Pregunta
¿Quiénes eran los amorreos?
Respuesta
Los amorreos eran una antigua nación mencionada con frecuencia en el Antiguo Testamento. Descendían de uno de los hijos de Canaán (Génesis 10:15–16). En las inscripciones antiguas también se les conoce como Amurra o Amurri. La "tierra de los amorreos" abarcaba Siria y Palestina, y algunas de las montañas del sur de Judea eran llamadas "región montañosa de los amorreos" (Deuteronomio 1:7, 19–20).
Dos reyes amorreos, Sehón y Og, fueron derrotados por los israelitas bajo el liderazgo de Moisés (Deuteronomio 31:4). Más adelante, en Josué 10:10, cinco reyes amorreos fueron vencidos por Israel, y la victoria fue completa en Josué 11:8. En tiempos del profeta Samuel hubo paz entre Israel y los amorreos (1 Samuel 7:14). Menos de un siglo después, el rey Salomón esclavizó a los amorreos que quedaban:
"A todo el pueblo que había quedado de los amorreos... que no eran de los israelitas, es decir, a sus descendientes que habían quedado en la tierra después de ellos, a quienes los israelitas no habían podido destruir completamente, Salomón les impuso leva de trabajo forzado hasta el día de hoy" (1 Reyes 9:20–21). Los amorreos se mencionan por última vez en Amós 2:10. Probablemente fueron exterminados o absorbidos por la cultura israelita.
Los amorreos eran conocidos como feroces guerreros durante su apogeo. Moisés se refirió a Og, rey de Basán, como un hombre de gran estatura, cuya cama medía unos cuatro metros de largo (Deuteronomio 3:11). A pesar de su número y poder militar, fueron destruidos por causa de su idolatría y su adoración a dioses falsos. La conquista de su tierra por Israel fue parte del juicio de Dios sobre su cultura pagana.
Podemos aprender dos lecciones principales de los amorreos:
En primer lugar, solo el Dios verdadero es digno de adoración. Los ídolos de los amorreos y los falsos dioses que representaban no podían competir con el Dios todopoderoso de Israel.
En segundo lugar, Dios siempre da a las naciones la oportunidad de arrepentirse antes del juicio (2 Pedro 3:9; Apocalipsis 2:20–21). Los amorreos tuvieron tiempo para abandonar su idolatría, pero despreciaron la paciencia y la bondad del Señor, negándose a cambiar (Romanos 2:4). Finalmente, el juicio de Dios cayó sobre ellos, y cualquiera que siga su ejemplo de rebelión sufrirá el mismo destino (Romanos 2:5; Mateo 10:28; Apocalipsis 2:22–23).
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