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Pregunta

¿Qué es el semi-Pelagianismo?

Respuesta


Pelagio fue un monje que vivió en el siglo IV y principios del V d.C. Su doctrina antibíblica del pelagianismo fue condenada por varios consejos de la iglesia, y él mismo fue excomulgado en el 418. El pelagianismo y el semi-pelagianismo más moderado todavía están haciendo sus rondas hoy en día mientras las personas, en diversos grados, intentan atribuir a sí mismos el mérito de su propia salvación y así mitigar el papel de la gracia de Dios.

Pelagio enseñó que los seres humanos nacen inocentes, sin la mancha del pecado original o heredado. Creía que Dios crea cada alma humana directamente y, por lo tanto, cada alma humana llega al mundo libre de pecado. No existe tal cosa como el pecado original, y la transgresión de Adán no resultó en una naturaleza pecaminosa transmitida a toda la humanidad. Esta idea es fundamental para el pelagianismo.

Pelagio también enfatizó la libertad de la voluntad humana, en contra de la gracia soberana de Dios. En esencia, enseñó que cuando pecamos, es el resultado de nuestra elección consciente del mal sobre el bien. Tenemos la capacidad y la libertad de elegir el bien. Seguir los mandamientos de Dios es cuestión de voluntad y no requiere un cambio sobrenatural de corazón. El pelagianismo es herético debido a que la Biblia claramente enseña que somos pecadores por naturaleza así como por elección (véase Romanos 7:25) y que la salvación es toda de gracia, aparte de las obras (2 Timoteo 1:9–10).

Tanto el pelagianismo como el semi-pelagianismo niegan la doctrina bíblica de la depravación total, que dice que cada parte del hombre, su mente, voluntad, emociones y carne han sido corrompidas por el pecado. Siendo totalmente depravado, la humanidad es incapaz de venir a Dios por su cuenta. La mente irregenerada es enemiga de Dios; "porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden” (Romanos 8:7). Somos, por naturaleza, enemigos de Dios (Romanos 5:10).

El semi-pelagianismo fue promulgado en el siglo V d.C. por Juan Casiano y algunos otros líderes de la iglesia en Francia. Tomó un enfoque intermedio sobre la depravación; somos depravados, pero no totalmente. El semi-pelagianismo acepta que la humanidad está manchada por el pecado, pero no en la medida en que no podamos cooperar con la gracia de Dios por nuestra cuenta. El semi-pelagianismo es, en esencia, depravación parcial en contraposición a la depravación total. Somos pecadores, pero aún podemos reconocer la verdad, cooperar con la gracia de Dios y optar por buscar a Cristo. Necesitamos la gracia de Dios para ser salvos, pero podemos dar el primer paso hacia Cristo por nuestra cuenta, aparte de la gracia.

Los mismos pasajes de las Escrituras que refutan el pelagianismo también refutan el semi-pelagianismo. Romanos 3:10–18 no describe a la humanidad como solo siendo “parcialmente” manchada por el pecado. La Biblia claramente enseña que, sin el “llamado” de Dios, somos incapaces de venir a Cristo: “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere” (Juan 6:44). Antes de que seamos salvados, somos completamente incapaces de cooperar con o incluso reconocer la gracia de Dios, por la simple razón de que estamos muertos en pecado: “Aún estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)” (Efesios 2:5). Cuando Jesús estaba en la tumba de Lázaro, lo llamó a la vida y lo facultó para venir. Jesús no esperó a que Lázaro diera el primer paso hacia la salida; la resurrección de Lázaro fue completamente e indiscutiblemente la obra de Cristo (Juan 11).

Al igual que el pelagianismo, el semi-pelagianismo resulta en un rechazo de la gracia de Dios en favor de la bondad innata del hombre, por pequeña que sea esa chispa de bondad. El semi-pelagianismo minimiza el empoderamiento y la iluminación sobrenatural de Dios. Niega que la gracia inmerecida de Dios sea necesaria para que comencemos el proceso de salvación. La Biblia dice que, desde la elección hasta la glorificación, la salvación es completamente la obra de Dios (Romanos 8:29–30). El semi-pelagianismo es antibíblico y debe ser rechazado.

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