Pregunta
¿Cómo podemos aprender a confiar en Dios como el profeta Habacuc (Habacuc 3:17-19)?
Respuesta
A pesar de las preguntas que tenía el profeta Habacuc acerca del mal que ocurría en su tiempo, concluye su mensaje con palabras positivas de alabanza. Habacuc expresa su fe en Dios mediante un himno: "Aunque la higuera no eche brotes, ni haya fruto en las viñas; aunque falte el producto del olivo, y los campos no produzcan alimento; aunque falten las ovejas del redil, y no haya vacas en los establos, con todo yo me alegraré en el Señor, me regocijaré en el Dios de mi salvación. El Señor Dios es mi fortaleza; Él ha hecho mis pies como los de las ciervas, y por las alturas me hace caminar" (Habacuc 3:17-19, NBLA).
¿Cómo podemos aprender a confiar en Dios de esa manera? Un análisis más detallado de estos versículos revela algunos conceptos que nos ayudan a confiar más en Él.
En primer lugar, Habacuc se compromete a alabar a Dios sin importar las circunstancias externas. El comienzo de su himno describe una catástrofe: 1) la higuera no da fruto, 2) no crecen uvas en las vides, 3) se pierde la cosecha del olivo, 4) no hay producción agrícola, 5) no hay ovejas en el redil, y 6) no hay ganado en los establos. Después de este sombrío panorama, el profeta declara: "con todo yo me alegraré en el Señor".
La alegría de Habacuc no dependía de las bendiciones materiales. Aunque llegara a sufrir una pérdida extrema, estaba decidido a alabar a Dios. Habacuc recordaba la bondad de Dios en el pasado y llegaba a la conclusión de que Él era digno de alabanza. Tal vez el profeta se quedara sin olivos ni uvas, pero nunca estaría sin Dios.
En segundo lugar, Habacuc alaba a Dios específicamente por la salvación: "me regocijaré en el Dios de mi salvación". Dios no solo puede salvar; Dios es salvación. Curiosamente, el título "Dios de mi salvación" aparece siete veces en el Antiguo Testamento. Cinco de esas veces están en los Salmos (18:26; 25:5; 27:9; 51:14; 88:1), una en Habacuc y otra en Miqueas 7:7.
En tercer lugar, Habacuc reconoce al Señor como su fuerza: "El Señor Dios es mi fortaleza". Esta declaración es el eje central del himno de Habacuc. El tema se vuelve evidente cuando se analiza la estructura literaria del pasaje:
A1 "yo me alegraré"
A2 "me regocijaré"
X "El Señor Dios es mi fortaleza"
B1 "Él ha hecho"
B2 "Él me hace caminar"
Después de dos afirmaciones de decisión personal por parte del profeta, vienen dos declaraciones de lo que Dios hará por él. En el centro, encontramos: "El Señor Dios es mi fortaleza".
La certeza del poder presente de Dios llevó a Habacuc a confiar en Él incluso en los momentos más difíciles. Como Habacuc, podemos elegir alabar a Dios aun frente a la desolación. Como Habacuc, podemos alabar a Dios por la salvación que nos ofrece en Jesucristo. Y al ver a Dios como nuestra fuente de fuerza, también nosotros, como Habacuc, podemos confiar en Sus promesas.
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¿Cómo podemos aprender a confiar en Dios como el profeta Habacuc (Habacuc 3:17-19)?
