Pregunta
¿Cómo podemos encomendar nuestras obras al Señor para que nuestros propósitos se afiancen (Proverbios 16:3)?
Respuesta
Proverbios 16:3 dice: "Encomienda tus obras al Señor, y tus propósitos se afianzarán" (NBLA). Este maravilloso versículo habla de nuestra responsabilidad de servir a Dios y del resultado de cumplir fielmente con nuestro deber.
El primer verbo, encomendar, es una palabra que, en hebreo, significa literalmente "rodar". Otros pasajes, como Génesis 29:3 y Salmos 22:8-9, también utilizan la idea de "rodar" algo hacia el Señor. La idea es que entregamos algo completamente a Dios, dependiendo de Él. Cuando "encomendamos" nuestro trabajo al Señor, le ofrecemos completamente todo lo que hacemos.
La sintaxis hebrea también revela la idea de que encomendamos nuestro trabajo al Señor para que nuestros planes se cumplan. Debemos hacer la primera parte si esperamos que Dios cumpla la segunda.
Si dependemos completamente de Dios en nuestro trabajo, Él "afianzará" nuestros propósitos. Es decir, Él "hará realidad" o "provocará" nuestros planes. Cuando dependemos de Él en nuestros esfuerzos, podemos esperar que Dios haga que nuestro trabajo dé fruto a Su manera y en Su tiempo. Parte de encomendar nuestras obras a Dios, por supuesto, es buscar y seguir Su voluntad; cuando nuestro trabajo se alinea con la voluntad de Dios, entonces el éxito vendrá.
Los proverbios, como forma literaria, comunican principios generales de la vida y no promesas exactas. En otras palabras, en general podemos esperar que Dios bendiga nuestro trabajo cuando actuamos de acuerdo con Sus caminos y dependemos de Él. Sin embargo, esto no significa que nunca perderemos un trabajo o tendremos problemas en lo que hacemos. En cambio, podemos esperar que Dios cumpla Su promesa de Romanos 8:28: "Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a Su propósito".
Este proverbio es similar en contexto al Salmo 1:1-3:
"¡Cuán bienaventurado es el hombre que no anda en el consejo de los impíos,
ni se detiene en el camino de los pecadores,
ni se sienta en la silla de los escarnecedores,
sino que en la ley del Señor está su deleite,
y en Su ley medita de día y de noche!
Será como árbol plantado junto a corrientes de agua,
que da su fruto a su tiempo
y su hoja no se marchita;
en todo lo que hace, prospera".
Cuando encomendamos nuestros caminos y nuestro trabajo al Señor, Él bendice nuestros esfuerzos según Su perfecta voluntad, más allá de nuestro entendimiento. Debemos servir al Señor fielmente y luego dejar los resultados en Sus manos. Aunque seguiremos enfrentando momentos difíciles, podemos confiar en que Dios está obrando para nuestro bien supremo —y el Suyo— a través de nuestros esfuerzos por complacerlo en nuestra vocación diaria.
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¿Cómo podemos encomendar nuestras obras al Señor para que nuestros propósitos se afiancen (Proverbios 16:3)?
