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Pregunta

¿Qué es la Declaración de Chicago sobre la Inerrancia Bíblica?

Respuesta


En octubre de 1978, el Consejo Internacional de Inerrancia Bíblica (ICBI - por sus siglas en inglés) patrocinó una conferencia en la que varios centenares de cristianos representantes de cuarenta y una iglesias y treinta y ocho denominaciones cristianas se reunieron para estudiar, orar y deliberar sobre una cuestión doctrinal esencial: la inerrancia de las Escrituras. Los delegados formularon la Declaración de Chicago sobre la Inerrancia Bíblica. Más de 300 evangélicos, entre ellos John F. MacArthur, J. I. Packer, Francis Schaeffer, R. C. Sproul y Josh D. McDowell, firmaron el documento.

La Declaración de Chicago sobre la Inerrancia Bíblica se redactó para abordar la inerrancia de las Escrituras, la doctrina según la cual la Biblia está libre de errores. La declaración incluye un prefacio, una breve declaración y diecinueve artículos, cada uno de los cuales afirma una postura y niega una falsedad respecto a la inerrancia. El prefacio establece que "la autoridad de las Escrituras es esencial para la Iglesia cristiana en esta y en todas las épocas". La breve declaración que sigue al prefacio esboza cinco puntos principales sobre la doctrina de la inerrancia y la importancia del tema. A continuación, los artículos detallan cuestiones como la inspiración divina a través de escritores humanos; la revelación progresiva; los manuscritos y las traducciones; la infalibilidad; la unidad de las Escrituras; el testimonio del Espíritu Santo sobre las Escrituras; la interpretación de las Escrituras; y la centralidad de la autoridad bíblica, la infalibilidad y la inerrancia para la fe cristiana, cuya confesión debe dar lugar a una vida cada vez más transformada a imagen de Cristo.

En primer lugar, se analiza la inspiración divina. Los redactores de la Declaración de Chicago sobre la Inerrancia Bíblica estuvieron de acuerdo en que la Sagrada Escritura es la Palabra autorizada de Dios porque está inspirada por Dios para revelarse a la humanidad. Si la Biblia no tuviera un origen divino, podría argumentarse que la Escritura recibe su autoridad de la Iglesia, la tradición o cualquier otra fuente humana. La Biblia está libre de errores porque es la Palabra inspirada de Dios. Además, afirma que las Escrituras son la comunicación de Dios con nosotros. Dios nos hizo a Su imagen y eligió relacionarse con nosotros utilizando nuestro lenguaje; no tenemos que preocuparnos de que el lenguaje sea inadecuado para la revelación divina. Tampoco tenemos que estar en un estado de conciencia elevado para recibir o comprender la Palabra.

La Declaración de Chicago sobre la Inerrancia Bíblica también analiza la fiabilidad del texto bíblico. Varios de los artículos confirman que la Biblia es verdadera y fiable en todos los asuntos que trata y que la Escritura muestra unidad y coherencia interna. Por lo tanto, podemos utilizar la Escritura para interpretar la Escritura. La Escritura también debe "interpretarse mediante la exégesis gramatical-histórica, teniendo en cuenta sus formas y recursos literarios". Cuando estudiamos la Escritura, debemos mantenerla en su contexto, comprender su significado original y no relativizar las verdades, basándonos en la comprensión humana o en la falta de ella. Dios proporciona además comprensión a través del Espíritu Santo. Cuando los creyentes leen la Biblia, el Espíritu Santo establece la verdad en el corazón y la mente de los creyentes y les recuerda lo que han leído y oído.

La Declaración de Chicago sobre la Inerrancia Bíblica es una descripción concisa y útil de los componentes de la doctrina de la inerrancia bíblica y su importancia para la vida cristiana. Quienes la firman sostienen que la creencia en la inerrancia bíblica no es necesaria para la salvación, pero advierten que dudar de la veracidad de la Biblia tiene graves consecuencias, tanto para el individuo como para la Iglesia en general.

La doctrina de la inerrancia bíblica es fundamental para todo creyente. Podemos confiar en lo que dice la Biblia. Podemos permitir que la Palabra de Dios nos enseñe, reprenda, corrija y forme en la justicia, de modo que estemos completamente equipados para toda buena obra (2 Timoteo 3:16-17). Si la Biblia es la Palabra inspirada de Dios, entonces es verdad. Si es verdad, debemos seguirla. Bienaventurados los que oyen la Palabra y la guardan (Lucas 11:28; Proverbios 19:16; Apocalipsis 1:3).

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