Burroughs Allen Waltrip, con quien se casó poco después. El hecho de que Waltrip se hubiera divorciado previamente causó controversia en la iglesia de Denver, y la pareja tuvo que marcharse. Intentaron dirigir una iglesia en Iowa, pero el ministerio no prosperó, y tras varios intentos fallidos de evangelizar juntos, se separaron. En 1944, luego de ocho años de matrimonio, Kathryn y Burroughs se divorciaron, y ella retomó su labor evangelística por cuenta propia.
Dos años después, en 1946, Kuhlman comenzó a dirigir una serie de reuniones de avivamiento en Franklin, Pensilvania. Durante esos encuentros, varios asistentes testificaron haber recibido sanidades milagrosas, lo que atrajo multitudes al Franklin Gospel Tabernacle. Su ministerio radial también creció rápidamente. En 1950, se trasladó a Pittsburgh, donde celebraba reuniones semanales en el auditorio de la Biblioteca Carnegie, con una audiencia tan numerosa que la prensa empezó a cubrir sus eventos, tanto con críticas como con elogios.
Revistas como Redbook publicaron reportajes que aumentaron su notoriedad y convirtieron a Kathryn Kuhlman en una figura pública conocida, aunque también generaron escepticismo entre algunos líderes religiosos y médicos. El doctor William Nolen, por ejemplo, publicó en 1974 el libro Healing: A Doctor in Search of a Miracle, en el que cuestionaba la autenticidad de algunas curaciones. No obstante, otros médicos respaldaron las afirmaciones de sanidades reales ocurridas en sus reuniones.
Aunque era identificada con el movimiento carismático, Kuhlman no pertenecía directamente al pentecostalismo tradicional y evitaba métodos sensacionalistas. Rara vez imponía las manos o usaba técnicas dramáticas. Ella aseguraba tener los dones de discernimiento y conocimiento, que le permitían identificar las enfermedades que Dios estaba sanando. En muchos de sus servicios, las personas caían al suelo, siendo "tocadas por el Espíritu" o "muertas en el Espíritu", mientras ella continuaba orando con serenidad y reverencia.
Con la expansión del movimiento carismático en los años sesenta, el ministerio de Kuhlman alcanzó su apogeo. Entre 1965 y 1975 viajó constantemente entre Pittsburgh y Los Ángeles, además de colaborar con la Asociación de Hombres de Negocios del Evangelio Completo. A pesar del reconocimiento que recibió, también se destacó por su generosidad. Fundó la Fundación Kathryn Kuhlman, que otorgaba becas y asistencia a personas necesitadas, y apoyó programas como Teen Challenge, dedicado a la rehabilitación de drogadictos, además de las misiones de la Alianza Cristiana y Misionera.
En 1970, Kuhlman viajó a Vietnam para expresar su apoyo a los soldados estadounidenses y ofrecerles aliento espiritual, por lo que recibió la Medalla de Honor de Vietnam, una de las más altas distinciones civiles del país. En 1972, la Universidad Oral Roberts le otorgó un doctorado honoris causa por su contribución al cristianismo contemporáneo.
A lo largo de su vida, Kathryn escribió nueve libros, de los cuales tres se convirtieron en bestsellers: Creo en los milagros (1968), Dios puede hacerlo de nuevo (1969) y Nada es imposible para Dios (1974). Además, produjo cientos de programas de televisión y miles de transmisiones radiales, extendiendo su mensaje a millones de personas alrededor del mundo.
En sus últimos años, Kuhlman enfrentó controversias y demandas legales relacionadas con la administración de su ministerio. Su asistente personal la demandó por cuestiones salariales y contractuales, y varios medios, como The Los Angeles Times, The New York Times y la revista People, publicaron reportajes críticos. A pesar de las dificultades, quienes la conocieron la describen como una mujer profundamente espiritual, sensible y entregada a Dios.
Kathryn Kuhlman falleció el 20 de febrero de 1976 en Tulsa, Oklahoma, tras una operación a corazón abierto. Fue sepultada en el cementerio Forest Lawn, en Glendale, California. Su funeral fue oficiado por Oral Roberts, quien destacó su fe inquebrantable y su vida dedicada a servir a Dios.
El legado de Kathryn Kuhlman continúa vivo a través de sus libros, grabaciones y del testimonio de innumerables personas que aseguraron haber sido transformadas por su ministerio. Aunque algunos la consideraron una figura controvertida, pocos dudan de que fue una mujer que amó profundamente a Jesús y consagró su vida a proclamar Su poder y Su gracia.
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