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Pregunta

¿Quién era David Brainerd?

Respuesta


David Brainerd (1718–1747) fue un misionero pionero que sirvió entre los nativos americanos durante el Primer Gran Despertar en Norteamérica. Es recordado principalmente por el notable relato de su vida publicado por Jonathan Edwards, destacado teólogo puritano y líder del avivamiento. El libro, que contiene el diario personal de Brainerd, tuvo una profunda influencia en generaciones posteriores de misioneros, como Thomas Coke, William Carey, David Livingstone y Jim Elliot.

David Brainerd nació en Haddam, Connecticut, en una familia agrícola asentada a orillas del río Connecticut. Sus padres, Hezekiah y Dorothy Brainerd, criaron a David y a sus ocho hermanos en el conocimiento de las Escrituras. Sin embargo, tanto su padre como su madre murieron antes de que David cumpliera los catorce años. El joven pasó el resto de su adolescencia bajo el cuidado de su hermana, dedicado al estudio y a su preparación para el ministerio. Su conversión genuina ocurrió el 12 de julio de 1739, cuando, a los veintiún años, entregó su vida a Jesucristo como Señor y Salvador.

Dos meses después, Brainerd ingresó en la Universidad de Yale. Durante sus años de estudio, comenzó a mostrar síntomas de tuberculosis, la enfermedad que finalmente le arrebataría la vida a los veintinueve años. También vivió una profunda renovación espiritual mientras asistía a reuniones de avivamiento dirigidas por George Whitefield, James Davenport y Gilbert Tennent. Aunque destacaba académicamente, los profesores de Yale desaprobaban el fervor religioso que acompañaba al movimiento del Gran Despertar. En una ocasión, Brainerd comentó que uno de sus tutores "no tenía más gracia que una silla", observación que llevó a su expulsión de la universidad.

Sin posibilidad de completar sus estudios formales, Brainerd buscó otra manera de prepararse para el ministerio. Se formó bajo la guía del pastor congregacional Joseph Bellamy y fue autorizado para predicar. En 1742, la Sociedad Presbiteriana de Escocia para la Propagación del Conocimiento Cristiano lo comisionó como misionero entre los nativos americanos, comenzando su labor en Stockbridge, Massachusetts. Más adelante, trabajó con comunidades indígenas en Nueva York, Pensilvania—en las bifurcaciones del río Delaware—y finalmente en Crossweeksung, Nueva Jersey. En junio de 1744, fue ordenado por el Presbiterio de Nueva York.

Brainerd era un hombre profundamente sensible y a menudo luchaba con la depresión y el aislamiento. Su tarea lo llevó a recorrer más de 3.000 millas a caballo, enfrentando condiciones extremas, enfermedades constantes y pocos frutos visibles. Sin embargo, su compromiso con el llamado de Dios fue inquebrantable. Sus mayores logros misioneros se produjeron en los dos últimos años de su vida, cuando ministró entre los indios delaware en Crossweeksung. Tras predicar el evangelio durante varias semanas, vio un notable despertar espiritual y el surgimiento de una congregación de más de cien nuevos creyentes. Brainerd dedicó sus últimas fuerzas a cuidar tanto las necesidades físicas como espirituales de esa comunidad.

En la primavera de 1747, la tuberculosis empeoró, y tuvo que abandonar su labor misionera. Se trasladó a la casa de Jonathan Edwards en Northampton, Massachusetts, con la esperanza de recuperarse. Allí fue atendido por Jerusha Edwards, hija del teólogo, con quien Brainerd se comprometió. Ella lo cuidó hasta su muerte, ocurrida en octubre de 1747.

Dos años después, Jonathan Edwards publicó "La Vida y diario de David Brainerd", obra basada en los escritos personales de su amigo. El libro se convirtió en un clásico de la literatura misionera cristiana y en una fuente de inspiración para incontables creyentes. En sus páginas se refleja la verdad de 2 Corintios 4:7, que muestra cómo Dios obra a través de "vasijas de barro" dispuestas a ser instrumentos de Su gracia. Aunque su vida fue corta y su ministerio breve, el legado de Brainerd perduró a través de quienes fueron motivados por su ejemplo de entrega total a Dios.

Entre las citas más memorables de su diario se encuentran:

"Mi alma anhela sentirse más peregrina y forastera aquí abajo; que nada me aparte de avanzar por el desierto solitario hasta llegar a la casa de mi Padre".

"¡Oh, si alguna vez llego al cielo, será porque Dios quiso, y nada más; pues nunca hice otra cosa por mí mismo sino alejarme de Él!".

"Lo he recibido todo de Dios; ¡oh, si pudiera devolvérselo todo a Dios! Él es infinitamente digno de mi más alto afecto y de mi más profunda adoración".

"Me conviene ser afligido para morir enteramente a este mundo y a todo lo que hay en él".

"Oh, un granero, un establo o cualquier rincón son deseables si Dios está allí".

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